San Juan sin humo
Aún son muchos los que no terminan de ‘entender’ las consecuencias de estas quemas.
Las autoridades han comenzado a difundir recordatorios a la ciudadanía respecto a que está vigente la Resolución 178 del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, que prohíbe desde 2014 el encendido de fogatas y juegos pirotécnicos del 22 al 24 de junio. Además, han conminado a los gobiernos subnacionales a realizar los controles necesarios para garantizar su cumplimiento.
No sobra recordar que el encendido de hogueras y de fuegos artificiales puede afectar el medio ambiente sobre todo si se encienden por miles y al mismo tiempo, tal como ocurría hasta hace no muchos años en varias ciudades del país la noche del 23 de junio. Al día siguiente, producto de esta quema indiscriminada, el cielo amanecía oscuro y maloliente, y las bajas temperaturas confirmaban que el 24 de junio era efectivamente el día más frío del año, pero no precisamente por la posición de la Tierra respecto al astro rey, sino por la polución y los gases contaminantes acumulados en la atmósfera, que impedían la llegada de los rayos solares en ciudades como La Paz o Cochabamba. Sombrío panorama que se traducía (y aún se traduce, pero en menor medida) en el incremento de enfermedades respiratorias y conjuntivitis entre los sectores más vulnerables de la población.
De igual manera la naturaleza sufría los azotes del desenfreno incendiario de San Juan, pues no eran pocos los que acostumbraban quemar no solo madera, sino también todo tipo de materiales, muchos de ellos tóxicos, como plásticos o llantas de goma. Esto sin contar los accidentes e incendios por el mal manejo de los juegos pirotécnicos. De hecho, decenas de niños, jóvenes y no tan jóvenes sufrían quemaduras de gravedad e incluso algunos perdieron más de un dedo por manipular incorrectamente petardos y matasuegras.
Por estas y otras razones, las autoridades locales y nacionales decidieron aprobar leyes municipales y resoluciones como la 178 con muy buenos resultados. Por ejemplo, el Gobierno Municipal de La Paz se propuso prohibir las quemas y los fuegos artificiales por primera vez en 2004, y ese año la contaminación se redujo en un 12% respecto a 2003. Ocho años más tarde, en 2012, la reducción ascendió al 68%. Pero en las últimas gestiones se registró un leve retroceso. Por caso, en 2016 la Alcaldía apagó 84 fogatas, 31 más que en 2015; y atendió 111 incendios, cuatro veces más respecto al año anterior.
Estos datos ponen en relieve que aún son muchos, en la sede de gobierno, que no terminan de “entender” las consecuencias de estas quemas y desenfrenos pirotécnicos, y lo propio ocurre en mayor o menor medida en el resto de las ciudades del país. De allí que aún sea necesario insistir en la necesidad de ejecutar controles, multas y campañas de concientización para garantizar un festejo sanjuanero sin contaminación.