La transición a la electromovilidad vista desde una fábrica
Un gran cambio en la actualidad es el rápido crecimiento de incipientes fabricantes chinos de autos eléctricos como BYD y SAIC.
Opinión
Tal vez Zwickau, una ciudad al este de Alemania, no sea tan famosa como Detroit, el reconocido centro estadounidense de fábricas de automóviles, pero su economía ha girado en torno a los motores de combustión interna desde que August Horch fundó aquí Audi a principios del siglo XX.
Por lo tanto, cuando Volkswagen anunció en 2018 que iba a modificar su fábrica en Zwickau, el principal empleador privado de la zona, para fabricar nada más que vehículos eléctricos, fue todo un acontecimiento.
“Mucha gente estaba escéptica”, afirmó Michael Fuchs, quien trabaja en la fábrica desde hace más de un cuarto de siglo. Se preguntaban: “¿Qué va a pasar?”, comentó.
Volkswagen cerró las líneas de ensamblado que producían en masa su popular modelo Golf y modificó la fábrica, la cual tiene su propia salida a la autopista, para fabricar seis modelos eléctricos. La planta remodelada puede producir un auto por minuto y enviarlos en tren.
Se trata de un caso atípico en el que una gran fábrica de autos pasa por completo de la combustión interna a la energía de las baterías, lo cual convierte a Zwickau en un caso de estudio de un gran problema que enfrenta la industria automotriz.
Los vehículos eléctricos tienen muchas menos partes que los de gasolina: no tienen radiadores, tubos de escape, tanques de combustible, correas de ventilador ni complicadas cajas de cambios. Como resultado, muchos trabajadores de la industria automotriz, ejecutivos y políticos han planteado la hipótesis de que estos autos necesitarían menos trabajadores, lo cual provocaría un desempleo masivo en las fábricas y ciudades de todo el mundo.
Zwickau, donde más de 10.000 personas trabajan para Volkswagen y decenas de miles más para proveedores, parece haber evitado esas consecuencias nefastas. El empleo no ha caído por un precipicio y los proveedores de piezas para vehículos de combustión no han tenido que declararse masivamente en bancarrota. Su experiencia ofrece algunas lecciones esperanzadoras para otros lugares que dependen de la industria automotriz.
Aun así, los habitantes de Zwickau, con su centro inmaculado pero aletargado, siguen preocupados.
Aunque la experiencia de Zwickau sugiere que la conversión a los vehículos eléctricos no llevará por sí sola a una miseria económica, esta y otras nuevas tecnologías están sacudiendo la industria de maneras que todavía podrían ser muy dolorosas para las empresas consolidadas y sus trabajadores.
Un gran cambio en la actualidad, ya visible en Alemania y el resto de Europa, es el rápido crecimiento de incipientes fabricantes chinos de autos eléctricos como BYD y SAIC, los cuales atraen a cada vez más clientes de rivales consagrados como Volkswagen, el segundo fabricante de automóviles más grande del mundo después de Toyota.
“La pregunta es: ¿cuánto cambiará la movilidad en general?”, cuestionó Thomas Knabel, quien dirige la sección en Zwickau de IG Metall, el sindicato que representa a los trabajadores de Volkswagen. “En el futuro, ¿seguirá presente Volkswagen?”.
El auto eléctrico más vendido en Europa es el vehículo utilitario deportivo (SUV, por su sigla en inglés) Modelo Y de Tesla, construido en una fábrica a unos 230 kilómetros al norte de Zwickau, cerca de Berlín. El año pasado, Volkswagen vendió menos de la mitad de su modelo SUV equivalente, el ID.4, según Schmidt Automotive Research.
Las decepcionantes ventas provocaron que Volkswagen recorte un turno en una de sus dos líneas de ensamblado de Zwickau, donde la empresa fabrica el ID.4, el ID.5, dos modelos de Audi y dos pequeños autos eléctricos. La decisión ilustró el inconveniente de apostar todo por los vehículos eléctricos. Otras automotrices consolidadas se han protegido de posibles pérdidas, produciendo vehículos eléctricos y autos de combustible en las mismas fábricas, lo cual les permite ajustarse a las fluctuaciones de las ventas.
“Es un proyecto mucho más ambicioso en comparación con todo lo que conozco acerca de Norteamérica”, comentó Ian Greer, profesor investigador de la Universidad de Cornell que ha estudiado la región cercana a Zwickau. “Volkswagen ha asumido un riesgo mucho mayor”.
Como la fábrica está funcionando por debajo de su capacidad, algunos habitantes de Zwickau se preguntan si los vehículos eléctricos de Volkswagen tienen el atractivo suficiente.
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Max Jankowsky, presidente de la Cámara de Comercio regional, señaló que le decepcionó no haber visto ningún Volkswagen durante un viaje reciente a Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos. “Solo había Teslas, Teslas, Teslas”, mencionó Jankowsky, quien también es presidente de una empresa que fabrica piezas de hierro fundido para proveedores de Volkswagen y otros fabricantes.
Según los ejecutivos de Volkswagen, esperan que las ventas repunten este año conforme comiencen a vender nuevos modelos, entre ellos una vagoneta y una furgoneta, dirigidos a segmentos de mercado en los que Tesla no interviene.
“Estamos conscientes de nuestros retos actuales y los afrontamos con rigor”, mencionó en un comunicado el mes pasado Oliver Blume, director ejecutivo de Volkswagen.
Al menos a corto plazo, es sorprendente cuán suave ha sido el golpe de la remodelación de la fábrica de Zwickau para la economía local, según autoridades, empresarios y representantes de trabajadores.
El aumento en la demanda de trabajadores para fabricar componentes electrónicos compensó en gran medida las pérdidas de empleo de las líneas de producción que fabrican piezas para los autos de combustión, según un estudio de AMZ Sajonia, una agrupación de proveedores.
“En general, no ha pasado gran cosa”, comentó Dirk Vogel, director ejecutivo de AMZ.
Volkswagen, los negocios locales y las autoridades coordinaron una iniciativa para preparar a los trabajadores y los negocios, lo cual amortiguó el impacto.
El gobierno alemán, a cargo del canciller Olaf Scholz, un socialdemócrata, enfureció a muchos en Zwickau cuando el año pasado recortó de manera abrupta los subsidios a los vehículos eléctricos para enfrentar una crisis presupuestaria. Las ventas de los vehículos eléctricos en Alemania cayeron un 14% durante los tres primeros meses del año, aunque siguen representando el 12% de los autos nuevos.
Sin embargo, poca gente en Zwickau presiona para que Volkswagen vuelva a fabricar autos de gasolina.
“Con la transición a una nueva tecnología, la pregunta siempre es: ¿eres el primero o el último?”, comentó Constance Arndt, alcaldesa de Zwickau. “Creo que siempre es mejor ser el primero”.
Jack Ewing Reportero de negocios del New York Times