Devoción y tradición rigen las estéticas del Carnaval de Oruro
La música y el diseño de trajes de danzas folklóricas representan diferentes aspectos de la fe católica.
Las búsquedas estéticas que se manifiestan en el Carnaval de Oruro están atravesadas profundamente por la fe que se profesa a la Virgen del Socavón y por la tradición, que tiene un peso fundamental que rehúye el cambio, algo que se hace evidente en la moda y la música para la construcción de cada danza.
Antes de la Entrada de Peregrinación en Oruro, la diseñadora Mónica Siles trabaja sin descanso. Sabe que sus clientas necesitarán sus trajes con anticipación porque, además de bailar con ellos, se los ofrendarán a la “mamita Candela” un día antes de usarlos.
La diseñadora sucrense que reside en Oruro elabora trajes para figuras femeninas de danzas como caporales, morenada, kullawada, llamerada, diablada, tobas y otros. En sus propuestas, la tradición folklórica se fusiona con la técnica de la alta costura. Respeta disciplinadamente las características de cada baile, que determina el largo de las polleras, los detalles del diseño de las blusas, colores y materiales. Por otro lado, las técnicas de confección le permiten hacer un producto cómodo y de calidad, que destaca los atributos físicos de sus clientas.
“Una de las cosas que más cuidamos es que los trajes entallen perfectamente el cuerpo de cada bailarina. Para eso tienen que tener un buen armado. Además, se tiene que tomar en cuenta las características de cada danza”.
Siles, que es comunicadora, tiene mucho cuidado en la elección de la iconografía que tendrá cada pieza. Antes, una de las figuras más importantes era la misma Virgen, sin embargo, hace unos años fue prohibida por la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro. Ahora, los bordados unen la fe con la tradición y la vida cotidiana, interpretando leyendas que se relacionan con el Carnaval, así como los elementos que representan a cada fraternidad, como camiones o íconos agrícolas.
El toque de modernidad lo da la paleta de colores, que este año presentan nuevas tonalidades neones, así como las falsas transparencias. “Sigue en vigencia esta tendencia que llegó hace unos tres años, pero en el caso nuestro son ilusiones ópticas que se logran con telas color piel. Nunca podría existir en la blusa de chola una transparencia real, porque se tergiversa. Es un efecto que le da ese toque de modernidad, que fusiona la tradición y la moda, que está siempre presente”, señala.
Las bandas y conjuntos folklóricos orureños presentan desde enero sus nuevas composiciones. En sus letras también se menciona a la advocación de la Virgen, incluso cuando el tema principal sea otro, expresa el músico e investigador Jesús Elías, director de la Orquesta Sinfónica de Oruro.
En cuanto a la música, Jesús Elías explica que desde hace unos 15 años son los conjuntos folklóricos y las bandas los que se encargan de crear propuestas novedosas. Los compositores buscan renovarse, respetando las “formas musicales” de cada género.
“La diablada tiene una estructura que se divide en tres partes: un tema principal, una variación y un tema final. Siempre está compuesta en acordes mayores, porque es un ritmo alegre”.
En cuanto a las letras, la característica principal es que están dedicadas a la peregrinación hacia el templo de la Virgen del Socavón. “Las propuestas que salen de Oruro, si bien tocan temas de amor o desamor, se centran en la Virgen. Los conjuntos mantienen esto y en las letras piden perdón, bendición o ayuda. Esto no se pierde como en otros lugares, donde se han olvidado del tema devocional de este tipo de danzas”, refiere el investigador.
El baile que está causando sensación desde hace dos años en Carnaval es el salay, cuyo nombre correcto sería “salaque”, que estará presente en la entrada aún solo como novenante (invitados). Elías comenta que este baile tiene la virtud de seducir a adolescentes y jóvenes, como en algún momento lo hicieron el tinku, los caporales y, hace muchos años, la kullawada, en La Paz.
Tiene la estructura musical de un huayño que adiciona una coda en que se llama al zapateo. “El salay viene del zapateo español, fue muy practicado en la colonia y comienzos de la república. Después, cada región le dio su propia carga cultural vernácula. Es una moda que tiene mucha fuerza en nuestro país y Oruro no es la excepción”, afirma.
Nuevas tendencias —como el neón en la vestimenta y el salay en la música, se rigen— de todos modos, bajo una férrea estructura tradicional para no “tergiversar”.