Génesis gubernamentales en tiempos de hipercomunicación
La agenda noticiosa de la semana ha sido copada por la posesión de miles de autoridades de niveles regionales, departamentales y municipales, a las que siguieron las designaciones/ posesiones de sus equipos de trabajo. Al respecto, algunos apuntes comunicacionales.
Por un lado, este escenario siempre plantea retos de tipo informativo al periodismo, que está llamado a encontrar datos relevantes en medio de una importante cantidad de sucesos simbólicos que tienen lugar en diversos lugares del país de manera simultánea en muy pocos días. En un escenario de tantas y tan complejas novedades políticas, un periodismo de referencia solo puede ser interpretativo y de investigación, tan urgente como desafiante en estos tiempos. Si esto así ocurriera más frecuentemente quizá se hubiera podido conocer con antelación a los hechos que al menos en tres de los nuevos gobiernos se eligieron simultáneamente al esposo y la esposa (departamento de La Paz) o a los padres y los hijos (ciudades de Cochabamba y Santa Cruz) como parte de las instancias ejecutivas y legislativas, correspondientemente. Hecho que no infringe la normativa vigente (y queda como pendiente para la agenda de reformas electorales), pero que probablemente como “novedad” en medio del proceso electoral podría haber mejorado el carácter informado del voto ciudadano.
Por el otro lado, en tiempos en los que el periodismo como tal ya no constituye una única referencia de la realidad, mucho de lo que consumimos informativamente y aquello de lo que hablamos públicamente se condiciona también por las prioridades establecidas muchas veces lúdicamente en espacios digitales en los que priman las percepciones personales por sobre la jerarquización de las prioridades informativas. Esta vez tocó poner el foco en lo que gráficamente se conoce como algunas nuevas marca-ciudad, y opinar como si en ellas se jugara todo lo público posible durante esas horas. Peor aún, estas dinámicas fueron aprovechadas para operaciones digitales de desinformación sobre el tema que rápidamente se amplificaron a través de algunos medios que, por ello, posiblemente dejaron de lado hechos relevantes que seguían ocurriendo.
Y finalmente, también se estrenaron los estilos de comunicación política y gubernamental que se esperan forjar desde los nuevos gobiernos. En algún caso, como el de la Gobernación de La Paz con el equipo y líder jurando con dos puños en alto, algo que Felipe Quispe hizo anteriormente y cuya connotación política hemos extraviado; algún otro, como el Gobernador de Santa Cruz, estableciendo —sin filtro alguno— una clara línea discursiva confrontacional ante el Gobierno central y el masismo. Otros, con acciones más sobrias, sentándose rápidamente a trabajar conjuntamente entre masismo y oposición como ocurrió en Cochabamba. También hubo alguna ciudad con la necesidad de reivindicar un gobierno como suyo mediante una nutrida y extensa posesión, como fue la de la Alcaldesa de El Alto; y, finalmente, otras autoridades, como el Alcalde paceño, apostaron por el establecimiento de hitos por goteo: entre autos eléctricos, teas y cholets.
Como venga la mano, mientras a algunas autoridades les tocó insistir de forma machacona en la instalación de anécdotas en el intento de fijarse en agenda; a otra, como el Gobernador de Chuquisaca, le ha bastado con una genuina imagen que ha logrado comunicar mayor consistencia política sobre los hechos (de la existente plurinacionalidad, en este caso). Semanas como esta constituyen momentos ideales para escudriñar en nuestros escenarios políticos, hoy rebosantes de hipercomunicación, esperando siempre hallar mayor realidad política, menos humo marketero y mejor representación mediática.
Verónica Rocha Fuentes es comunicadora. Twitter: @verokamchatka