Qué dice la caída del chavismo en Barinas
La elección muestra una nueva forma de relación entre el oficialismo y la oposición en Venezuela.
DIBUJO LIBRE
El 9 de diciembre de 2021, el estado de Barinas repitió las elecciones para elegir gobernador. Que la ciudadanía debiera concurrir por segunda vez a las urnas es un hecho extraño, derivado de una decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de anular los comicios que habían tenido lugar en noviembre. En esa elección, el candidato de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), Freddy Superlano, le había ganado por estrecho margen al gobernador y candidato oficialista del Gran Polo Patriótico (GPP), Argenis Chávez Frías, uno de los hermanos del expresidente Hugo Chávez. El Estado ha estado gobernado todos estos años por la familia Chávez.
En aquellas elecciones, Superlano había obtenido 37,6% de los votos, mientras que Chávez Frías había sumado 37,2%. La razón formal del Tribunal Supremo para convocar nuevamente a elecciones estribó en que Superlano se encontraba inhabilitado por la Contraloría General de la República (CGR) al momento de ser candidato, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE) no sabía de esa decisión. Claramente, se trató de un intento del oficialismo de evitar una derrota en el Estado considerado la “cuna de la revolución”.
En la elección repetida, sin embargo, los candidatos ya no eran los mismos. Ni Superlano (inhabilitado) ni Chávez Frías (que decidió no volver a competir, en una admisión de su derrota) participaron de la elección. Por la MUD se presentó Sergio Garrido (miembro de Acción Democrática), mientras que por el GPP se postuló Jorge Arreaza, exmarido de Rosa Virginia Chávez, una de las hijas del expresidente y fogueado dirigente del chavismo. De manera inesperada para muchos, Garrido obtuvo la victoria con 55,3% de los votos frente a Arreaza, que se quedó con 41,2%. Otros candidatos totalizaron 3,36%, mientras que la abstención alcanzó el 48%.
El estado de Barinas, ubicado en el suroccidente de Venezuela, es mayormente agrícola —aunque también tiene minerales y petróleo—. Poseedor de una topografía que combina llanos y montañas, es el octavo en extensión territorial y tiene una población de poco más de un millón de habitantes. Desde el punto de vista electoral, no es un Estado de una importancia significativa: ocupa el puesto 15 de 24 en cuanto a número de electores.
La importancia de Barinas es evidente: se trata del territorio histórico de la familia Chávez. El peso simbólico del Estado para el chavismo no ha pasado nunca desapercibido y, por ello, esta elección atrapó la atención de los venezolanos y de no pocos medios de comunicación internacionales. Y la derrota del chavismo en ese Estado es, ahora, motivo de debates.
¿Por qué perdió el chavismo? ¿Y por qué dos veces? ¿Cuáles son las razones que explican que en el “territorio de los Chávez”, la fuerza política oficialista haya perdido parte de su caudal electoral?
El primer factor estriba en las condiciones de vida de la población. La ciudadanía vive mal y lo ha hecho notar en los comicios. Si bien la dolarización de facto de la economía ha traído un respiro y su efecto es transversal —alcanza en diferentes proporciones tanto a sectores acomodados como a sectores populares—, la calidad de vida está lejos de haber mejorado. Solo las elites y sus círculos pueden decir que viven bien. Y nadie más, aunque posea dólares. No se trata solo de las “condiciones objetivas”, sino de la añoranza de una cierta estabilidad y tranquilidad de la Venezuela del pasado. Esa añoranza está en el “inconsciente” de la población.
Los problemas de gestión del gobierno de Maduro son evidentes. En una de sus actividades al final del año pasado, el Presidente mostró con mucho orgullo un video de una rotura de un caño de agua en Caracas y afirmó que debería haber algo como una app para denunciar ese tipo de situaciones y generar un “gobierno directo” donde el pueblo pueda generar “alertas” y “soluciones”. El Gobierno considera que todo se remite a una denuncia en redes sociales o a través de una app, sin considerar la competencia de los equipos de gobierno. En un contexto que está muy lejos de la alucinante cantidad de recursos que tuvieron los gobiernos de Chávez.
El segundo factor que explica la derrota del chavismo es la pobreza en la que vive la población de Barinas. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, Barinas era en 2021 el tercer estado de Venezuela con más personas en situación de pobreza, luego de Yaracuy y Sucre. En las elecciones regionales de noviembre de 2021, se observó que, agrupados los estados de Venezuela y la capital del país en regiones, las que muestran mejores índices económicos y sociales tendieron a votar en mayor medida por el chavismo, mientras que las más afectadas por la pobreza, tendieron a hacerlo por la oposición. Este es el caso de Barinas en 2021 y 2022.
¿Un caso de estudio para una futura alternancia en el poder nacional? Poco a poco, de manera planificada o no, se construye un camino para una posible alternancia en el poder “a la venezolana”. Y ese camino tendrá su prueba en las elecciones presidenciales de 2024. Hay límites que el Gobierno no puede sobrepasar. Hacerlo crearía una situación de ingobernabilidad y conflicto que el propio Ejecutivo no desea. El Gobierno internalizó que necesita estabilidad y gestión y no puede ni quiere volver a las etapas de 2015 a 2019. Si es así, la alternancia en el poder es una posibilidad. La eventualidad de que el chavismo pierda las presidenciales de 2024 existen y son reales. Pero construir el eventual camino a la alternancia para 2024 no depende solo de Maduro. También depende de lo que haga la oposición con su victoria en Barinas. Es un “baile a dos”. Si Garrido cree que su victoria es para hacer de Barinas un “bastión del quiebre” del chavismo, seguramente fracasará. Si el gobierno de Maduro y la gobernación de Garrido logran regular el conflicto y construir unas reglas para la competencia, pero que permitan al segundo armar una gestión y al primero no sentirse amenazado, se dará un paso importante para la construcción de las reglas para 2024 y el pueblo venezolano podrá decidir qué gobierno desea tener.
El 13 de enero, el presidente Maduro y el gobernador Garrido se encontraron en el Palacio de Miraflores. Si bien no hubo una declaración oficial, el video muestra que fue una reunión larga y respetuosa. Esto puede significar que tanto Maduro como Garrido son conscientes de que, pese a las diferencias, deben comunicarse y establecer planes de trabajo. No se sabe cómo terminará esta relación —ni tampoco con los otros tres gobernadores de la oposición electos en 2021— pero puede percibirse que el conflicto político venezolano toma vías institucionales que no estarán exentas de tensión. Desde una perspectiva optimista, la elección en Barinas podría ser la muestra de que el conflicto entre gobierno y oposición puede dejar de ser tramitado en un escenario anárquico y dirimirse en uno en el que imperan nuevas reglas.
(*) Fragmento del artículo ¿Qué nos dice la derrota del chavismo en Barinas?, publicado en Nueva Sociedad, Edición Digital, enero de 2022.
(*)Ricardo Sucre Heredia es politólogo, venezolano (*)