El futuro que queremos
Es un futuro que tiene en la raíz el componente de la dignidad. La dignidad de ser pueblos originarios de estos territorios está en la base histórica
¿Cuál futuro estamos construyendo desde el proceso de cambio del pueblo boliviano? Es un futuro que tiene en la raíz el componente de la dignidad. La dignidad de ser pueblos originarios de estos territorios está en la base histórica, construida desde las luchas ancestrales de más de 500 años, que sin embargo fueron fuertemente implantadas a partir de 2003 con un proceso que revoluciona las relaciones colonialistas y racistas.
No hay paso atrás, nunca más tendremos miedo de ser quienes somos, de hablar nuestras lenguas y pensar desde nuestras culturas y modos de vida ancestrales. Eso es lo que les da rabia a esas personas que perdieron lugares de privilegio y se acostumbraron a que se les obedeciera a las buenas o a las malas. El país y el territorio que los reconocemos en la belleza territorial, formada de muchos microclimas y pródiga en sus regalos para la humanidad y la naturaleza que habita Bolivia. ¡Nos desafía! Nos desafía, con responsabilidades que deben ser realizadas, con mucho compromiso con las generaciones que vienen detrás, pero por sobre todo agradecidas y agradecidos con la Pachamama.
Las organizaciones sociales están movilizadas ante el golpe de los “cívicos” de Santa Cruz, que poco a poco está fracasando, y lo derrotaremos, sin duda. Pero el odio es un resentimiento difícil de arrancar de los corazones, y es difícil porque es una tarea personal, el odio no se arranca desde afuera, al odio se lo vence desde dentro, desde tomar conciencia de cuán equivocado o equivocada estás. Por eso tenemos que responder, por eso tenemos que salir a la calle a defender el proceso y no dejar que tomen las calles con su odio y su mentira, resentimientos fanáticos, que pueden hacer retroceder a quienes ya se dieron cuenta de que estaban equivocados, estaban al contrario, alimentando el odio fascista y que no era ningún levantamiento ciudadano revolucionario.
Esa es la lucha que nos toca como generaciones que estamos haciendo el proceso de cambios revolucionarios en Bolivia, el espacio público debe recibir nuestro compromiso con el futuro, ciertamente no todos ni todas pensamos igual y hasta a veces tenemos nuestras contradicciones y errores, pero quienes defendimos desde la dignidad, desde el amor por nuestra tierra —nos reconozcamos o no de pueblos indígenas originarios—, todas y todos somos nacidos y vividas en estas tierras y queremos construir el “vivir bien” en tranquilidad, esa tranquilidad que debemos crearla en base a no dejarnos arrastrar en la angustia, como resultado de tanto asedio y violencia que estos grupos insisten en ejercer impunemente.
Te puede interesar: Ya aprendimos
Y ese es el problema, que la impunidad es una moneda negociada en los tribunales, que han perdido el rumbo de la Justicia. Juezas y jueces que no estudian, que son cobardes al aplicar las leyes consensuadas como sociedad, son personajes de los cuales depende el bien común, pero no están a la altura, ni profundidad de nuestras luchas.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.