La mala cosecha
A reserva de la reciente abrogación de la Ordenanza Municipal 046 en las últimas horas, huelga señalar que este hecho político de nivel municipal que lleva cerca de tres meses a la luz de los reflectores públicos, pareciera estar consolidando una amarga certeza para la ciudadanía respecto a la actual realidad política del gobierno municipal (en tanto Ejecutivo y Legislativo) de nuestra ciudad de La Paz.
Así como este año se generaron las condiciones que permitieron “sacar a flote” la mala cosecha de lo que la sociedad cruceña heredó del conflicto político de 2019, develando profundas grietas irresueltas en su convivencia social que emergen —entre otros— de sus nuevas condiciones como ciudad en crecimiento y sus renovadas aspiraciones de sumergirse en la arena política nacional; también se puede decir que, en el caso paceño, estos recientes sucesos que tuvieron lugar en el Concejo Municipal y la Alcaldía sacaron a flote la mala cosecha que heredó nuestra política local, de alguna manera también como resultado del conflicto de 2019.
Resulta difícil negar que los pasados resultados electorales de nivel subnacional que sacaron del mapa político a Sol.bo y sumaron al mismo a la alianza Bien Común- Somos Pueblo, entre otras varias reconfiguraciones, se hicieron visibles sobre todo este último año en el que hemos podido conocer con mayor detalle el desempeño del Ejecutivo y el Legislativo municipal. Los hechos ocurridos en torno a la presentación, aprobación y promulgación de la mencionada norma dan cuenta de que lo que ha estado primando en este relacionamiento entre poderes ha sido la chicana legislativa y procedimental, pero sobre todo el trato deshonesto que se ha hecho del tema ante la ciudadanía paceña, en el que más allá de las posiciones y posturas que pudieran ser legítimas, lo que se ha visto más bien pretendía dar cuenta de que la gran mayoría de integrantes del Ejecutivo y Legislativo municipal no estaban de acuerdo con esa norma pero —vaya una a saber por qué— a la hora de la hora, ninguno parecía tener ninguna herramienta decisional, jurídica o procedimental en sus manos para impedir su inminente avance.
A fuerza de liderazgos, permanencia, proyección e identidad política propia con mirada local y también nacional, el gobierno de la ciudad de La Paz había conseguido los últimos 20 años un preciado bien público difícil de alcanzar y mantener en la política boliviana, que es la institucionalización de su poder local municipal. Una vez alcanzado este piso para la construcción de un proyecto de ciudad, quienes acá vivimos tuvimos la oportunidad de tejer colectivamente una nueva identidad para nuestra ciudad que nos hacía sentirnos orgullosos del nuevo relato que la ciudad encarnaba: un espacio común que buscaba ordenarse respetando la diversidad, un municipio orgulloso de sus raíces pero con claras aspiraciones progresistas, una ciudad que se entendía y soñaba como tal con todo lo compleja que puede ser la sociedad paceña… quienes han hecho de esta ciudad su casa los últimos años lo entenderán bien. Por ahora, concluimos este año con la certeza de que ese panorama pertenece ahora al recuerdo de lo que fueron unos buenos tiempos. Y, lastimosamente, nuestros nuevos gobernantes electos parecieran decididos a encaminarnos en sentido contrario.
Verónica Rocha Fuentes es comunicadora.Twitter: @verokamchatka.