Alfabetización, un puente para salir de la soledad
Con este programa, muchos adultos mayores no solo salen del analfabetismo, sino de la soledad y logran reunir una nueva comunidad de amigos y compañeros.
Las mujeres son las que más buscan salir del analfabetismo.
En 2022 en Bolivia más de 40.000 jóvenes y adultos mayores aprendieron las habilidades básicas para leer y escribir y un mundo nuevo se abrió ante sus ojos. Dejaron de ser analfabetos y esa realización personal les ayudó a relacionarse con su entorno, a dejar la soledad.
También les permitió perder el miedo, la vergüenza y a conseguir autonomía de vida. Además, les impulsa a eliminar la extrema pobreza y a generar capacidades productivas y ejercer sus derechos ciudadanos.
Gracias al Programa de Alfabetización y Postalfabetización que impulsa el Gobierno, a través del Ministerio de Educación, de 2006 a 2022 se alfabetizaron más de un millón 100 mil personas mayores de 15 años, de las cuales el 66 % son mujeres.
En general, las personas analfabetas tienen problemas para relacionarse por sí solas con el entorno. Tanto es así que, incluso, tienen miedo de dejar sus comunidades o ciudades y viajar porque no saben moverse por las calles al no poder leer los nombres. Incluso comprar una receta médica se convierte en una tarea complicada.
Héctor Ramiro Tolaba Rivero, director del programa de Alfabetización Nacional de Post Alfabetización asegura que, según cálculos referenciales, en base a los datos del Censo 2012 y la cantidad de personas alfabetizadas, Bolivia ha reducido la tasa de analfabetización de 5,09 a 3,30 por ciento aproximadamente.
“El programa es una política de Estado. Está dirigido a las personas mayores de 15 años que han sido excluidas del derecho a la educación en la edad correspondiente por diferentes razones”, explica el profesional a La Razón.
Tolaba recuerda que las generaciones de personas adultas y de la tercera edad son las más excluidas, pues antes no había muchas escuelas en el área rural y si las había, muchos pudieron estudiar solo un par de cursos.
Para esas personas ir al “colegio” para aprender a leer y escribir es una realización personal. Y en esas “aulas” comparten jóvenes desde los 15 años con adultos y adultos mayores.
“Para los abuelitos, la alfabetización no es solo un hecho de aprender a leer y escribir, sino encuentran en el grupo un espacio de realización personal, van a orientar, a aconsejar, se acompañan y esos grupos se vuelven permanente”, relata Tolaba.
COMUNIDAD.
Con este programa, muchos adultos no solo salen del analfabetismo, también derrotan a la soledad, forman una nueva comunidad de amigos y compañeros que termina reuniéndolos para hacer otro tipo de actividades y seguir aprendiendo.
“Por ejemplo, hay grupos en El Alto que se formaron una comunidad y se reúnen los fines de semana y no solo hacen alfabetización, sino actividades físicas, emprendimientos para producir. Va más allá, comprenden, ven otra realidad”, añade.
Muchas de estas personas probablemente aprendieron a leer y escribir cuando fueron niños, pero dejaron los estudios y tampoco continuaron practicando esas habilidades y con el paso de los años, olvidaron todo lo que habían aprendido.
“El grupo poblacional con mayor participación son personas entre los 30 y 60 años y luego están los adultos mayores de 60 años, que están en situación de analfabetismo absoluto”, remarca.
El programa de alfabetización enseña en dos años lo que en educación regular sería de 1ro a 6to de primaria.
PERÍODOS.
El programa nacional de alfabetización nació en 2006 con una fuerte campaña nacional y como prioridad de Gobierno, pues entonces la tasa de analfabetismo en Bolivia llegaba al 13,9 %, según datos oficiales.
“Son dos períodos de 2006 a 2008 que tenía un carácter de campaña, de movilización nacional muy fuerte. En esos primeros años se alfabetizaron 824.101 personas y se ha logrado reducir la tasa a un porcentaje menor al 4 %”, dice.
Entonces se dejó de alfabetizar para preparar el programa de posalfabetización porque la gente quería seguir aprendiendo.
“El 2009 se inicia el programa de posalfabetización. Hasta el 2010 se organiza, se elabora el material, hemos contextualizado el programa cubano para Bolivia, grabando las teleclases con capacitación de personal boliviano”.
Sin embargo, el Censo 2012 arroja una cifra preocupante, pues en dos años que se dejó de alfabetizar la cifra de analfabetos volvió a subir a 5,09 %. El programa debía continuar.
“Fue una lección para no dejar de alfabetizar. Hay población que va creciendo sin saber leer. Los datos del INE, de encuesta de hogar, muestran que si hay crecimiento poblacional hay crecimiento de población analfabeta. Es un proceso permanente”, explica Tolaba.
El programa entonces cobró más fuerza, se hicieron diferentes estrategias para lograr que las personas continúen su capacitación. Y el resultado fue mejor de lo esperado.
En 2022, más de 40.000 personas terminaron el programa de alfabetización (de 1ro a 4to de primaria) y posalfabetización.
Las ansias de seguir aprendiendo llevaron a muchas a continuar sus estudios en Centros de Educación para Adultos (CEA) y el año pasado, miles se graduaron de bachilleres.
“El año pasado estuvimos en la graduación de secundaria en El Alto, todo un curso de bachilleres eran adultos mayores, es decir ellos siguieron”.
Esto va más allá, pues muchos de esos jóvenes y adultos continuaron y hoy en día son profesionales, un logro, que sobre todo en el caso de los adultos mayores, parecía imposible.
“Hay el caso de una joven discapacitada, ella no salía de su casa. Hablamos con ella, era mayor de 15 años y lograron llevarla convenciendo a la familia. La llevaron en una carretilla, luego le conseguimos una silla de ruedas, terminó la alfabetización y posalfabetización y entró al CEA para terminar. Luego, la perdimos y nos dijeron que estaba en la Normal de Tarija, estudiando. La visitamos y ahora es profesora, trabaja en el Chaco. La alfabetización le cambió la vida”, dice el director del programa.
TRABAJO.
El programa tiene un carácter social muy profundo y sale adelante gracias al trabajo de los técnicos y de los maestros. Pero para su aplicación, sobre todo en el área rural, el trabajo coordinado con municipios y organizaciones sociales es fundamental.
“No es que ellos vienen a la unidad educativa porque es un derecho, no es que hay un padre que le exige que estudie, con los mayores es animarse primero, comprometerse y cuando una persona mayor entra a estudiar lo hace por compromiso y necesidad”.
El programa trabaja con maestros de las unidades educativas, que ayudan a hacer un relevamiento de datos para encontrar a la población que no sabe leer ni escribir o no pudo terminar la primaria.
“Trabajamos fuerte con los sindicatos, organización de mujeres, juntas de padres y familias, hacemos socialización para que conozcan la importancia”.
Actualmente, el programa tiene convenios firmados con 340 municipios del país, muchos de los cuales incluso lo incorporaron a sus POA y lo han asumido como una prioridad.
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Pero no es como ir al colegio de lunes a viernes y estar unas horas dentro de un aula. El programa tiene horarios y días flexibles y se dicta en los lugares a donde pueda llegar con facilidad la población, sobre todo los adultos mayores.
Trabaja con una currícula única y ofrece educación primaria modular, pues no se enfoca solo en enseñar las habilidades básicas de lectura, escritura y matemática como se hace en cualquier escuela. Al trabajar sobre todo con adultos mayores, ofrece módulos de acuerdo con el tema de interés del grupo.
“Por ejemplo si el grupo es de productores de miel, trabajamos con temas que les puede interesar. Intentamos siempre que los módulos respondan a su actividad productiva. Así se hace más relevante para sus vidas”.
PROYECCIONES.
Para esta gestión, el programa apunta a inscribir a 90.000 jóvenes y adultos y si se logra alfabetizar a unas 64.000 personas, la tasa de analfabetismo se ubicará por debajo del 4 % en el Censo de 2024.
“Donde hay una unidad educativa está el programa y depende que haya población analfabeta o que no tengan primaria y que haya un profesor comprometido”.
El 90 % de los facilitadores son maestros que no reciben un sueldo de parte del Ministerio de Educación, sino otros beneficios que les ayudan en el escalafón nacional.
“Les damos puntos curriculares, un maestro puede acumular hasta 20 puntos por alfabetización y posalfabetización y eso equivale a dos licenciaturas en la calificación de méritos, entonces cuando llegan a una compulsa llegan a ser autoridades”.
El programa no tiene un calendario educativo como la educación regular. Por ejemplo, en esta gestión iniciaron actividades en enero retomando con los que no concluyeron el año pasado y actualmente los maestros están en proceso de inscripción para los nuevos cursos.
“El calendario comienza cuando el grupo se organiza, tenemos un calendario flexible, días y horarios acordados entre el profesor y los participantes. Generalmente se usan las unidades educativas, pero también hacemos que sea lo más cercano a los participantes, Hay comunidades donde los niños caminan dos horas para llegar y un adulto mayor no puede hacer eso, ahí el profesor va y puede pasar clases los fines de semana, hacen un almuerzo común y se quedan todo el día”, comenta.
Lo que más llama la atención son los adultos mayores. Por ejemplo, el año pasado había abuelitos mayores de 83 años que concluyeron exitosamente todo el programa. Ellos, además, se vuelven los guías y consejeros para los más jóvenes.
“Cuando tú vas a una comunidad hay un jovencito y hay un abuelito que se vuelve el consejero, son grupos heterogéneos en edades y grupos de conocimiento”, afirma Tolaba.
La tasa de analfabetismo bajó en América Latina
En el último estudio a gran escala, dado a conocer por el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, en París, en 2017, existían 750 millones de personas analfabetas en el planeta, de las cuales 32 millones pertenecían a América Latina y el Caribe, lo que representaba un 4 % del total de la población del mundo.
Con estos números, Latinoamérica pasó al cuarto lugar de analfabetismo a nivel mundial, detrás de Europa, América del Norte, Asia Central y el Este y Sudeste Asiático.
Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador y Argentina están entre los países con un 99 por ciento de índices de alfabetización.
El director del programa de Alfabetización y Post Alfabetización de Bolivia ratifica esas cifras.
Basándose en los datos del Censo de Población y Vivienda de 2012, apunta que el país está actualmente con una tasa de analfabetismo de 3,30 % aproximadamente.
“El 2012, la tasa de analfabetismo era de 5,09 % según el Censo. Y datos del Programa, todavía dicen que actualmente existen unas 220.000 personas analfabetas, lo que representa un 3,30 % aproximadamente.
“Ya habiendo transcurrido diez años hicimos un cálculo, es una tasa referencia, no oficial es de 3,30 % de analfabetismo”, subrayó. “A nivel regional, nuestro país ocupa el tercer lugar con la tasa de analfabetismo más baja de Sudamérica, después de Chile y Argentina”.