Las víctimas del conflicto exigen soluciones inmediatas
Operación. Un helicóptero rescató a cuatro turistas franceses
Los 13 días de bloqueo carretero y paro cívico en Potosí afectan a centenares de personas. El turismo es casi nulo, hay escasez de alimentos, no hay labores escolares y la gente que está varada en los bloqueos exige solución.
El salar de Uyuni es uno de los sitios de Bolivia más visitados por turistas extranjeros. El turismo es el sostén económico del municipio de Uyuni y localidades aledañas. Hoy, luego de 13 días de conflictos, el Gobierno Municipal y organizaciones sociales de Uyuni dan la espalda al Comité Cívico Potosinista (Comcipo).
«De los 80.000 turistas que ingresaron el año pasado a Uyuni en esta época alta, hoy sólo un 20% nos visitó, vale decir, sólo 16.000 turistas. Esto es un perjuicio para nosotros, ya que mantenemos varias fuentes de empleo», informó a La Razón la presidenta de la Cámara Regional de Turismo de Uyuni, Rosa Pérez.
El ministro de la Presidencia, Óscar Coca, indicó que 150 turistas, la mayoría franceses, están varados en Potosí. Incluso, según la agencia AFP, un grupo de ellos intentó salir del bloqueo, sin embargo, no tuvo resultados.
«Intentamos salir a Uyuni por la noche en un bus, pero a una hora de viaje encontramos un bloqueo con mineros borrachos. Intentaron prender fuego al bus con dinamita. Tuvimos miedo y volvimos a Potosí. Tratamos de salir tres veces, pero es imposible», relató a AFP, Romain Le Du (21).
Al respecto, el viceministro de Gobierno, Marcos Farfán, señaló que «se logró rescatar de la carretera a cuatro turistas franceses en un sobrevuelo con un helicóptero alquilado por la Embajada de Francia». Uno de ellos se encuentra con problemas de salud.
Potosí está bloqueado 13 días seguidos. La movilización empezó el 29 de julio con un paro de 48 horas. La medida se radicalizó el 31 de julio con un paro indefinido. El 3 de agosto, cuatro asambleístas nacionales ingresaron en huelga de hambre. A esta medida se sumó el gobernador de Potosí, Félix Gonzales.
También la Universidad Autónoma Tomás Frías (UATF) y las escuelas y colegios particulares de Potosí decidieron suspender las actividades académicas, afectando a miles de estudiantes.
La gente perjudicada en los puntos de bloqueo, pidió a ambas partes iniciar el diálogo. «Estamos mucho tiempo, no tenemos ropa ni comida y acá hace mucho frío. Hay niños y ancianos», aseguró a radio Fides una víctima en la carretera Potosí-Villazón.
El bloqueo también afectó a la exportación de minerales. El ministro de Minería, José Pimentel, sostuvo que «las pérdidas están relacionadas al trabajo que despliegan las cooperativas mineras». Alertó que uno de los riesgos es la paralización de la producción de la empresa San Cristóbal. «Hemos escuchado algunos criterios un tanto alocados de cortar la energía eléctrica a San Cristóbal, lo que sí podría significar un peligro irreversible para la actividad».
Se reabren mercados y bancos por unas horas
Hasta el mediodía de hoy los potosinos podrán abastecerse de artículos de primera necesidad pues se abrirán los mercados, también las entidades bancarias atenderán al público, según la resolución del Comité Cívico Potosinista (Comcipo).
Luego de celebrar un consejo consultivo, los dirigentes potosinos resolvieron otorgar «un momento de fortalecimiento interno hasta el mediodía, para que las familias potosinas puedan realizar su abastecimiento, en los mercados y banca privada, sin romper las medidas de presión, sólo hasta el mediodía del martes 10 de agosto», señala su resolución.
Entretanto, el presidente de Comcipo, Celestino Condori, aclaró que el denominado «momento de fortalecimiento interno» no incluye el tráfico de movilidades. «No se levanta la huelga y se está dando tolerancia de mediodía para el abastecimiento y la apertura de los mercados, sin que exista tráfico de vehículos que no se va a permitir», aclaró Condori.
Las amas de casa en esa ciudad se quejaron por la falta de artículos de primera necesidad. Filas de personas se vieron en varios negocios. Algunas personas responsabilizan al Gobierno. «Seguramente Evo Morales nos quiere matar de hambre», dijo una ciudadana.