Alemania y Francia acercan posturas sobre la supervisión bancaria común
París y Berlín quieren que el Banco Central Europeo (BCE) supervise los bancos de importancia “sistémica” y los que estén recibiendo ayudas públicas para evitar la bancarrota dentro de la futura unión bancaria europea. Los demás seguirán bajo la supervisión de las autoridades bancarias nacionales, si bien el BCE podrá dar instrucciones a dichos organismos supervisores.
En casos concretos, el banco emisor podrá poner a más entidades bajo su supervisión. El nuevo organismo de control bancario del BCE tendrá al principio 200 economistas que serán contratados por el organismo con sede en Fráncfort.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA) arbitrará en los casos en que el directorio del BCE y el organismo de supervisión no estén de acuerdo en las medidas a tomar. Según el diario de Múnich Süddeutsche Zeitung, que adelantó estas informaciones, el acercamiento entre Francia y Alemania podría ser el paso definitivo para que los ministros de Hacienda y Economía europeos alcancen el miércoles en Chipre un acuerdo sobre la supervisión bancaria. Según el diario económico Handelsblatt, unos 150 bancos europeos quedarían bajo vigilancia directa del BCE.
El Gobierno alemán confía en que el acercamiento a Francia sirva para alcanzar el acuerdo el mismo miércoles. Según avanzaban en Berlín, las propuestas podrían encallar en la resistencia de socios ajenos a la eurozona, particularmente Reino Unido. Aún no está clara su participación en el organismo de supervisión bancaria común.
Desde Bruselas, el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso, ha instado a los países socios a no caer en la «complacencia» por la mejoría de la situación económica y ha advertido de que es «crucial» que la cumbre respalde ya un acuerdo sobre el supervisor bancario único. “Un rápido acuerdo político sobre el supervisor bancario único y su respaldo en este Consejo Europeo es crucial», ha añadido.
El Gobierno español comparte la idea de que de la reunión debe salir una «señal clara» de avance hacia la unión bancaria. En opinión del ministro de Economía, Luis de Guindos, esto sería esencial para atajar los riesgos de que cualquier evento inesperado desate de nuevo las turbulencias en los mercados, como ha sucedido la salida precipitada de Mario Monti del Gobierno italiano.