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Santa Teresa, el convento se hace museo

La restauración del edificio patrimonial rescata las formas de construcción de 1760.

/ 25 de abril de 2018 / 04:00

Está terminado. Un sueño de hace 40 años fue la restauración y no se pudo realizar entonces por muchos motivos, uno de ellos, el factor económico. Pero gracias a Dios se ha dado”, afirma el sacerdote Linton Guzmán, director del Convento Museo Santa Teresa, al abrir a ESCAPE las puertas de la obra arquitectónica más representativa de Cochabamba, que hoy se muestra remozada.

Este espacio patrimonial —ubicado en la calle Baptista 0344, casi esquina Ecuador, a tres cuadras de la plaza 14 de Septiembre—, no solo refleja una parte importante de la historia de la Iglesia Católica, sino de la tradición del valle. Está abierta al servicio de aquellos que quieran deleitarse, recorriendo este centro de espiritualidad que data de la tercera década del siglo XVIII.

El convento es hogar de las Carmelitas Descalzas —una orden fundada en Ávila, España, en el siglo XVI por Santa Teresa de Jesús— y fue edificado durante la colonia en lo que alguna vez fue una huerta, de propiedad de los esposos Salvador Crespo y Melchora Macías, que donaron las tierras un 4 de noviembre de 1724.

La intención de la construcción fue dar un sitio a las jóvenes que tengan vocación religiosa, que hasta entonces debían trasladarse a Sucre, La Paz o Potosí para ingresar a un monasterio. El 24 de julio de 1757 se logró el permiso para la edificación que tomó siete años y se realizó bajo la dirección del jesuita Santiago Cambiazo.

Tres religiosas, llegadas desde Sucre, fundaron el claustro, que inició sus actividades el 5 de octubre de 1760. Sus pasillos y habitaciones todavía reflejan la vida de estas monjas que vivían alejadas de la vida pública en servicio de Dios. En el lugar, solo podían habitar un máximo de 21 hermanas, “no más”, señala el arquitecto Simone Pietro Rinaldi, supervisor de las obras de restauración. Las 21 habitaciones, o celdas, confirman el dato.

Esta cantidad de religiosas permitía que de forma organizada todas pudiesen participar de las diferentes actividades en el lugar, desde la preparación de “tostada” (refresco), helados, fabricación de velas y preparación de hostias, hasta bordados y otras labores propias del claustro.
Han pasado muchos años, pero en el recinto todavía se conservan los utensilios que eran usados para estas labores, así como los distintos ambientes destinados a la oración y a los quehaceres diarios.

Si bien la tradición se fue manteniendo, con los años la estructura se deterioró, por lo que al menos 50 obreros trabajaron cerca de cuatro años en la restauración.

“Las intervenciones más grandes se hicieron en las cubiertas, teníamos todas las vigas deterioradas, sobre todo en el empotramiento con las paredes, que se había podrido”, explica Rinaldi.

Los techos están sostenidos por vigas de madera y cañahueca; en algunos sectores están tejidos con cuero, y sobre ellos se encuentran las tejas. Con el paso de los años se dañaron y se tuvo que cambiar el material en varios sectores.

El padre Guzmán detalla que todo el material requerido para los cambios fue comprado en diferentes puntos del país. La madera, por ejemplo, fue traída desde la Chiquitanía, de San Javier (Santa Cruz), “tenemos curupaú, jichituriqui”. Se invirtió, solo en madera, 150.000 dólares.

La cañahueca —al menos ocho toneladas— fue adquirida en Capinota, en el poblado de Playa Ancha, donde aún crece. Las piezas fueron limpiadas, peladas una a una y, en algunos casos, tejidas con cuero porque era la técnica para armar techos en esa época y se deseaba preservar las formas de construcción de la época.

En el caso de las tejas se bajaron todas, las limpiaron y regresaron a su sitio. En los lugares que faltaron se pusieron nuevas, conseguidas en los poblados del valle alto donde conservaban el material, denominado “teja muslera”, porque se moldeaba en el muslo del artesano. Por ello hay tejas de diferentes tamaños y grosores, indica Rinaldi.

Las paredes ahora cuentan con “huayra cañones”, una especie de ventilas que combaten la humedad y permiten la circulación de aire en los muros que tienen desde 30 centímetros de grosor hasta 3,20 metros. “Una habitación podría entrar en ellos”, compara el arquitecto.

La intervención en la infraestructura deja entrever los pormenores de la construcción para que el visitante conozca mejor las técnicas que permitieron su conservación durante cientos de años.

También se cuidaron los detalles del interior del edificio. Las texturas en las paredes se conservaron al igual que los empapelados y pinturas hechas por las monjas. Es el caso del salón Capitular, donde se puede ver la naturaleza en su esplendor en el Jardín del Edén, plasmado en las paredes, recubiertas por enredaderas florecientes, pájaros blancos y oscuros, algunos solos, otros en su nidos.

Según Rinaldi, las primeras monjas que ingresaron al convento —como se acostumbraba en la Colonia— eran hijas de familias económicamente pudientes que entregaban al monasterio no solo a la joven, sino una dote que era invertida en la construcción de algunos sitios que se superponen a la primera edificación.

Pasillos cerrados, gradas y otros recovecos fueron descubiertos en el proceso de restauración. “Pensamos que destruimos una pared, nos asustamos, pero al quitar el material encontramos unas gradas que conducían a la antigua iglesia y nos emocionamos”, relata Luis Zelada, maestro albañil y uno de los 20 obreros que quedaron a cargo de la conclusión de la restauración.

Más de 50 trabajadores iniciaron la tarea hace seis años. Primero intervinieron durante dos años, para pasar luego al convento. “El padre y los arquitectos nos enseñaron mucho, nosotros también dimos ideas para arreglar la estructura y fue una experiencia inolvidable”, añade.

El trabajo realizado por estas personas fue registrado por la arquitecta Ximena Santa Cruz, residente de la obra. Ella plasmó en cuadernos todas las tareas a detalle. Por eso, Santa Teresa no solo es un lugar para recorrer la historia de sus habitantes, también guarda estos datos que servirán como enseñanza para profesionales que incursionen en la restauración.

En busca de recursos

La obra, además de muchos años de trabajo, requirió bastantes recursos económicos. Una parte fue donada por el Fondo del Embajador para Preservación Cultural, proveniente de la Embajada de Estados Unidos, y otra, por la Orden Carmelita en España, el Vicariato de Uruguay Paraguay y Bolivia, sin dejar de lado a las monjas, que entregaron Bs 10.000, fruto de su trabajo, para reparar su casa. La inversión total superó los $us 1,1 millones.

Todavía queda trabajo por hacer: falta restaurar las pinturas, tarea que demandará más dinero porque, según datos proporcionados por el padre Linton, la restauración de un solo cuadro tendría un costo de entre 8.000 y 10.000 bolivianos.

El Convento de las Carmelitas fue declarado Patrimonio Nacional Monumental, Histórico, Cultural y Arquitectónico del Estado Plurinacional en 2012. Ahora que reabrió sus puertas como museo, ofrece un recorrido histórico en que se recrea la vida de las religiosas de claustro, quienes desde que dejaban su hogar en la adolescencia ya no regresaban nunca más a la vida mundana. Al recorrer por pasillos y habitaciones, se puede percibir la tranquilidad que las acompañaba.

Las gradas y pisos marcan el paso del tiempo. Algunos peldaños de madera muestran el ajetreo y el recorrido que realizaban las monjitas rumbo a la cocina, a la realización de hostias y vino o a la oración en las celdas donde tenían muy poco mobiliario; la sencillez y la humildad eran parte de la entrega a Dios.

En algunas de esas gradas se plasmaron las pisadas de las monjas, marcas de sus pies pueden verse en los bordes. Si bien los sitios para ellas tenían lo necesario, los destinados a Dios aún evidencian el máximo esplendor: se utilizaron los mejores materiales, desde pan de oro hasta enormes pinturas. Son siete los espacios habilitados para las visitas, que incluyen un dormitorio, una sala Capitular (lugar de reunión), el patio de rezos el locutorio y la botica, entre otros.

El museo atiende a los visitantes de lunes a sábado en dos horarios, de 09.00 a 12.00 y de 14.00 a 17.00. En esas horas será posible ofrecer cinco recorridos, cada uno de al menos una hora y con 15 a 20 visitantes por grupo con un guía.

El espacio además cuenta con un sistema de seguridad inteligente que resguarda cada espacio, para evitar deterioros. Consta de 32 cámaras de alta resolución con reconocimiento facial, sensores de movimiento y alarmas contra robo.

El sacerdote Linton reza porque esta obra dé frutos. “Ojalá que la apertura nos dé algunos recursos. El museo como tal, en la experiencia que tenemos, es muy poco lo que deja porque no tenemos cultura de visitar museos en Bolivia. Apenas nos daba para pagar al personal y algo de mantenimiento, y vamos a necesitar mucho para este tema y para la seguridad. Pero ya el Señor proveerá”, sonríe e invita a propios y extraños a recorrer el sitio que es conocido como la “Joya de Bolivia”.

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Sin cementerios ni crematorios, 40 cuerpos de fallecidos están a la deriva en Cochabamba

Las funerarias advirtieron con llevar los restos humanos a la puerta de la casa de las autoridades, como medida de presión ante la carencia de espacios y hornos.

/ 2 de julio de 2020 / 09:18

Las funerarias de Cochabamba se declararon en emergencia debido a que desde el 25 de junio no pueden cremar ni enterrar cadáveres debido al colapso del horno crematorio del Cementerio General, la carencia de un espacio para sepultarlos en el lugar y la negativa de otros camposantos a recibir los cuerpos con sospechas de COVID-19. Hay 40 cuerpos a la deriva.

Los restos se encuentran en viviendas particulares, sin que las autoridades de Salud se interesen por ellos, que implican un eventual grave foco de infección.

“Los cuerpos se están quedando en domicilios porque no hay donde enterrar ni cremar, estamos en emergencia sanitaria prácticamente porque no tenemos donde dejar los cuerpos, hay más de 40 en domicilios”, informó Juan Carlos Orellana, presidente de la Asociación de Funerarias de Cochabamba (Afumec).

En la capital existen al menos 100 funerarias que no pueden concluir su trabajo porque el crematorio del Cementerio General solo puede incinerar cuatro cuerpos por día. Orellana, contó que hace seis días no puede acceder al horno. “Tengo tres personas y no me inscriben hasta ahora, me dijeron que el lunes podrían atenderme. Imagínese cuánto tiempo debe pasar en su casa”, dijo.

El panorama es el mismo en otras funerarias que, “embalan” cadáveres y ataúdes pero tienen que dejarlos en las casas, encerrados en algún cuarto, con la posibilidad de generar un foco de infección para la familia.

No solo pasa esto con quienes fallecen en sus hogares, también con los que mueren en hospitales, ya sea por sospecha de COVID-19 u otra enfermedad. “Les están exigiendo que se los lleven del lugar cuando ellos deberían tener un depósito”, denunció Orellana.

El problema afecta no solo a estos establecimientos y a las familias que tienen que convivir con sus muertos, también hay susceptibilidad en los vecinos que amenazaron con desalojarlos por temor a ser infectados.

Cementerio General

El miércoles, familiares de fallecidos y dueños de funerarias acudieron al Cementerio General para pedir la habilitación de espacios para entierros ante la falta de nichos y el colapso del horno.

“Necesitamos espacio señor, tenemos difuntos; estamos con toda la documentación y queremos espacio”, indicó una de las propietarias de funeraria al subalcalde de la Comuna Adela Zamudio, Andrés Palacios, que se encontraba en el lugar.

“No queremos cremación ni nicho gratis, queremos los espacios y que nos den a costo real”, pidió otra persona. “Estamos con cuerpos en domicilio, son más de 40. Hablé con el administrador, que nos permita el entierro”, clamó.

Palacios informó que existen 136 nichos y también que trabajan en la excavación de fosas. “Se están habilitando estos espacios de manera urgente porque el paso del COVID-19 se acelera”, reclamó, aunque no dio fecha para la recepción de cuerpos ni cuántos espacios habilitarían.

Orellana explicó que no pueden llevar los cuerpos a otros cementerios. El campo santo de Valle Hermoso, al sur de la ciudad, fue cerrado por los vecinos que no permiten entierros; lo mismo pasa en otros sitios pertenecientes a otros municipios donde existen mausoleos familiares. Pero “si falleció en este municipio, no dejan hacer el traslado; tenemos varios casos”, indicó.

En los cementerios privados que existen en los municipios de Colcapirhua y Sacaba no se dan abasto; los que consiguieron un sitio deben aguardar hasta el viernes para el entierro.

Emergencia

Ante la emergencia, los propietarios de las funerarias advirtieron con llevar los cuerpos hasta la casa de las autoridades municipales y departamentales debido a la falta de atención.

“Nadie dice nada, ni el Defensor del Pueblo, nadie. Las OTB (organizaciones territoriales de base) se organizan para botar a la gente con los cuerpos; están dando ultimátum para que salgan del barrio y ya que las autoridades no hacen, si esto continúa, vamos a llevar los cuerpos a sus casas. A ver si es lindo, agradable, sentir esa sensación; uno se estremece”, advirtió Orellana.

Hasta la noche del miércoles, Cochabamba sumó 104 nuevos casos de coronavirus; totaliza 3.744 desde el inicio de la emergencia sanitaria. Los fallecidos alcanzan a 221, según reportes del Ministerio de Salud.

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Por colapso en crematorio y cementerios se acumulan 60 cadáveres en hospitales

Dada la situación, se modificó el protocolo y los cuerpos de fallecidos por COVID-19 ya pueden ser enterrados en nichos de Cochabamba.

/ 30 de junio de 2020 / 22:20

El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Yercin Mamani, informó este martes que existen al menos 60 cadáveres —entre positivos al COVID-19 y fallecidos por otras complicaciones— que aún están en depósitos de hospitales, porque en los camposantos no existe lugar y en el crematorio del Cementerio General persiste el colapso.

“Hay discriminación, estigma social, y muchos cementerios no aceptan personas que murieron con COVID-19”, dijo Mamani. Explicó que en los últimos días surgieron problemas en los cementerios, donde negaron un sitio para el entierro de fallecidos por coronavirus. Por otra parte, en el Cementerio General de la capital, el lunes se cumplió un paro de 24 horas que impidió la cremación.

Sedes pide cementerio COVID

Ante el conflicto, se modificó el protocolo para la disposición final de cadáveres COVID-19. Ya no es necesario enterrarlos en fosas, se puede proceder con el entierro en nichos, dijo Mamamni. “Se asignó un área para depósito final de cadáveres que no es suficiente, son 180 espacios. Estamos pidiendo al gobierno central la habilitación de un cementerio COVID, esperamos respuesta hasta este fin de semana”.

A este problema, se suma la demora en la entrega de resultados de pruebas para confirmar o descartar la infección con el virus en personas que fallecieron en Emergencia de algún hospital, en viviendas o vías públicas.

“Hay personas que están esperando el resultado para ver la disposición final de cadáveres, pero el protocolo de atención indica que debe hacerse la disposición de caso de sospechoso, como si fuera confirmado, en las 24 horas posteriores al deceso; es decir, debería ser colocado en bolsa impermeable y enterrado o cremado al día siguiente”, dijo.

Cementerio desconoce

En el Cementerio General del municipio de Cochabamba no conocen la nueva disposición y aguardan una instrucción por escrito para el entierro en nicho. En tanto, Andrés Palacios, subalcalde de la comuna Adela Zamudio, informó que se superó el conflicto registrado la pasada jornada, cuando los trabajadores declararon un paro de 24 horas exigiendo pruebas COVIDE-19, ante el deceso de uno de sus compañeros con síntomas de la mortal enfermedad.

“Inspeccionamos y determinamos que hubo un error técnico en el horno y por eso solo podíamos cremar dos, hoy se reanudan las cremaciones y se atendrán cuatro solicitudes por día. También se atienden entierros, dispusimos un jardín”, dijo.

Sobre las pruebas COVID, Mamani detalló que pasadas las seis horas del fallecimiento, “no se sugiere tomar muestras, porque la carga viral disminuye y, probablemente el resultado dará falso negativo”. Además, puntualizó que el Sedes se encarga de los fallecidos en hospitales pero no de aquellos que murieron en su casa. Esta es tuición del Instituto de Investigación Forense (IDIF). En el caso de las personas que murieron en vías será la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) la encargada del recojo.

Funerarias imposibilitadas

No todos los que murieron en hospitales y viviendas presentaron complicaciones por coronavirus, algunos tenían otras enfermedades que, al no ser atendidas en hospitales, provocaron el deceso, pero no fueron enterrados porque las funerarias no pueden operar debido a la cuarentena rígida.

Venancio Campos, vicepresidente de la Asociación de Funerarias, explicó que la cantidad de muertes sobrepasa su capacidad de atención, “Nuestras empresas no abastecen, estamos trabajando hasta las 03.00 (de la mañana) y no tenemos horno para cremar, no hay dónde enterrar y ponemos en riesgo a las familias que están cinco, seis, ocho días con el cuerpo en sus viviendas”, dijo.

A este conflicto se suman los controles, militares y policías no los dejan circular y tampoco pueden cargar gasolina para los vehículos fúnebres.

Las denuncias fueron confirmadas por algunas familias que claman ayuda para enterrar a sus seres queridos. Es el caso de María Rojas. Su padre falleció el sábado, en su vivienda, por un paro cardiorespiratorio pero no puede enterrarlo. Logró obtener el certificado forense, pero “la funeraria me dice que no puede pasar los controles, dónde lo voy a llevar, los vecinos me reclaman, pero qué puedo hacer”, contó.

El cuerpo está embolsado y en un cajón, al interior de un cuarto que mantienen cerrado, hasta lograr un sitio en el cementerio y la atención de alguna funeraria que usualmente se encarga de todos los trámites para el entierro.

Entre las historias también está la de Sergio Salazar, un ciudadano que denunció a través de redes sociales que su tío falleció el domingo y que hasta ahora no pueden enterrarlo porque el Sedes le dice que la FELCC debe realizar el levantamiento de cadáver para entregar el certificado forense y éstos le indican que debe llamar al Sedes.

El cadáver está en la casa, su tía está mal, con sospecha de COVID-19 y nadie le ayuda. “Por favor, que vengan, que nos ayuden, hagan su trabajo, solo eso les pido. Mis papás también están con sospecha y nadie nos viene a ayudar”, denunció.

Las cifras oficiales hasta ayer lunes 29 de junio detallan 184 fallecidos en el departamento de Cochabamba desde que se identificó la pandemia en Bolivia. En las últimas 24 horas se registraron 19 decesos.

(30/06/2020)

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EMSA suspende recojo de basura en Cochabamba por bloqueos en K’ara K’ara

Los “autoconvocados” vistieron con polleras a dos dirigentes el lunes; agredieron a funcionarios de la empresa y un dirigente, amenazó con echar agua caliente a brigadistas que hacen el rastrillaje de casos de COVID-19.

/ 30 de junio de 2020 / 21:22

La Empresa Municipal de Servicios de Aseo (EMSA) suspendió el recojo de basura en Cochabamba este martes, luego que un grupo de vecinos cerró las vías de ingreso al relleno sanitario de K’ara K’ara. Los manifestantes denominados “autoconvocados” exigen la liberación de tres dirigentes acusados de terrorismo y rechazan la cuarentena rígida.

“Es imposible continuar con el recojo de basura, porque hemos sufrido el bloqueo del relleno sanitario y de las rutas alternativas que se usaban para ingresar, por lo tanto, suspendimos el servicio hoy”, informó el gerente de la firma Cristhian Cuellar.

Desde el 23 de junio, un grupo de vecinos instaló bloqueos en la avenida Petrolera, a la altura del kilómetro 5, exigiendo la liberación de Osvaldo G.A., Remy C.F. y Lucy E.V., aprehendidos, trasladados a la ciudad de La Paz y sometidos a audiencia cautelar. Los varones fueron imputados por atentado a la salud pública por los bloqueos de mayo pasado y la mujer por terrorismo.

Hasta esta hora, los denominados “auto convocados” cerraron el paso de la vía antigua, que conecta a Cochabamba con Santa Cruz y Sucre.

El lunes 29 de junio, ante la falta de atención a sus demandas, obligaron a dos dirigentes del sector a vestirse con polleras porque no apoyaron la medida ni convocaron a masificarla.

Durante estos siete días, los funcionarios de EMSA lograron llegar al relleno sanitario por vías alternas, pero el sábado, un conductor y un camión portacontenedor fueron retenidos.

El lunes, “nos lanzaron piedras cuando ingresábamos con un camión compactador y una volqueta. Ahora están aguardando el ingreso para retener a los camiones”, denunció Cuellar.

La suspensión del servicio deja en viviendas y vías al menos 550 toneladas de basura que genera este municipio a diario.

Ante la emergencia, Edgar Gainza, presidente del Concejo Municipal de Cochabamba, pidió al Ejecutivo edil instaurar procesos contra los bloqueadores por el delito de “atentado a la salud pública”.

“Este es un tema reiterativo. Más allá de las connotaciones de un pedido, que puede ser legitimo o no, se está haciendo daño a la población con el cierre del ingreso a K’ara K’ara y es momento de ponerle un alto a esta situación”, argumentó.

Los bloqueadores, además de la liberación de sus dirigentes, rechazan a la cuarentena rígida que entró en vigor el lunes para evitar la expansión del COVID-19.

Este martes, advirtieron con no dejar ingresar más carros de EMSA al vertedero.

“Tenemos comisiones en distintos lados para no dejarles entrar y además, rechazamos a las brigadas de salud que harán rastrillajes, que vengan a tocar nuestras puertas y les vamos a echar con agua caliente”, declaró uno de los representantes, quien no se identificó para evitar que le sigan acciones penales.

Aseguró que prefieren “morir en las calle, con coronavirus”. “No estaremos encerrados en nuestras casas, queremos trabajar y vamos a seguir aquí, día y noche, aguantando, bloqueando”, recalcó.

(30/06/2020)

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Delegación defensorial condena agresión a policías y ediles en Punata

La agresión surgió ante el descontento de comerciantes por la cuarentena rígida que se implementó esta jornada.

/ 30 de junio de 2020 / 20:35

La Delegación de la Defensoría del Pueblo en Cochabamba condenó este martes la agresión de comerciantes contra de policías y guardias municipales que realizaban controles en Punata, municipio que retornó a la cuarentena rígida debido al incremento de casos de COVID-19.

Según un boletín de prensa institucional, el delegado defensorial Nelson Cox, instó a toda la dirigencia de mercados, centros de abastecimiento y asociaciones de comerciantes a que sus reclamos o peticiones sean respetuosos de los derechos, de la institucionalidad de los gobiernos municipales y, principalmente, del manejo regulatorio de la cuarentena rígida en los municipios a raíz de la pandemia.

“El manejo de la cuarentena rígida en muchos municipios de Bolivia reviste riesgos cuando no se difunden adecuadamente los criterios técnicos analizados, esto ocasiona que la población desconozca los alcances de estas regulaciones municipales para afrontar la pandemia”, matizó sin embargo, el representante.

La mañana de este martes, al menos 400 comerciantes atacaron a guardias municipales y policías que controlaban el cumplimiento de la cuarentena rígida, implementada esta jornada. El Concejo dio luz verde a la medida el sábado y la norma fue promulgada al final de la tarde del lunes, por lo que no alcanzó a ser socializada.

Lo ocurrido en Punata. Video: RRSS

Los feriantes apedrearon y golpearon a los funcionarios públicos, dejando como saldo tres policías heridos y daños en vehículos y propiedad municipal.

Cox informó que ya coordinó con la alcaldesa de Punata, Clary Mabel Montaño, las acciones destinadas a precautelar el edificio edil con el refuerzo de un contingente policial en la zona, a fin de lograr la pacificación.

Del mismo modo, le pidió generar mejores canales de comunicación con la dirigencia gremial, respecto a la norma habría originado el conflicto.

(30/06/2020)

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Comerciantes rompen la cuarentena y apedrean a policías y municipales en Punata

Tres policías heridos y dos vehículos patrulleros sufrieron la rotura de sus vidrios. La Intendencia fue asaltada por un grupo de manifestantes. Alcaldesa admite que no se socializó la ordenanza que dispone la cuarentena rígida a partir de este 30 de junio.

/ 30 de junio de 2020 / 18:48

Al menos 400 comerciantes que participan de la feria de Punata, en Cochabamba, arremetieron contra policías y funcionarios ediles que controlaban el cumplimiento de la cuarentena rígida, declarada en la región ante el incremento de casos de COVID-19.

“Unas 400 personas se reunieron en desacato a esa ordenanza municipal y comenzaron a lanzar piedras y objetos contundentes contra el personal policial. Hubo tres heridos y rompieron vidrios de dos vehículos”, informó el coronel Franz Sellis, comandante Departamental de la Policía.

El incidente comenzó cerca de las 07.00 de este martes, cuando la fuerza pública y los guardias ediles trataban de impedir que los vendedores de asienten en vías públicas de la zona norte, donde se instala todos los martes la feria, que congrega a productores del valle alto.

Los vendedores se organizaron para evitar que los funcionarios ediles y policías decomisen sus productos.
Un grupo se instaló en la plaza principal de Punata y lanzó contra el edificio edil piedras, verduras y otros objetos; tras el asedio lograron ingresar y ocasionar destrozos en instalaciones de la Intendencia y el Salón Rojo de la Alcaldía.

La protesta en Punata. Video: RRSS

Otro despejó las vías de ingreso a Punata, que fueron cerradas con promontorios de tierra, y, finalmente, un tercer grupo instaló los puestos en la zona ferial en medio de gritos y alejando a los contingentes ediles y policiales a punta de pedradas.

Según los manifestantes, nadie les informó que no podían comercializar sus productos debido a la cuarentena rígida que entró en vigor este martes 30 de junio.

La ordenanza fue aprobada el sábado por el Concejo Municipal de Punata y fue promulgada al final de la tarde del lunes, “porque tardaron en remitirla al Ejecutivo”, explicó la alcaldesa Clary Mabel Montaño.
No hubo tiempo de socializar las restricciones, admitió. También dijo que convocará a reuniones para explicar las nuevas disposiciones a todos los sectores.

Tras la arremetida, los feriantes lograron instalar sus puestos y desarrollar sus actividades con normalidad.

(30/06/2020)

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