Schrader, Scorsese, De Niro: ‘Taxi Driver’
El film Neo noir de 1974, dirigido por Sidney Pollack, significó la incursión en Hollywood de Paul Schrader, quien por ese entonces comenzaba a imaginar un proyecto brillante: la historia de Travis Bickle.
Hace 40 años, Warner Bross pagó a Paul y Leonard Schrader la suma de 325.000 dólares por el guión de The Yakuza, convirtiéndolo en el más caro de la industria del cine hasta ese momento. El film Neo noir de 1974, dirigido por Sidney Pollack, significó la incursión en Hollywood de Paul Schrader, quien por ese entonces comenzaba a imaginar un proyecto brillante: la historia de Travis Bickle, exveterano de la Guerra de Vietnam que recorre en su taxi las contaminadas calles de Nueva York. Taxi Driver se estrenaría recién en 1976, marcando el inicio de la genial triada de Schrader, Martin Scorsese y Robert de Niro, que se repetiría años más tarde en Toro salvaje (1980) y La última tentación de Cristo (1988).
Schrader tomó como punto de partida para el guión la historia de Arthur Bremer, ciudadano americano que intentó matar al candidato presidencial George Wallace en mayo de 1972. Un año después de este suceso, se publicaron los diarios de Bremer, que Schrader leyó obsesivamente. En ese momento, el guionista sufría una dura depresión: su esposa lo había abandonado, se había quedado sin casa, abusaba del alcohol y la pornografía, cultivaba una extraña obsesión por las armas; escribió el guión de Taxi Driver en cinco días, con una pistola cargada sobre el escritorio que, de acuerdo con él, le servía de motivación. Después, el mismo Schrader, con la ayuda de Brian de Palma, contactaría a Scorsese para dirigir la película.
La genialidad del guión de Schrader radica en la construcción de un personaje desde una brutal honestidad e intensidad: Travis Bickle concentra las características más angustiantes del antihéroe del cine americano de los 70 y la depresión social de la posguerra de Vietnam, pero también la originalidad de un acercamiento desgarrador y violento a la soledad de un personaje que puede redimirse solo a través de la muerte.