Foo Fighters, sobrevivientes
7de junio de 2008. Foo Fighters toca ante un atestado Wembley en Londres. Un emocionado Dave Grohl grita “Bienvenidos al mejor día de mi vida”. Estos eventos quedaron grabados en el documental Back and Forth (2011), y quedó registrada la pregunta: ¿Qué más se puede hacer después de voltear taquilla en Wembley?
7de junio de 2008. Foo Fighters toca ante un atestado Wembley en Londres. Un emocionado Dave Grohl grita “Bienvenidos al mejor día de mi vida”. Estos eventos quedaron grabados en el documental Back and Forth (2011), y quedó registrada la pregunta: ¿Qué más se puede hacer después de voltear taquilla en Wembley?
Grohl y los suyos continúan respondiendo desde hace tres años, primero con la publicación de Wasting Light, posteriormente en 2013 con el documental Sound City y este año con Sonic Highways, un reflejo del viaje musical a través de las autopistas del sonido que transita este acto americano casi 20 años después de la publicación de su primer trabajo.
Hay mucho del concepto Back and Forth en toda la carrera de los Foos. La banda existe en esa constante tensión entre el presente y el pasado, entre los sonidos de los 90 y la actualización de aquellos, entre versos rifferos, puentes abruptos y coros altamente melódicos. Atrás y adelante.
Sonic Highways constituye una faceta más en el concepto de retroceder y desde atrás, impulsarse para saltar y tomar la delantera. Se trata de un trabajo corto, son ocho canciones, grabadas en diferentes ciudades en colaboración con estrellas locales. Las letras recogen experiencias sobre el proceso vivido durante la grabación.
El catálogo de música americana de diferentes épocas se sintetizó con diferentes proporciones en cada una de las canciones de este trabajo. Hay un poco de imperfección y, por tanto, de humanidad. Transmiten adrenalina, fragilidad y pasión al mismo tiempo.
Dado el desalentador panorama en el rock del presente año, probablemente los Foo sean la última banda de rock and roll todavía en pie y produciendo y actualizando aquel rock de arena que se adueñó de los 80. Nos traen de vuelta aquellas guitarras gigantes. Recuperan esa capacidad de legar himnos musicales en cada entrega y sobre todo muestran la alternativa posible. Nada mal para tratarse del proyecto secundario del que fuera baterista de Nirvana hace algo más de 20 años.