Astrónomos detectan por primera vez óxido de titanio en un exoplaneta
Este extraordinario planeta tiene aproximadamente la misma masa que Júpiter, pero está tan cerca de su estrella, que completa una órbita en sólo 19 horas, y se estima que su atmósfera tiene una temperatura de unos 2.000 grados centígrados.
Un equipo internacional de astrónomos detectó por primera vez óxido de titanio en la atmósfera de un exoplaneta, informó hoy el Observatorio Austral Europeo (ESO) desde su central en la localidad alemana de Garching.
Con ayuda del instrumento FORS2, instalado en el telescopio de largo alcance (VLT) del ESO, en el Observatorio Paranal, en Chile, el equipo pudo analizar con un nivel de detalle sin precedentes la composición química y la estructura de temperatura y presión de la atmósfera del planeta WASP-19b, de tipo júpiter caliente.
Este extraordinario planeta tiene aproximadamente la misma masa que Júpiter, pero está tan cerca de su estrella, que completa una órbita en sólo 19 horas, y se estima que su atmósfera tiene una temperatura de unos 2.000 grados centígrados.
Cuando WASP-19b pasa por delante de su estrella, parte de su luz pasa a través de la atmósfera del planeta y deja huellas sutiles en la luz que finalmente llega a la Tierra.
Fue al analizar esta luz cuando el equipo liderado por Elyar Sedaghati, miembro de la ESO, dedujo que la atmósfera de WASP-19b contenía pequeñas cantidades de óxido de titanio, agua y trazas de sodio, junto con una nube global de fuerte dispersión.
«La presencia de óxido de titanio en la atmósfera de WASP-19b puede tener efectos importantes en la estructura de la temperatura y la circulación atmosféricas», explicó Ryan MacDonald, miembro del equipo y astrónomo en la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
En la Tierra es raro ver óxido de titanio y se sabe de su existencia en las atmósferas de estrellas frías, mientras que en las de planetas calientes como WASP-19b, actúa como un absorbente del calor.
Si está presente en cantidades lo suficientemente grandes, estas moléculas evitan que el calor entre o salga a través de la atmósfera, provocando una inversión térmica, es decir, la temperatura es más alta en la atmósfera superior y más baja en zonas inferiores, lo contrario de lo habitual.
Según Sedaghati, «detectar estas moléculas, sin embargo, no es tarea sencilla»; además, no sólo se necesitan datos «de una calidad excepcional», sino también realizar «un análisis sofisticado».
«Para llegar a estas conclusiones, utilizamos un algoritmo que explora muchos millones de espectros que abarcan una amplia gama de composiciones químicas, temperaturas y propiedades de la nube», precisó.
Los resultados de las observaciones de WASP-19b hechas por el equipo durante más de un año pueden leerse en un artículo científico publicado en la revista Nature. (13/09/2017)