Se jubiló Tacha, la perra rescatista
Después de varios reconocimientos, los Bomberos Voluntarios Santa Bárbara organizaron una despedida a su perra rescatista, que si bien ahora le cuesta caminar, tiene el reconocimiento de la sociedad por haber servido como herramienta para ayudar.
Después de estar como rescatista en el derrumbe del edificio Málaga (Santa Cruz), en los deslizamientos de Morochata (Cochabamba), en Caranavi e Inmaculada Concepción (La Paz), Tacha —una pastor alemán de 14 años— se está “jubilando”.
Desde su fundación, en 2002, la 2ª Compañía Santa Bárbara —del Grupo Voluntario de Salvamento Bolivia SAR— se ha especializado en salvataje, área en la que fue creado un grupo canino.
Durante este tiempo ha sobresalido Tacha, la última de seis cachorros en ser dados en adopción. “Tenía dudas porque estaba terminando la universidad pero al final decidí asumir la responsabilidad”, afirma Emilio Alanoca, el dueño de la pastor alemán.
Con juegos la adiestró en movimientos en terrenos inestables y agudeza del olfato para búsqueda y rescate de cuerpos. Así es que, a sus siete años, Tacha estaba lista para su primera misión.
El 24 de enero de 2011 se desplomó el edificio en construcción Málaga, en Santa Cruz de la Sierra. “Teníamos que encontrar personas vivas, al final no hubo sobrevivientes pero Tacha hizo marcajes para hallar cadáveres”, recuerda Emilio de aquella ocasión.
Su segunda acción importante sucedió en febrero de 2014, cuando el derrumbe de un cerro cubrió parte de la comunidad Chulpa K’asa, en Morochata (Cochabamba). La pastor alemán llegó el día siguiente y ayudó a hallar al menos a siete personas muertas.
En febrero de este año, la perra fue trasladada a Caranavi, donde un deslizamiento cubrió aproximadamente a 15 personas. “Ubicamos tres puntos, pero por la cantidad de tierra no se pudo sacar a nadie”, recuerda.
Con casi 14 años, a la rescatista ya le costaba subir la parte empinada de los cerros y se frustraba de no poder hacer —cuenta su dueño—, así es que era inminente su “jubilación” como rescatista.
El deslizamiento de la zona Inmaculada Concepción-San Jorge, el 30 de abril en La Paz, fue su última misión. “Por la cantidad de tierra y basura, la búsqueda fue dificultosa”, recuerda el bombero. No obstante, cumplió su trabajo.
Fueron varias veces que, antes de comenzar a trabajar, Emilio se arrodilló, juntó su cabeza con la de Tacha y rezó. “Siempre pido a Dios que la utilice como un instrumento para hacer rescates”.
Después de varios reconocimientos, los Bomberos Voluntarios Santa Bárbara organizaron una despedida a su perra rescatista, que si bien ahora le cuesta caminar, tiene el reconocimiento de la sociedad por haber servido como herramienta para ayudar.