En un siglo, 3.143 mujeres formaron parte de seis artes
El estudio hace un censo de la producción femenina en áreas urbanas del país.
Seis expresiones artísticas y 3.143 mujeres ocuparon la atención de dos investigadoras culturales que trazan el contexto
en el que se desempeñaron desde hace un siglo, puntean las evoluciones sucedidas y plantean lineamientos pendientes.
Mapeo de mujeres en las artes en Bolivia (1919-2019) es un proyecto que da cuenta de la participación artística nacional de 3.143 mujeres en seis disciplinas. Hoy se celebra el Día de la Mujer Boliviana y, en ese marco, esta investigación da destellos de la historia que ha envuelto esta producción cultural.
Mary Carmen Molina y Fernanda Verdesoto son las gestoras de este emprendimiento auspiciado por el Goethe Institute de La Paz y la Coordinadora de la Mujer. El proceso abordó dos etapas, una de visita a un abanico de archivos y bibliotecas, donde se recopilaron fuentes bibliográficas y hemerográficas.
La segunda correspondió a un par de viajes destinados a la ampliación de la investigación y así poder armar los índices y las listas que aparecen en la publicación.
Uno de los principales trabajos en el PDF de 500 páginas es el índice compuesto por matrices y tablas donde se compila la información de bolivianas ejerciendo en Bolivia y extranjeras que decidieron ejercer en el país.
“La recopilación de toda esta información no está sistematizada en otra similar. Hay publicaciones y fuentes bibliográficas que reúnen información de mujeres, pero son pocas. Hay libros que han sido fundamentales para nuestra investigación, siendo islas de una información no recurrente. Este libro trata de ser uno de los primeros, aunque no es exhaustivo”, afirma Molina a La Razón.
Los descubrimientos que arrojó la investigación son varios, uno de ellos es la evolución de la sociedad durante el siglo analizado para abrir las puertas del mundo cultural a las mujeres. “Hay una evolución cuantitativa. Primero, hay una apertura de la sociedad después de la Revolución Nacional, muchas élites comienzan a involucrar a sus hijas en las artes. Un ejemplo claro de esto es la Sociedad Filarmónica de Sucre. Muchas de las hijas de grandes pensadores liberales participaron como intérpretes de piano”, remarca Verdesoto a este medio.
PROGRESO
Asimismo, el trabajo de las mujeres no tuvo el mismo privilegio de recepción, aceptación y difusión que de sus pares varones. “Si miramos una antología de literatura boliviana, de cuento o poesía, la mayor cantidad de textos van a ser firmados por autores, eso no significa que las mujeres no escribieron, sino que no fueron recopiladas y eso se debe a un enfoque que responde a un contexto hegemónico y patriarcal. La labor de las mujeres no ha sido enfocada de una manera equitativa”, añade.
“En segundo lugar —expone Verdesoto—, se diversifican los roles. Las mujeres, luego de los años 60, empiezan a tener otros papeles en las artes escénicas, por ejemplo, actúan. A partir de los años 90, hay mujeres dramaturgas libremente. En las artes literarias, a principios de siglo, hay grandes mujeres escritoras, pero entre los años 20 y los 40 nacen los espacios de mujeres, como las revistas Feminiflor, El ateneo femenino, Índice, y con ellas crece el campo”.
Desde 1919, las artes escénicas han acogido la mayor cantidad de artistas mujeres hasta el momento. Del total cuantificado, 940 han participado en esta expresión.
“En la primera mitad del siglo XX no se tenía en consideración el papel de director, generalmente era el dramaturgo quien dirigía sus obras.
Las artes escénicas son grupales, entonces hay muchas funciones. Como las mujeres escribían más que nada poesía, se dedicaban en las artes escénicas a la declamación. De a poco van iniciando en el vestuario y en otros rubros’, señala Verdesoto. “En las artes escénicas está también la danza, hay muchísimas subdisciplinas, y el baile formaba parte de la formación académica”.
El principal cambio desde el siglo pasado hasta ahora, coinciden ambas investigadoras, es el posicionamiento de mujeres como gestoras culturales. En esta última década hay una fuerte evolución cualitativa. Implica no solo el desarrollo en el ámbito de la producción artística, sino también en ámbitos como la difusión y circulación de productos artístico-culturales. En el siglo XXI es muy evidente que hay un trabajo como gestoras culturales, son roles con otro tipo de alcance. Ya no son solo productoras, sino articuladoras y difusoras.
PENDIENTES
El Mapeo de mujeres en las artes en Bolivia deja caminos a seguir e indagaciones por ampliar. “El más llamativo tiene que ver con el desarrollo de las artes en contextos que no sean urbanos, sino rurales y originarios. La fuente principal de esta investigación fueron fuentes bibliográficas y hemerográficas, lo cual hace que ciertas áreas y líneas no hayan sido atendidas en este mapeo, porque esas fuentes no contienen esa información. Las fuentes ya no serían bibliográficas, sino primarias y orales”, subraya Molina.
Actualmente, por ese y otros motivos, no se puede hacer una descripción sesgada y transversal de la situación actual de las mujeres y las actoras culturales.
“Hay que considerar que el grupo de trabajadoras de y en las artes en Bolivia no es un grupo homogéneo. No podemos caracterizar el arte de las mujeres en Bolivia. Hay realidades sociales, económicas y políticas que son diferentes. Podemos caer en estereotipos que tienen que ver con el sujeto mujeres en general: decir que están más cerca de la sensibilidad o de las emociones”, indica la investigadora.
El trabajo se presenta como una publicación digital de libre y gratuita descarga desde la página web del Goethe Institute o a través del código QR de esta página.