Maritza Wilde: ‘Decidí ya no seguir, porque 20 años son suficientes’
Wilde hizo posible el éxito del Fitaz en Bolivia a lo largo de estos 22 años.
Imagen: LA RAZÓN ARCHIVO
Después de tomar la decisión de alejarse de la dirección del Fitaz, Maritza Wilde —reconocida directora, actriz y dramaturga— ahora se encuentra abocada a preparar la publicación de seis monólogos y tres obras teatrales (para dos y tres personajes).
A lo largo de 22 años de incesante labor cultural, ella fue la gestora del éxito del Festival Internacional de Teatro de La Paz (Fitaz).
Aún recuerda aquella mañana en un café de Madrid, España, donde nació la idea de hacer un festival internacional de teatro que dio origen al encuentro escénico más importante del país.
LA RAZÓN conversó con la reconocida actriz sobre los retos que tiene por delante la actividad teatral, los cambios que se dieron en la conducción del Fitaz y sus planes a futuro.
La voz amable de Maritza Wilde al otro lado del teléfono al hablar sobre el festival, y luego de compartir la novedad de sus publicaciones, dan una muestra de los buenos deseos para los nuevos responsables. El sentimiento del trabajo y metas cumplidas se percibe en las respuestas.
—¿Cómo nació la idea del Festival Internacional de Teatro?
—El Fitaz tiene una historia que se la voy a relatar en pocas palabras. Siempre tuve contacto con España porque estudié teatro en ese país. Como actriz me invitaron a una gira; allá los colegas dramaturgos me hablaron de hacer un festival internacional de teatro en Bolivia. Yo les hablé del Festival de la Cultura en Sucre y el Festival Nacional de Teatro Peter Travesí.
Al volver a Bolivia me dije que es complicado, no estaba muy animada, pero de pronto, pensándolo, dije: “es posible”. Como el tema era hacer un festival internacional de teatro en Bolivia, la primera versión del Fitaz la hice en Santa Cruz, porque yo creé el festival de teatro de esa ciudad el año 1997.
¿Por qué Santa Cruz? En primer lugar por la altura, porque mucha gente tiene espectáculos donde les exigen mucho físicamente y Santa Cruz tiene un clima cálido y menos problemas para los artistas. Eso por un lado, y por otro, porque en ese momento había una posibilidad de apoyo económico más en Santa Cruz que en La Paz. El momento del que hablo es de 1997. Entonces hice el primer festival internacional de teatro en Santa Cruz que perdura hasta ahora. De vuelta a La Paz, colegas míos paceños me preguntan por qué hacer un festival en Santa Cruz y no en La Paz.
Se dio la oportunidad el año 1999, que coincidió con el nombramiento de La Paz como Capital Iberoamericana de la Cultura y entonces presenté un proyecto para que nos dieran los teatros municipales y después de muchos problemillas que no faltan se realizó el Primer Festival Internacional de Teatro en La Paz.
—¿Con qué finalidad nace el Festival de Teatro?
—La finalidad de hacer un festival internacional en Bolivia y sobre todo en La Paz, era ayudar al desarrollo del teatro nacional; ése era el propósito. Y tratar de interrelacionar a la gente del teatro con otros grupos y compañías de teatro del exterior para acercar a la gente que no podía viajar a ver otras propuestas escénicas fuera de La Paz y de Bolivia. El festival busca esa interrelación de los grupos teatrales.
—¿Cómo decidió pasar la posta a Bernardo Arancibia?
—Yo, muy contenta con la elección que hice por Bernardo Arancibia. Invité a Bernardo, porque el Fitaz es un proyecto independiente, una iniciativa privada; o sea que no tenemos que pedir permiso de una administración pública ni mucho menos.
Hay un momento en que uno dice: “Las cosas están marchando bien y alcanzó un alto prestigio a nivel internacional y nacional”. Entonces, había que ponerlo en manos de alguien que sepa de teatro, que sea joven y que sea una persona con capacidad. Concluyo diciendo que estoy muy satisfecha por la conducción que ha tenido Bernardo Arancibia.
—¿Cuáles son los retos del teatro y la responsabilidad del Estado en la gestión cultural?
—No tengo la menor idea de lo que pueda hacer el Estado (ríe). La Alcaldía siempre nos ha colaborado y en 2018 el Fitaz fue nombrado como Patrimonio de la Ciudad de La Paz. En razón de ello, hay mucho más trabajo para continuar, ya que se ha alcanzado un buen nivel y eso ahora está en manos de Bernardo con un pequeño equipo primigenio.
—¿Cómo ha visto el Fitaz este año sin su presencia?
—Yo decidí ya no seguir porque 20 años son suficientes, ¿no le parece? (ríe).
—¿Qué retos cree que tiene el Fitaz para los siguientes años?
Los retos siempre son mantener y seguir elevando ese nivel en el sentido de las relaciones con las propuestas escénicas del mundo.
Mejorar en la calidad tanto de lo nacional como de lo internacional y en expandirnos más, porque hubo años en que la oferta llegó a otras ciudades del país. Llevamos el Fitaz a Tarija, Santa Cruz, Cochabamba y Sucre, por lo que lo más importante es seguir con esa línea y, sobre todo, en la calidad de los espectáculos, porque el público se lo merece.
—Tras alejarse del teatro, ¿cuáles son sus proyectos?
—Yo escribo teatro y ya me han publicado, por ejemplo, en la Universidad de Cambridge, en Estados Unidos, y también en la Universidad de Antioquia, en Colombia.
—¿Qué tipo de dramaturgia?
—Bueno, el teatro se divide en los géneros de comedia, tragedia, drama, y en los últimos tiempos lo que se llama la nueva escritura teatral contemporánea.
—¿Qué quiere decir esto?
—Generalmente, esto no entra en los cánones de la escritura, que es teatral, pero no es dialógica. Entonces, yo he escrito muchos monólogos y lo que tengo que hacer es publicar. Tengo algunas obras que incluyen dos personajes o tres personajes. Nunca mi escritura es para muchos personajes, lo máximo que he escrito es una obra con cuatro personajes y seguir en eso, porque el teatro es un testimonio de nuestros días, el teatro es reflexión y entretenimiento desde el punto de vista de la puesta en escena, pero en la literatura teatral, el arte teatral, tiene su valor en el texto.
—¿Cuándo tiene previsto publicar sus obras?
—Espero que pueda ser a fin de año, no antes. Tengo seis monólogos, dos obras de dos personajes y una obra con tres personajes. Este fin de año también sale la memoria de Fitaz, contendrá información de los países que participaron, fotografías año por año, los elencos nacionales e internacionales, y artículos. Serán los 13 años del Festival de Teatro.
Maritza deja un legado de alto nivel
Talentosa como actriz y directora de teatro, además de una incesante gestora cultural, así describe — con admiración— a Maritza Wilde Bernardo Arancibia. El nuevo director del festival asegura que continuará con el legado que le dejó una mujer innovadora, quien en el teatro marcó las huellas del camino que hoy recorre el Fitaz.
“Los 22 años de Maritza en el Fitaz son un trabajo muy valorable. Llevar a cabo un festival de estas características es un reto muy grande y Maritza lo hizo 12 veces. Para mí eso es admirable. Maritza ha dejado un legado teatral de alto nivel. Respeto y valoro la labor de Maritza”, sostuvo en un contacto con LA RAZÓN.
Con el reto de asumir la organización de la XIII versión del Fitaz, el también actor ponderó las enseñanzas que dejó su antecesora. “Maritza me ha dado muchos consejos. Siempre ha estado atenta a cualquier duda. Una de sus principales preocupaciones es cuidar la calidad de atención para que los artistas hagan su trabajo de la mejor manera posible”, dijo sobre su mejor enseñanza.
PERFIL
Nombre: Maritza Wilde
Profesión: Actriz y directora de teatro, y dramaturga
TRABAJO
Puso en escena más de 40 obras, entre las más destacadas: Las Juanas (1989), La abuela azul (1990), Adjetivos (1990), El escudo y la piedra (1992), No me canso (1993), Solas (1993), Camellos en mi jardín (1994) y La Buhardilla (1995).