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La adoración al Niño Jesús, una tradición de casi medio siglo en el Barrio Minero de El Alto

Cada Navidadm, niños y jóvenes del Barrio Minero practican la tradicional adoración el Niño Jesús.

Cada Navidadm, niños y jóvenes del Barrio Minero practican la tradicional adoración el Niño Jesús.

Como cada Navidad, desde hace 46 años, niños, jóvenes y adultos se congregan en la parroquia Divino Niño para adorar a la imagen del Niño Jesús, una tradición que se practica en el Barrio Minero de El Alto.

Cada atardecer, desde el 24 de diciembre hasta el 5 de enero de cada año, los niños llegan a la parroquia Divino Niño. Luego de dejar a las imágenes en el altar se alistan para danzar villancicos.

Luego es el turno de los jóvenes, que en parejas danzan y brincan delante del altar donde hay al menos medio centenar de imágenes del Niño Jesús.

Se trata de una tradición traída por los residentes de Pulacayo, Corococo, Colquiri y Huanuni, centros mineros que fueron deshabitados desde 1985, luego de la relocalización minera en Bolivia, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, y se asentaron en esa zona ubicada en el Distrito 1.

Hace 46 años, el 29 de noviembre de 1977, varios jóvenes de entre 18 años de edad para adelante, deciden conformar un grupo al que denominaron Mayner. El fin principal era el de rescatar y mantener las tradiciones que practicaban en los centros mineros, también para la práctica de deportes y otras actividades.

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Tras la creación del club, la primera actividad que se avecinaba era la Navidad. Un día, en la calle Rodolfo Palenque, cerca al Barrio Minero, hubo otra reunión donde recolectaron recursos económicos para comprar una imagen del Niño.

CARPA

Ya con la imagen buscaron un lugar para cumplir con la tradición, pero al no encontrar instalaron una carpa a la intemperie. “Cada noche entre dos o tres jóvenes se quedaban a dormir para cuidar el nacimiento. Un año cayó una fuerte nevada y todos se fueron a sus casas y una persona robó al Niño. Las huellas de sus pisadas en la nieve permitieron dar con el ladrón y recuperaron ese mismo día”, recuerda Melva Márquez.

Así, con los años, la adoración al Niño Jesús cobró fuerza y hoy una cuarta generación mantiene la tradición.

“Cada año hay un encargado que organiza la actividad. Los devotos se hacen anotar con anticipación. Hace cuatro años pedí hacerme cargo de la organización para la Navidad de 2023 y el sábado (6 de enero) luego de una misa y una chocolatada, entregaré al Niño al próximo pasante”, contó a La Razón Nayla Márquez, que desde hace cinco años radica en Estados Unidos y llegó al país para cumplir con su compromiso.

La actividad concluye este sábado, con una misa y un compartimiento que consiste en los tradicionales buñuelos con una taza de chocolate caliente.

Los organizadores, en retribución, entregarán obsequios a quienes participaron de la actividad durante 13 días.