Ayer, el Ejecutivo aprobó medidas como el incremento del IVA, la eliminación de la deducción por la adquisición de viviendas y los recortes a la administración pública, entre otras. España atraviesa “uno de los momentos más difíciles y traumáticos de su historia reciente”, dijo la portavoz del Gobierno, Soraya Saénz, para justificar el drástico plan de ajuste.

Entretanto, miles de personas, incluso bomberos y policías, protestaron por las principales calles de Madrid contra la decisión. Todo comenzó a última hora de la tarde. Unas 300 personas se concentraron frente a la sede madrileña del Partido Popular (PP) en la calle Génova, y progresivamente, más gente se fue uniendo a la convocatoria, que nació en las redes sociales. A las ocho de la noche ya eran cerca de 1.000.

Mientras la Policía y algunos protestantes se zarandeaban y se provocaban, más personas se sumaban a la convocatoria.
Tras dispersarse la primera manifestación, la Policía, ya sobre aviso, impidió el acceso a la calle donde se encuentran las oficinas del PSOE  y se produjeron cargas violentas.

Los manifestantes intentaron en vano acercarse a la sede socialista e incluso lanzaron botellas y latas. En ese momento los policías antidisturbios cargaron, intentando dispersar la convocatoria.  Producto de ese enfrentamiento, se registraron varios heridos y al menos cinco detenidos, entre ellos una mujer de unos 60 años.

Impacto “Cada vez nos van recortando más el sueldo”, afirma Nuria Rodríguez, de 35 años y funcionaria regional. Tiene dos hijos y un marido afectado en otra empresa por un expediente de regulación de empleo. La manifestante, con contrato interino, perderá su empleo en septiembre.

Mientras las protestas de los funcionarios públicos se multiplican en todo el país, los principales sindicatos del país, la Unión General de Trabajadores (UGT) y la de Comisiones Obreras (CCOO), convocaron un día de manifestaciones en todo el país para el 19 de julio.

Desde el anuncio del miércoles, arreciaron las críticas contra el plan de rigor que afectará directamente el poder adquisitivo de los españoles y debería agravar la recesión económica que sufre el país, señalan algunos analistas.