El primer ministro británico, Gordon Brown, fue traicionado ayer por un micrófono que le pilló llamando «sectaria» a una señora con la que acababa de hablar en un acto en Rochdale a ocho días de las elecciones generales.

Inmediatamente después del breve encuentro con esta votante laborista, Brown se metió en el coche sin darse cuenta de que llevaba todavía un micrófono, y la conversación privada que mantuvo con uno de sus colaboradores se difundió rápidamente por todos los medios de comunicación del país. «Ha sido un desastre. Nunca deberías haberme puesto a esa mujer. ¿De quién fue la idea?», dijo Brown. «Era una especie de sectaria», agregó, pero luego tuvo que pedirle perdón.