El régimen y los rebeldes sirios se acusaron mutuamente ayer de haber empleado armas químicas, por primera vez en dos años de conflicto, aunque Estados Unidos dijo no tener pruebas de ello.

Rusia dio crédito a las acusaciones del gobierno de Bashar al Asad, su aliado, diciendo haber “recibido informaciones” de que los rebeldes emplearon armas químicas durante un ataque en la provincia de Alepo (norte), que dejó oficialmente 31 muertos.

La información no pudo ser confirmada oficialmente. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó un disparo de misil tierra-tierra contra el ejército en la localidad de Jan al Asal, pero duda de que estuviera cargado de material no convencional. Mientras se espera que la ONU o la Cruz Roja acudan a la zona para verificar los hechos, la comunidad internacional multiplicó las advertencias contra el uso de armas químicas.