Desigualdad y crecimiento
Si se logra que el incremento salarial apoye la producción nacional, se conseguirá mayor crecimiento del país
El martes 23 de abril, el Gobierno firmó el acuerdo de incremento salarial al Salario Mínimo (SM, 5,8%) y al Haber Básico (HB, 3%), ambas cifras sorprendieron por su magnitud y los sectores empresariales salieron a cuestionarlas. ¿Cuáles son los aspectos que cuestionaron y qué es lo positivo que no reflejan del incremento salarial?
El primero, la acusación de acuerdo político. Los empresarios señalan que no existen condiciones económicas para aplicar el aumento salarial y que el móvil sería un acuerdo político para asegurar el apoyo de los trabajadores. Sin embargo, lo real es que el crecimiento económico del país fue en 2023 del 3%, y la inflación llegó a un 2,12%.
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La política salarial del Modelo Económico Social Comunitario Productivo ha brindado incrementos reales, ya que igualar el margen de inflación es reposición, y no lograr un incremento real acorde al crecimiento económico sería permitir la concentración de la riqueza en pocas manos. Por ello, un incremento acorde al crecimiento económico es un parámetro real y posible en la economía.
Por otro lado, el incremento al SM es mayor para proteger a las familias de trabajadores con menores ingresos, es un tema de justicia social que representa un menor incremento cuantitativo respecto a quienes ganan más. Por ejemplo, un trabajador de aseo urbano gana un SM y recibirá un incremento de Bs 138, mientras que un médico institucionalizado que gana Bs 21.000 recibirá Bs 630 de incremento. Un mayor aumento en el mínimo ayuda a mejorar la condición de vida de los trabajadores de menos ingresos.
Respecto al cuestionamiento de productividad, que se habría estancado en el país, no se considera que varios aspectos en la mejora de la productividad dependen de los empresarios, como la infraestructura, las metodologías de trabajo, organización de procesos, planificación y gestión de tiempo, equipamiento técnico y tecnología, e innovación.
En este aspecto, los incentivos tributarios a la importación de bienes de capital han sido un apoyo a la mejora de la productividad, y el incremento salarial puede permitir al trabajador un mejor acceso a bienes y servicios, y formación continua, que hoy tiene mayor participación en educación técnica y superior universitaria que hace 20 años.
Respecto a la inflación, durante varios años se ha dicho que existe un proceso de inflación que se manifiesta con cada incremento salarial. Sin embargo, el aumento es superior a los niveles de inflación cada año, y el modelo económico ha logrado mantener niveles controlables de inflación.
Con relación a qué segmentos se benefician, es importante tener en cuenta tanto a los directamente beneficiarios como a los indirectos. Los directos son los trabajadores asalariados cuyo incremento lo podrán disponer en bienes y servicios en el país. Los indirectos son todos aquellos que proveen esos bienes y servicios, desde gremiales, transportistas hasta bancos e industrias productivas. Lo que se busca es que crezca la demanda interna, y el salario de los trabajadores es un factor importante para lograrlo.
Respecto a los apoyos que recibe el sector productivo e industrial, está el programa Consume lo Nuestro, que aparta algunos ingresos de los trabajadores del Estado para que solo puedan disponerse en la compra de productos hechos en Bolivia. También las compras públicas por catálogo electrónico, para que todas las entidades públicas del país compren con prioridad productos hechos en Bolivia en sus procesos de contratación.
Además, están los incentivos tributarios vigentes con la aprobación de la ley del presupuesto 2024, que liberan de impuestos a la importación de bienes de capital, favoreciendo a la industria (y a la productividad), así como el impulso al sector privado, pequeño, mediano y grande, a través de la inversión pública.
Si se logra que el incremento salarial apoye la producción nacional, se conseguirá mayor crecimiento del país. En eso ayudará que todos los niveles de gobierno, como gobernaciones, municipios, inclusive universidades y el sector privado, se sumen al Consume lo Nuestro y que, como país, prioricemos la compra de productos hechos en Bolivia. Así seguiremos avanzando en el crecimiento económico con justicia social.
(*) Edmundo Juan Nogales Arancibia es abogado y analista político