Los socorristas buscaban ayer con pocas esperanzas a entre 20 y 30 personas que quedaron sepultadas por un alud de tierra en una carretera del noroeste de Colombia, en medio de la angustia de sus familiares que siguen minuto a minuto los esfuerzos del rescate.

Hacia el final de la tarde del martes, ya había empezado a trabajar la maquinaria especializada y perros entrenados habían marcado sitios donde podría haber víctimas, pero los rescatistas no podían aún llegar a ellas, explicó a la AFP César Urueña, subdirector operativo de socorro de la Cruz Roja.

«Se trata de una situación muy compleja, porque fue mucho el material que cayó. No va a ser fácil llegar a los primeros cuerpos, y obviamente las condiciones no son las mejores allí, hay obstrucción de oxígeno», dijo Urueña.

El derrumbe ocurrió el lunes en la tarde en el sitio denominado Manglar, a unas tres horas de Medellín, en la carretera que conduce al mar, en Urabá, cuando alrededor de 20 personas pasaban de un autobús a otro vehículo. El alud derribó además seis viviendas.

Un policía de carreteras que intentaba ayudar a una mujer quedó atrapado, confirmó Urueña. La avalancha fue de unos 100.000 metros cúbicos de tierra en una extensión de entre 400 y 500 metros, según las autoridades.

Decenas de personas se agolparon a los bordes de la carretera, a la espera de recibir noticias de sus familiares que suponen quedaron bajo tierra.