Enviado de Unasur confía en que Paraguay invitará al bloque para elecciones
El peruano Salomón Lerner encabeza el Grupo de Alto Nivel creado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para analizar la situación de Paraguay tras la suspensión del país el 29 de junio pasado, y elevará un informe a la cumbre del bloque en Lima, a fines de este mes.
El enviado de la Unasur, el peruano Salomón Lerner, expresó hoy su confianza en que el Gobierno de Paraguay decida invitar al bloque para observar las elecciones de 2013, pese a que no fue recibido por las autoridades durante su visita de dos días a Asunción.
Lerner habló en esos términos en declaraciones a periodistas al concluir su visita «no oficial», como la definió, a la capital paraguaya, durante la que recabó información sobre el proceso por el que atraviesa el país tras la destitución del presidente Fernando Lugo en un juicio político parlamentario el 22 de junio pasado.
El Gobierno «no nos ha invitado en esta ocasión, pero estamos seguros de que vamos a hacer los puentes necesarios para poder tener las invitaciones oficiales y poder concurrir en este propósito de seguimiento y de evaluación de toda la situación que conlleve a que todos recibamos a Paraguay dentro de la unidad de todos los países de la Unasur», mencionó el emisario.
Lerner encabeza el Grupo de Alto Nivel creado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para analizar la situación de Paraguay tras la suspensión del país el 29 de junio pasado, y elevará un informe a la cumbre del bloque en Lima, a fines de este mes.
El enviado acudió a Paraguay por invitación del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), que, dijo, le entregó «una invitación para participar en la observación electoral».
«Estamos esperando que a, su vez, el Gobierno paraguayo haga las invitaciones oficiales para poder estar en esta observación», insistió, aunque el presidente Federico Franco lo ha descartado repetidamente.
El propósito de la Unasur, aseveró, es «legitimar el proceso democrático transparente, que Paraguay tenga el concepto de que es un país que ha conseguido en su cronograma democrático con transparencia poder realizar un proceso limpio y transparente».
El diplomático lamentó que el Gobierno haya rehusado recibirlo para conversar, pese a que hizo la solicitud correspondiente antes de viajar a Asunción.
«Lamentablemente, no hemos conseguido ese propósito», dijo. Tanto la Unasur como el Mercosur suspendieron a Paraguay hasta las elecciones de 2013 por considerar que con la destitución de Lugo se produjo un «quiebre democrático».
Para el Gobierno de Franco, la Unasur ha llevado la exclusión política de Paraguay a foros económicos, sociales y técnicos, en lo que calificó ayer de una «cruzada de persecución» que busca «coaccionar» al país y «coartar el pleno ejercicio de sus derechos soberanos».
En un comunicado, la Cancillería puso ayer en duda la «imparcialidad de opinión» del bloque, sin mencionar a Lerner y su visita.
El enviado del organismo mantuvo que el «ánimo» de la Unasur es lograr la «unidad política» regional, y recordó que en la cumbre de Lima se aprobarán grandes proyectos de infraestructura por valor de 13.000 millones de dólares.
«Creo que también es necesario que Paraguay se junte a esos propósitos de desarrollar conjuntamente infraestructura, defensa, salud», abundó.
Según insistió, a preguntas de periodistas, «no es el propósito de que se lidere con grupos ideológicos dentro de la Unasur. Es una composición de países que busca el bienestar de sus pueblos».
Durante su permanencia en Paraguay, el peruano se entrevistó con autoridades del TSJE, dirigentes políticos -incluido Lugo-, miembros de la prensa, organizaciones civiles y sindicales y gremios empresariales.
Su visita coincidió con una serie de movilizaciones y protestas de grupos civiles y de derechos humanos a favor de cuatro de los campesinos detenidos por la matanza de Curuguaty del pasado 15 de junio -detonante de la destitución de Lugo- que llevan casi dos meses en huelga de hambre.
Precisamente hoy el juez de la causa, José Benítez, dispuso la prisión domiciliaria de los cuatro campesinos, que están hospitalizados con la salud muy deteriorada, y un quinto, que recibió un balazo durante los enfrentamientos de Curuguaty, fue sometido a una cirugía reconstructiva de la mandíbula.