Los islamistas moderados del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, revalidaron hoy una cómoda mayoría absoluta, con 326 escaños, en las elecciones generales celebradas  ayer en Turquía.

Con el 95,1% de las papeletas escrutadas, el AKP obtuvo un 50,4 por ciento, seguido del CHP con un 25,8%, del Partido de Acción Nacionalista (MHP) con un 13,1% y los independientes del Partido de la Paz y la Democracia (BDP) de los kurdos con  6,2%.

La economía y el reparto del bienestar entre la población dominaron las promesas de la tercera cita que Erdogan y su Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) —actualmente en el poder con Abdullah Gül— ganan de manera consecutiva.

El «milagro económico» de Turquía en la última década es palpable, con un crecimiento del 8,9 por ciento el 2010, aunque no haya repercutido tanto en algunos sectores como los campesinos y los trabajadores en la industria.

La supuesta «agenda secreta» de Erdogan para islamizar a Turquía, temor que era amplio en las elecciones del 2007, ha quedado prácticamente olvidada, salvo en los sectores más suspicaces del laicismo turco.

Sin embargo, su retórica nacionalista, en los últimos tiempos, ha dañado su popularidad entre los votantes kurdos, que hoy lo castigaron claramente en las urnas de las provincias del sudeste.