Francia organizó la reunión celebrada en París con ministros europeos y de Canadá sobre inmigración irregular y derecho de asilo, pero intentó evitar discutir sobre las expulsiones de gitanos, asunto que ha puesto en tensión las relaciones entre París y la Comisión Europea.

Pese a que trató de eludir el tema de las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros de suelo galo, el ministro francés de Inmigración, Eric Besson, organizador del encuentro internacional, no pudo escapar a la polémica, y se esforzó en defender ante la prensa la posición de su país.

En primer lugar, negó que se tratara de expulsiones colectivas y que su objetivo fuera la comunidad romaní, señaló que se trata del envío de «ciudadanos rumanos y búlgaros» a sus países.

Sobre todo, insistió en que en este tema «Francia respeta escrupulosamente el derecho comunitario».  Aseguró que el Gobierno francés está dispuesto a seguir dando explicaciones ante la Comisión Europea, cuya representante en esta conferencia de París, la titular de Asuntos Interiores, Cecilia Malstrom, ayer no quiso comparecer ante los periodistas, al contrario que el resto de los participantes.