Un parto difícil y largo. Un baile de estrellas, estrellones y estrellados que se dirimió durante todo el día, entre desmentidos, vetos y descartes. La política interna ha  obligado a François Hollande a hacer malabares para dar espacio en su primer Gobierno a las distintas generaciones, regiones, fidelidades, razas y sensibilidades del Partido Socialista (PS) para acabar formando un Gabinete sólo color de rosa, aunque teñido con una ministra de los Verdes.

Hollande y su flamante primer ministro, Jean-Marc Ayrault, han pasado grandes fatigas durante todo el día para cuadrar un equipo que según lo prometido en la campaña debía ser paritario entre hombres y mujeres. Tras muchas dudas y negociaciones, el resultado final ha sido un grupo heterogéneo y plural, joven (siete treintañeros) y nominalmente paritario (17 mujeres, 17 hombres), con una potente presencia de las minorías étnicas (cuatro hijos de inmigrantes y tres de los territorios de ultramar) y marcado por la ausencia de Martine Aubry, la primera secretaria del PS, que se ha caído del cartel sin ocultar su decepción por no haber sido nombrada primera ministra.

A las siete y media, el secretario general del Elíseo ha leído la lista en el patio del palacio.

El primer Gabinete socialista en diez años sólo cuenta con cuatro exministros. Uno de ellos es un dinosaurio de pasado turbio, el ex primer ministro Laurent Fabius (1984-1986), que ocupará la cartera de Exteriores. Toda una rehabilitación para un hombre que llevaba tiempo en barbecho porque perdió gran parte de su prestigio con el escándalo de las transfusiones a hemofílicos con sangre contaminada por sida.

Hay también rostros de la nueva izquierda socialista, como Arnaud Montebourg (que será el titular de un extraño invento llamado Reindustrialización), conocido como “el desglobalizador” por su acérrima defensa del proteccionismo europeo y del ‘made in France’. Y un destacado miembro de la corriente centrista, encarnada por el barcelonés Manuel Valls (Interior), especializado en temas de seguridad e inmigración y responsable de comunicación de la campaña de Hollande.

Otro estrecho colaborador del presidente, Pierre Moscovici, director de su campaña, que sonaba para el Quai D’Orsay, acabó situado al final en Economía, mientras Michel Sapin, redactor del programa económico, será ministro de Trabajo. Las dos mujeres más prominentes del Gabinete pertenecen a minorías raciales; son la ministra de Justicia, Christiane Taubira (originaria de la Guyana), y Najat Vallaud Belkacem (nacida en Marruecos en 1977), que será la portavoz del Gobierno y titular de Derechos de la Mujer.

La expareja de Hollande, Ségoléne Royal, como se preveía, no formará parte del Gobierno y se encamina hacia la presidencia de la Asamblea Nacional. La primera reunión de gabinete fue convocada por el primer ministro Jean-Marc Ayrault para  mañana.

El Ejecutivo francés, con cita en EEUU

En la Cumbre del Grupo de los 8 (G8) que se reúne mañana en Camp David (EEUU), las miradas se centrarán en dos líderes europeos, la canciller Angela Merkel, y el  nuevo presidente francés, François Hollande, para quien Camp David supondrá su debut en la escena internacional.

El principal tema a debatir para, en la medida de lo posible, buscar soluciones hasta ahora elusivas es la continuada crisis europea. No estarán allí presentes algunos de los países que más preocupación causan, como Grecia o España, que sólo participarán en el segundo encuentro, el de la OTAN, a partir del domingo en Chicago.

Merkel llega a EEUU más cuestionada que nunca en Europa por su política de austeridad. Tuvo como aliado al derechista Nicolas Sarkozy, vencido en las urnas por el socialista Hollande. El flamante Mandatario francés  con quien la canciller pudo verse en privado en Berlín el día de su asunción, se ha convertido en el símbolo de quienes rechazan en Europa, y cada vez son más, la política de ajustes y cortes sociales.