El líder de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, profundizó su enfrentamiento con el Gobierno en la primera jornada de huelga nacional convocada en más de una década en Argentina, pero no logró paralizar la actividad del país.

Moyano, viejo dirigente peronista, antiguo aliado del kirchnerismo y hoy uno de sus más encarnizados enemigos, criticó la «soberbia abrumadora» de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y pidió diálogo al Gobierno. La Mandataria insistió, en las redes sociales en no aceptar la «extorsión»; optó por viajar al interior para inaugurar una granja porcina.

Cerca de 25 mil personas, según medios locales, tomaron la capital argentina para participar en la movilización convocada por Moyano en la emblemática Plaza de Mayo en contra de la política del Gobierno kirchnerista.

La convocatoria, secundada mayoritariamente por el sindicato de camioneros con la adhesión de varios gremios de la CGT, bloqueó el tránsito en Buenos Aires, pero no logró paralizar la actividad del país porque el transporte público y los servicios funcionaron con normalidad, aunque obligó a reprogramar vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral.

En el consejo directivo de la CGT, 19 de sus 35 miembros pugnan por una renovación en la central obrera y ayer se desmarcaron de la convocatoria en una solicitada publicada en la prensa local en la que denunciaron que el paro tiene «intencionalidad política» y responde a la «búsqueda de un mezquino beneficio personal».