“Mire qué poco estamos pidiendo: dialogar. No estamos pidiendo que nos den la razón. Estamos pidiendo que se sienten en una mesa a dialogar”, dijo Kirchner, sentada en primera fila como una más ante las autoridades de este organismo especial de la ONU que se reúne una vez por año.

“No vengo sola, vengo acompañada por la mayoría de los partidos políticos de la República Argentina con representación parlamentaria, duros opositores a mi gobierno”, agregó al referirse a la delegación —en la que también hubo veteranos de la guerra de 1982— que llegó a Nueva York para mostrar el consenso existente en su país por la cuestión Malvinas.

“Argentina está abierta a la negociación”, continuó la Presidenta, quien recordó una propuesta secreta británica al gobierno del entonces mandatario Juan Domingo Perón en la década de 1970 para una soberanía compartida que no prosperó por la muerte de éste.

Descolonización. La reunión del Comité de Descolonización tuvo lugar en la fecha del 30ª aniversario del final de la guerra ganada por el Reino Unido y dos días después del anuncio de un referéndum entre los isleños sobre el estatus político que desean en el territorio, en manos británicas desde 1833.

Antes de este encuentro, Kirchner se entrevistó con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien reconoció el “fuerte apoyo regional” al reclamo argentino sobre Malvinas, según un comunicado de la ONU.

El Comité de Descolonización, integrado por 24 países, aprobó durante la reunión, como lo hace en forma regular desde 1965, una resolución instando a ambas partes a entablar negociaciones por la disputa del archipiélago en el Atlántico Sur. Su presidente, el ecuatoriano Diego Morejón Pazmiño, afirmó que la presencia de Kirchner “es histórica” y “da credibilidad al sistema de Naciones Unidas”.

En el marco de un endurecimiento de su reclamo, Argentina ha logrado en los últimos meses el apoyo a su demanda de los países latinoamericanos, incluida la decisión de los miembros del Mercosur como Brasil, Uruguay y Chile (asociado) de prohibir el ingreso a sus puertos de buques con la bandera de Malvinas.

En febrero, el canciller Timerman denunció ante la ONU una “militarización” británica del Atlántico Sur y la exploración de posibles recursos petroleros en esa región, acusaciones rechazadas por Londres, para quien la cuestión de la soberanía quedó zanjada en 1982.

Los malvinenses isleños, que reivindican su derecho a la autodeterminación, no son reconocidos por el Gobierno argentino, que insiste en negociar directamente con el Reino Unido.

“Nuestra cuestión es con el Reino Unido”, dijo en ese sentido Kirchner. “La decisión del Reino Unido de no respetar las resoluciones de la ONU va más allá de una cuestión bilateral con la República Argentina: afecta al orden global, a tener un mundo más equitativo, más igualitario”, señaló. El embajador británico ante la ONU, Lyall Grant, que no participó de la reunión, acusó a Argentina de “haber incrementado el nivel de retórica en los últimos meses”. 

La guerra en las Malvinas, que duró 74 días entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, fue lanzada por la dictadura militar en el poder en Buenos Aires en ese entonces, durante la presidencia de facto de Leopoldo Fortunato Galtieri, y dejó 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños (por entonces, “ciudadanos de segunda”) muertos.

Denuncias contra el Reino Unido

Militares

El despliegue de un submarino con carga nuclear en el mar circundante a las islas fue denunciado en febrero.

Económicas

La licencia a cinco empresas petroleras británicas para explorar áreas marinas en litigio fue denunciada este mes.

Londres auspicia celebración isleña

Citando a John Lennon, un texto firmado por la presidenta Cristina Fernández publicado ayer en el diario The Guardian, el mayor de centro-izquierda en el Reino Unido, invitaba a los británicos a “dar una oportunidad a la paz” en las islas Malvinas.

“Esto no es un juego de Monopoly mundial, con naciones que se pasan territorios entre ellas”, respondió el primer ministro conservador británico David Cameron desde los lujosos salones del histórico Lincoln’s Inn londinese.

Ayer la bandera de Malvinas flameó en el número 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro. En las islas, con una temperatura gélida, nevadas, lluvia y un viento de 40km/h, los malvinenses celebraron poco tiempo al aire libre “a quienes nos liberaron”, como dice un monumento local. Las autoridades del Ministerio de RREE llegadas de Gran Bretaña contribuyeron con las celebraciones, después de lanzar la noticia de un referéndum de autodeterminación para 2013.

Londres tiene interés en que los “kelpers”, como llaman a los isleños, busquen integrarse a Gran Bretaña y no se autonomicen ante la expectativa de riquezas petrolíferas en el archipiélago.