Un reporte de BBC Mundo desde Caracas señala que en el oficialismo, el presidente Hugo Chávez ha dicho que aspira al menos a preservar dos tercios de la Asamblea Nacional —110 diputados de un total de 165—el mínimo requerido para garantizar la aprobación de leyes orgánicas y otras decisiones fundamentales para el avance del «proceso» sin ningún tipo de obstáculos.

En la otra acera, la oposición vuelve a la institucionalidad tras haberse retirado de los pasados comicios parlamentarios del 2005.
Ahora aspira a quebrar la hegemonía que ayudó a crear en el poder legislativo —y para ello—, le hacen falta al menos 56 diputados. Empecemos por un escenario en el que la oposición gana (rompe la mayoría calificada o de dos tercios) y el oficialismo gana (mantiene la mayoría absoluta). En ese caso, politólogos consultados por BBC Mundo coincidieron en que la primera batalla postelectoral sería simbólica.

«El gobierno va a tratar de convertir cualquier resultado en una victoria suya (…). El tercio es fundamental (para la oposición), pero incluso obteniéndolo podría haber una desvalorización, porque algunos pensarán que tendría que ser mayoría aplastante», opina la politóloga Colette Capriles.

«(Si lograra el tercio), la oposición generaría mucha fuerza, porque trataría de transformar una derrota en una victoria», dice el también politólogo Nicmer Evans.

Pasado el forcejeo por la apropiación del resultado, ¿qué pasará en la Asamblea? Nadie parece dudar de que cierta inestabilidad comenzará a formar parte de la ecuación. «La dinámica de la política va a ser diferente. Espacios nuevos van a intervenir», dice Capriles. «El (oficialista) Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), buscando un objetivo de la transformación política y social que no va a abandonar, tendría diversas opciones bastante complicadas», señala Evans.

Ninguno de los dos politólogos descarta la posibilidad de que haya un diálogo, si bien ambos admiten que no sería cosa fácil. «No es que la oposición vaya a tener éxito inmediatamente, ni siquiera que tendrá éxito, pero lo que sí es cierto es que va a ser diferente», resume Capriles.

A esto podría contribuir el hecho de que el 2012 habrá elecciones presidenciales. Encuestas coinciden en que ciertos elementos más radicales del proyecto impulsado por el presidente Hugo Chávez (como la primacía de la propiedad social sobre la propiedad privada) no gozan de aceptación entre los venezolanos.

Si la oposición sorprende

Equilibrio
La otra opción es que no haya negociación, la tesis es similar a si la oposición llegara a obtener la mayoría absoluta de la Asamblea. La respuesta podría ser una «radicalización» de la acción oficial, decida «ignorar y desvalorizar la sociedad democrática», según Colette Capriles.