El Gobierno de Marruecos, que prohibió el acceso a la capital del Sahara Occidental de un grupo de nueve periodistas españoles y expulsó a tres de la Cadena SER, impide la verificación independiente de la situación tras el reciente estallido de violencia y represión.

Con la detención el jueves de los periodistas de la Ser Àngels Barceló y Nicolás Castellano junto con el técnico Ángel Cabrera, el Gobierno marroquí ha mantenido el cerco informativo en torno a El Aaiún, lugar al que no permite acceder a los periodistas —tampoco a los corresponsales en Rabat— para comprobar las denuncias de los saharauis.

El grupo de periodistas españoles —dos de TVE, uno de Onda Cero, dos de Antena 3, una de France Press, uno de Público y los dos enviados de EFE— que viajó ayer en el vuelo de Binter que une la capital grancanaria con la ex colonia española, no pudo siquiera desembarcar de la aeronave.

Policías de paisano accedieron al avión una vez que el resto de pasajeros había descendido y recogieron los pasaportes de los enviados especiales con aparentes muestras de tranquilidad y sin que de sus gestos se desprendiese la inminente negativa a permitir el acceso a la prensa internacional.

Antes de despegar de Gando, en la Gran Canaria, el comandante de Binter había pedido a los periodistas que mantuvieran la serenidad.