La secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, Janet Napolitano, ordenó una inmediata investigación para determinar los motivos por los cuales el boliviano Carlos Martinelly Montaño (23) no fue deportado desde el 2008.

Martinelly provocó un accidente el domingo, cuando, según la Policía, conducía en estado de ebriedad. En el hecho ocurrido en el condado de Prince William, Virginia, murió una monja y otras dos sufrieron heridas graves.

Napolitano cuestionó «por qué estaba este individuo conduciendo aquí todavía? Estaba en procedimientos de deportación. Por qué tomaron tanto tiempo»

Martinelly fue arrestado en dos ocasiones por conducir ebrio y fue entregado a las autoridades de Migración, pero fue liberado bajo fianza el 2008. Estaba a la espera de la decisión de un juez, quien hasta la fecha no emitió su dictamen. Los cargos que ahora enfrenta son homicidio involuntario y por conducir en estado de ebriedad y con licencia revocada.

El vehículo en el que viajaban Connie Ruth Lupton, Charlotte Lange y Denise Mosier (66) fue impactado de frente cuando iban a misa. Mosier murió al instante. Lupton y Lange están hospitalizadas en estado crítico y aún están imposibilitadas para hablar.

Nancy Ávalos, novia de Martinelly, habló con la cadena Fox y pidió perdón a la comunidad por la muerte de Mosier.

Según la agencia EFE, Alejandro y María Martinelly, padres de Carlos, acudieron al convento de Saint Benedict en busca del perdón de las monjas. Ambos aseguran que su hijo estaba trabajando legalmente en el país, pese a haber entrado de forma ilegal en 1996. Sin embargo, la Policía dice que Martinelly es indocumentado.

La conductora del programa al Rojo Vivo, María Celeste Arraras, señaló ayer que el accidente provocado por el inmigrante «ha puesto en bandeja de plata a los racistas una razón para no querer a los indocumentados».

Angélica Salas, de la organización Chirla, dijo a ese programa que aquellos que están en contra de la legalización de indocumentados «siempre tratan de buscar la manzana podrida para decir que todo el mundo merece mano dura, pero la realidad es otra».

El congresista republicano Ted Poe pidió justicia y preguntó cuántas vidas tienen que perderse en manos de gente ilegal para que el Gobierno federal actúe.