Un incendio, cuya causa no ha sido determinada, se desató en la capital de Filipinas. Las llamas destruyeron 200 casas pobres y afectaron a más de 500 familias que ahora no tienen dónde vivir. 

En estos meses, cuando una ola de calor afecta al país, se han presentado varios incendios por descuidos de los habitantes de las villas pobres.

El pasado mes, el domingo 25 de abril, otro enorme incendio, en las afueras de Manila, destruyó alrededor de 300 viviendas y dejó a unas siete mil personas de bajos recursos sin hogar.

Aquella vez, los bomberos intentaban controlar el fuego, pero se les dificultaba el acceso por las estrechas calles atestadas de personas intentando recuperar algo de sus bienes. El material con que están hechas las precarias viviendas arde rápidamente. A ello contribuye el viento y el ya mencionado calor intenso. 

Por lo que se supo, ayer no se había reportado desaparición de personas y, por lo pronto, tampoco había muertos.

De esta forma, la pobreza se acentúa en un país que en estos momentos se prepara para cambiar de gobierno; Benigno Aquino reemplazará a Gloria Macapagal.