Crece la tragedia causada por las aguas y la incuria política en Brasil, donde los muertos son ya cerca de 600. Los equipos de rescate creen que la cifra puede doblarse, porque no consiguen llegar a localidades enteras que se encuentran bajo los escombros en las zonas golpeadas por las lluvias en la sierra de Río de Janeiro.

«Colapso en la sierra», tituló ayer a toda página O Globo, mientras Folha de Sâo Paulo con la revelación de un estudio, realizado por el Gobierno el 2008, en el que se anunciaba la tragedia con datos científicos y justamente en las tres ciudades del desastre —Teresopolis, Petropolis y Nova Friburgo—. Pero el documento se quedó en papel mojado.

El estudio, realizado por expertos como la geógrafa Ana Luiza Coelho Neto, explicaba que las tres ciudades arrasadas por las aguas convivían con varios factores de riesgo «capaces de generar efectos de gran magnitud».

De Nova Friburgo, la ciudad con mayor número de muertos, cuyo centro prácticamente ha desaparecido bajo agua y lodo de hasta un metro de altura, el informe apuntaba que la mayor parte de la población estaba viviendo en estado de riesgo. Datos oficiales revelan también que tanto el Estado de Río como el Gobierno federal han gastado hasta 14 veces más en reconstruir zonas desastradas por las lluvias que en prevención estos últimos años. 
Mientras tanto, impresionan e indignan las imágenes.