Epílogo feliz y espectacular
Bolivia derrota a Brasil en el último partido y se consagra por primera vez campeón
Muchachos, no me interesa si Argentina le gana o no al Paraguay el domingo. Nosotros tenemos que ganar a Brasil para ser campeones. Cualquier otra cosa no debe importarnos para nada”. Palabras de Danilo a los integrantes de la selección en Cochabamba. En ambiente de euforia.
Nadie arriesgaba pronósticos. No era cuestión de arriesgar. La opinión pública mantenía su optimismo sin exteriorizarlo.
Jugándose, si se quiere, una carta a dos puntas porque había que pensar en el partido Argentina-Paraguay cuyo resultado podía definir el título aún perdiendo ante Brasil. Pero nadie quería perder.
Como correspondía, el equipo nacional ingresó al campo con un plan definido: juego ofensivo. A conseguir goles de entrada. Quizás se exageró en la medida porque pudo costar caro. La defensa se vio desprovista de gente y entonces ante el desencanto general, Brasil se puso en rápida ventaja ante el regalo de Ramírez y Espinoza, que supo materializar Flavio a los 25 minutos.
Antes del partido, Ugarte recibió —a través del programa radial La verdad desde la cancha— un emocionado mensaje de su señora e hijos pidiéndole goles en el último cotejo.
Le costó a él, siquiera en parte, devolver la tranquilidad perdida. El otro “maestro”, García, le sirvió un balón hacia el área que Ugarte lo encontró cuando le salía el arquero Silas y entonces tocándola suavemente, con esa clase que le permitió erigirse en ídolo, niveló el marcador.
Brasil se jugaba el todo por el todo y así lo comprendieron Flavio y Marco Antonio produciendo una notable actuación. El primero aprovechó una nueva falla de la defensa y consiguió el segundo gol.
Sobre el final de la etapa y en una nueva demostración de su fervor, Camacho volvió a establecer el clásico dos a dos que tranquilizó aunque a medias porque al terminar la primera etapa en La Paz, Paraguay seguía campeón ya que derrotaba a Argentina 1-0.
El complemento. Pero el epílogo fue diferente. La tarea de ablandamiento del primer tiempo logró frutos y comenzó a demostrarlo Ausberto García con un gol de factura impresionante. Desde 25 metros tiró vigorosamente. El balón pegó en el poste izquierdo de Siles y entró, luego, ante el asombro general.
De ahí en adelante comenzaron los lujos. Participando todos hasta seguir sumando ventajas que llegaron a cinco tras goles de Alcócer y Ugarte, de penal. Empañándose un poco la alegría por la lesión de Alcócer —fruto del penal—, quien abandonó la cancha sin que trascendiera, en esos momentos, la gravedad de su lesión.
No importaron, siquiera, los errores posteriores sobre el final —López dejando pasar una pelota por debajo de su cuerpo cuando la tenía asegurada— y Eulogio Vargas lejos de la marca de Marco Antonio que le permitieron al scratch hacer más honrosa la derrota. El 5-4 quedaba sellado, como quedó sellado el empate argentino en La Paz, y entonces el desborde. Impresionante demostración de alegría que se prolongó durante horas y horas, celebrando la maravillosa conquista. Vibró Bolivia con su título. Un título para la historia.