Jorge Antequera: ‘Les falta lo que ponen las gallinas’
Histórico. Fue árbitro desde niño. Dirigió a nivel profesional durante 30 años. Ve muy mal el arbitraje boliviano actual.
Arbitró durante 30 años en el fútbol boliviano y 18 de ellos a nivel internacional. Jorge Antequera Antequera asegura que al referato boliviano de la actualidad le falta actitud y “eso que ponen las gallinas”, es por ello que “pasa por un mal momento”.
Nació en La Paz el 16 de octubre de 1944, en la calle Genaro Sanjinés, entre Catacora y Sucre; pero entre 1950 y 1961 radicó en Chile y luego volvió al país para vivir en Santa Cruz, desde 1962, donde hizo el resto de su vida.
— ¿Cómo ve el arbitraje boliviano actualmente?
— Malo, muy malo. Falta actitud de los árbitros, falta seguimiento de la comisión de arbitraje a éstos, que no es ir a verlos o darles cursos, o saber el reglamento de memoria, sino ayudarles a que impongan autoridad, ecuanimidad. Hay faltas más grandes que un estadio y no sancionan. ¿Por qué no sancionan?, porque creo que les falta lo que ponen las gallinitas.
— ¿Cómo se logra temperamento y actitud?
— Por eso, haciéndoles un seguimiento para que no tengan temor de imponer autoridad, darles confianza y no ceder ante nada.
— ¿Qué pasa con la presión que —según trasciende— ejercen los dirigentes?
— Sí señor, eso es cierto; la mayoría de los árbitros de ahora actúa con presión psicológica de parte de los dirigentes, pero igual deben tener actitud, sino no sirve.
— ¿Cómo se lucha contra esa presión?
— No quiero detallar, pero seguro que existe presión dirigencial, y en mi época la había, pero como le digo, desde la comisión tiene que haber temperamento para responder a los dirigentes.
— Joaquín, su hijo, ¿es parte de este mal arbitraje?
— Es mi hijo y sí, es parte de todo eso. Yo no pongo las manos al fuego por nadie, pero la verdad, a él igual le falta actitud dentro de la cancha y también le falta eso que ponen las gallinas. Él es más diplomático, tiene otro carácter y eso debe mejorar.
— ¿Quién es el mejor árbitro de Bolivia?
— No, no hay. Le repito que existen bastantes falencias. Alguno destaca uno y dos partidos, luego se cae y no hay regularidad.
— Usted vive 51 años en el oriente y su acento paceño sigue, ¿es parte de una fuerte personalidad?
— Es así, es parte de mi personalidad. Yo no tengo por qué cambiar como soy. Yo nací en La Paz y soy paceño donde sea. Hay collas que viven dos meses en Santa Cruz y son más cambas que los cambas. Yo no, también radiqué años en Chile y siempre mostré que soy como soy.
— ¿Cómo dirigía usted para que le puedan seguir?
— Primero no hay un partido especial, bastaría con que el árbitro imponga respeto y autoridad, y no hay más. No existen jugadores atrevidos y maleducados en el campo de juego. Los futbolistas de mi época eran más atrevidos que ahora e igual los ponía en su lugar. Jamás me tembló la mano para expulsar a un mal jugador. Ellos sabían que tenía un temperamento fuerte y se moderaban.
— ¿No era difícil dirigir a temperamentales como Fontana, Galarza y otros?
— No, y eso que antes fue más difícil. Hay futbolistas de categoría y nivel que son abusivos en la cancha, pero depende del árbitro. No hay crack o abusivo.
— ¿Nunca lo agredieron?
— Una vez, en La Paz, un miembro del cuerpo técnico en el choque Litoral y Destroyers. Cobré un penal al finalizar el cotejo para los destroyanos. Al acabar el cotejo vino y me dio un cabezazo, pero no más.
—¿Algún expulsado famoso?
— En 1971 Rolando Aguilera de la Tahuichi era ministro de Urbanismo y Vivienda, jugó un partido, hizo algo malo y lo eché.
— ¿Qué pasó con Messa?
— Ovidio es mi amigo y nos juntamos alguna vez. En un cotejo, en Cochabamba, amonesté a Fontana; Ovidio vino y me reclamó y me dio un pisotón, lo expulsé e hice un informe de agresión y lo suspendieron un año. Era el mejor jugador de Bolivia, pero quedó suspendido.
— ¿Cómo fue su época de árbitro internacional?
— Muy gratificante, porque esos años fue la época de oro del arbitraje boliviano. Nos tenían un buen concepto internacional y dirigimos muchos partidos clase A. Recuerdo que salía entre cinco y seis veces al exterior para hacer mi trabajo.
— ¿Tiene alguna anécdota?
— Sí, muchas, una que nos ocurrió fue que una terna uruguaya no pudo terminar un clásico Cerro Porteño y Olimpia en Paraguay, entonces para la revancha nos llevaron a nosotros.
— ¿Y un recuerdo especial?
— Sí, en 2000, nueve años después de que había dejado el arbitraje, la Conmebol me distinguió hasta ese año como el referí que más partidos dirigió en Copa Libertadores de América. Me dieron una plaqueta junto a Chichi Romero y Carlos Borja.
— ¿Como se hizo árbitro?
— Desde muy niño, porque en el oratorio Domingo Savio que había en La Paz ya arbitraba por un “dominguito” (uno a dos pesos bolivianos en esa época). Yo jugaba en Mosquitos, pero ya arbitraba a los Infantiles y desde ahí me formé hasta dirigir en el Obrero. Yo vivía por el parque Riosinho y me iba a arbitrar a la cancha Litoral.
— ¿Luego qué pasó?
— Me fui a radicar a Santa Cruz, donde inicié mi carrera a nivel profesional. En realidad yo soy maestro, con más de 40 años de servicio, pero de pequeño siempre me aficioné por dirigir. Soy árbitro de vocación y no ocasión.
— ¿Cómo fue su debut profesional en el arbitraje?
— Me formé como asistente en 1963 en Santa Cruz, pero en 1964 debuté como árbitro en Cochabamba, en un partido entre Aurora y Stormes. El primer partido que dirigí en La Paz fue Unión Maestranza con Ingenieros de Oruro por la Copa Simón Bolívar y estuve 30 años en el arbitraje en Primera División.
— ¿En qué torneos dirigió?
— Todo torneo nacional como el profesional, Simón Bolívar, Primera A y los internacionales como Juventud de América, Copa América, eliminatorias, Copa Libertadores y otros.
— ¿Y un Mundial?
— No y creo que fue muy injusto para mí. Se dieron cosas que mejor no comentar y prefiero dejarlo así, pero no fue justo por la carrera que hice, pero igual me tocó hacer una trayectoria muy interesante y reconfortante.
— ¿Recuerda algún partido difícil?
— Recuerdo el choque entre el brasileño Flamengo y el argentino River Plate en el Maracaná, que se denominó el “Clásico del Atlántico” . Luego está Universidad de Chile con Peñarol en Santiago y algunos otros. Cerré mi ciclo internacional en 1991 con Flamengo y Estudiantes de la Plata en Brasilia. Y a nivel de selecciones hubo varios, entre ellas Colombia frente a Argentina en Bogotá.