Devuélvanme a mi Tigre
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el Tigre recibe -otra vez- a un campeón del fútbol argentino. Como aquella primera vez en 1931 cuando Almagro FBC llegó a la ciudad de La Paz y nació la leyenda del “Derribador de Campeones”, agigantada diez años después (1941) cuando otro campeón, Independiente de Avellaneda fue derrotado también por el gualdinegro. Estudiantes de La Plata llega después de ser campeón y festejar.
Es el regreso del valenciano Ismael Rescalvo tras la era (para el olvido) de Lavallén. Rescalvo no mueve el dibujo que dejó él mismo y coloca de vuelta a Ortega y Triverio en el onceno titular. Elige a Caire y Lino de laterales; y a Quiroga de cinco.
Por afuera coloca a Ramallo y Amoroso. El presidente Crespo abarata las entradas. Igual estamos los de siempre en torneos internacionales, unas 20.000 personas que se irán enfriando de a poco a medida que transcurra un partido (también) para el olvido, más allá del “score”.
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Nudo: el equipo de Domínguez apuesta por la tenencia de la pelota, es el recurso para no correr detrás de ella. Los de Rescalvo intentan con timidez una presión alta, otrora marca de la casa del español. Los gualdinegros carecen de un estado físico adecuado para semejante tarea. El gol al cuarto de hora (con suspenso de cinco minutos a cuenta del VAR) es un espejismo.
El Tigre apuesta por salir jugando desde atrás (otra marca de la casa de los hermanos Rescalvo) pero es incapaz de dar dos pases seguidos. La imprecisión es ley. ¿Qué pasa con Ortega? El colombiano lleva un “annus horribilis”; desmotivado, sin contacto con el esférico. Sin su fútbol, el Tigre es una lágrima. No se salva nadie (excepto el arquero y un voluntarioso Jusino). Amoroso y Ramallo no entrarán nunca en el partido. Y a Triverio no le llegará jamás una pelota decente.
Desenlace: la segunda parte es aún peor. Los stronguistas rezan para que termine el “match”. Se meten atrás y ponen todas las velas al único santo que sigue en pie, San Guillermo de los Arcos Viscarra. Estudiantes firmará una posesión del 65% pero no tendrá gol. Terminará la fecha tercero con apenas cuatro puntos.
El Tigre -por increíble que parezca- finalizará liderando su grupo con siete (con el partido entre chilenos y brasileños suspendido por las lluvias). Los cambios de Rescalvo no surtirán efecto: ni Chura, ni Wayar, ni Angulo cambiarán la cara de un equipo que ha olvidado todo: la garra, el fútbol, el amor propio (refugiado en su arco durante noventa minutos).
Post-scriptum: Rescalvo tiene una labor titánica por delante. Dicen que ha cambiado la forma de entrenar. Y que ahí está la explicación. Necesitará cambiar muchas más cosas. Con que me devuelve a mi Tigre, yo me conformo.
(09/05/2024)