¿Hay un gran perdedor?
El torneo Clausura de la Liga está por arrojar como es normal un ganador y varios perdedores, pero en algunos casos éstos con el rótulo de fracaso, sencillamente porque se esperaba más de ellos.
Wilstermann es un merecido casi campeón (le falta el empujón para coronarse), aunque haya sufrido un poco en el final. Sin embargo, es un justo vencedor porque amasó una importante diferencia a su favor —de fútbol que se tradujo en puntos— que hará que gane el campeonato con unas seis unidades de ventaja, que no son pocas.
Encontrar al gran perdedor es la cuestión, a la vez es inevitable dirigir la mirada primero hacia Bolívar. Recoger migajas después de haber hecho la mayor inversión no cuadra. Además lo suyo va más allá, a la temporada, dos torneos en los que en el primero fue segundo —doloroso, por cierto, por haber dejado escapar el tricampeonato—, mientras que en el que está por terminar va séptimo con poca probabilidad de mejorar.
De paso, cambiar tres entrenadores en un año y acabar con un cuarto que además es interino, dice bastante poco de la solidez que en ése y otros aspectos debería tener una institución como la celeste.
Diera la impresión de que The Strongest está terminando mejor, efectivamente, porque ha dado lucha hasta el final, de manera que su sexta clasificación consecutiva a una Copa Libertadores —tras quedarse fuera, igual que la Academia, en la de este año— apuntala ese esfuerzo y a la vez maquilla todo lo anterior, aunque tampoco se puede pasar por alto el mismo error cometido por su archirrival: la danza de entrenadores, porque con Farías ya van…
Es más duro para Oriente y Blooming ver por enésimo año coronarse a otros equipos y no poder siquiera estar cerca de alcanzar el trofeo que sus hinchadas tanto exigen. Son varias temporadas difíciles para el fútbol cruceño que menos mal tuvo un bálsamo con Sport Boys en el Apertura, aunque por esas cosas que tiene nuestro fútbol se haya venido abajo en el Clausura; complicado explicar que el ganador del anterior torneo vaya décimo en el siguiente.
No es que el fútbol deba entregar año tras año cierta simetría, el deporte dejaría de ser una competencia, pero lo ideal sería detectar cada vez menos defectos y mayor regularidad para arriba, no para abajo.