Cristian Díaz, el amarrete
Introducción: el Tigre no puede perder más puntos pero la cabeza está en Quito para el jueves. Cristian Díaz coloca un sistema 4-2-3-1: Ribera y Villamil son los laterales; Jusino y Demiquel son los centrales; Wayar es el cinco (en la Copa jugó de lateral derecho) acompañado por Saucedo; el tridente de ataque es para Camacho, Chura y Esparza; para conectarse con el hombre gol, mister Prost. Nacional Potosí va a copiar el “dibujo” pero va a tener más la pelota en la primera parte, presionando en bloque alto. Una hincha en la “Prefe” vaticina el aburrimiento y lee la novela “El rehén” del escritor gualdinegro, Gabriel Mamani Magne. Me recuerda a un viejo profesor de semiótica de la Universidad que siempre se llevaba un libro a la cancha por si el tedio asomaba.
Nudo: la primera parte es horrible; el palo inicial de Saucedo es un espejismo. El Tigre es incapaz de salir jugando desde atrás. Díaz se desespera y protesta: amarilla. El que más trabaja entre los locales es Viscarra, que tapa una vez sí y la otra también. Las impresiones en los pases son el denominador común de los stronguistas. Y cuando rara vez tiene la pelota, busca exclusivamente la cabeza de Prost, como el año pasado se anhelaba la “testa” de Blackburn. Todavía no entiendo cómo y por qué Crespo renovó a Díaz. La silbatina del “Siles” explota a la media hora.
Desenlace: tras el descanso, entran Amaral (por un Camacho que apenas aprovecha la chance): Ursino por Saucedo; y Henry Vaca por Chura. Con la dupla Amaral-Vaca, la cosa cambia; el cruceño, de extremo nato, gambetea sin cesar. Una combinación Amaral-Ursino termina en gol de Prost en una rápida jugada por banda derecha. Dos palos consecutivos del nueve auguran una goleada que nunca llega. Díaz mete al “team” atrás, otra vez; da igual si juega en casa o de visita, si el equipo rival es grande o chico. Sobre el final, llega el esperpento: saca a Wayar (chau contención) y mete a Benegas para colocar la maldita línea de cinco. El cuerpo técnico gualdinegro ordena hacer tiempo a falta de diez. Entonces Nacional empata meritoriamente y la hinchada corea “fuera Díaz”. Esta película ya la hemos visto.
Post-scriptum: Da la impresión que Díaz dirigiera un equipo chico, siempre defendiéndose, jugando con fuego. No es el técnico que merece el Tigre. ¿Por qué no va al frente teniendo jugadores que saben hacerlo?