Fantasmas efímeros y laberintos de soledad
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Las cargadas en las calles de Doha-Qatar y en las redes sociales entre argentinos y mexicanos calientan el clásico latinoamericano. Todos en el planeta se juntan alrededor de la televisión. Los unos, con picada, asadito y torta frita; los otros, con chilaquiles y chipotle. ¿Queda alguien en el boicot al Mundial de la vergüenza? El “referí” es un italiano, Orsato. El entrenador mexicano es un argentino, Martino. La albiceleste ha ganado al “Tri” las tres veces que han chocado en una Copa del Mundo (la primera fue en Montevideo).
Scaloni mete cinco cambios tras el desastre del debut: Montiel (sube más) por Nahuel Molina; Lisandro por “Cuti”; Acuña (centra más) por Tagliafico; Guido Rodríguez (marca más) por Paredes; y Mac Allister por “Papu” Gómez. Messi iguala a Maradona o eso dicen los números; ambos son los futbolistas argentinos con más partidos jugados en la historia de los Mundiales, veintiuno.
La primera parte es mala, de lo peorcito del Mundial. Los dos tienen miedo a perder; los nervios atenazan al más pintado. Ambos se estudian. Va a ser de esos choques que mejoran con la llegada del primer gol. “La Pulga” queda muy lejos del “Memo”. La posesión albiceleste de la pelota es insulsa con un México mejor parado/tranquilo, jugando con la necesidad/desesperación argentina. Con el paso del tiempo, se mete más y más atrás con Lozano más solo que la una. Se juega a cámara lenta. El partido no tiene gusto, queda muy lejos de las sabrosas gastronomías de ambos países.
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La segunda es otra. Argentina deja la ansiedad en los vestuarios y vuelve a ser la misma de las eliminatorias; esa que aspira a su soñada y tercera estrella en el escudo. Cuando Scaloni mete a Enzo Fernández y Julián Álvarez (por Lautaro, el jugador más sobrevalorado del planeta), llega el riflazo de Messi. Es un “kaj”, trago de licor fuerte. “Soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles”, parece rapear el rosarino. Messi iguala a “Dios”; o eso dicen los números; ambos llevan ocho goles en la historia de los Mundiales. Pronto adelantará al “Bati”. Con la ventaja en el “score”, Scaloni monta una línea de cinco atrás (con la entrada de Romero) y mete a “Tucu” Palacios para morder al medio, al miedo. Se pone en modo “contra”. No queda otra.
La “Scaloneta” es bipolar, capaz de ofrecer una primera parte olvidable y luego regalar algo inolvidable como el golazo de Enzo Jeremías con bicicleta y chanfle. Argentina es un “fantasma efímero” que diría Jorge Luis Borges . Debemos ser más buenos con ella. México se ha hecho adicto a la derrota cuando ve la celeste y la blanca, se tiene miedo así misma. Fue cobarde y se perdió otra vez en su “laberinto de soledad”, que diría Octavio Paz.
(26/11/2022)