Puedes ser una instructora de yoga
En Bolivia tienes la oportunidad de formarte en una de las disciplinas más populares en el campo de los conocimientos alternativos.
“A mí, el yoga me ha cambia-do la vida. Me ha ayudado a encaminarme, a saber lo que me gusta en la vida, a conocerme a mí misma y a mejorar dentro de mis relaciones. Me ha brindado tanto que sigo agradeciendo haber conocido esta disciplina. Antes pasaba por estados de depresión y con el yoga los he podido superar, he dejado de tomar pastillas, tengo una vida feliz y es lo que quiero transmitir a la gente a la que enseño”.
Es mediodía y Claudia Zilvetti Infante está con dos alumnas en una sala de Casa del Sol, un instituto de yoga. Ella es vegetariana desde los 18 años e instructora titulada desde 2003. “Se puede controlar el estrés, la depresión… todo es manejable. Esa es la riqueza que me ha dado, un conocimiento profundo de mí misma”.
Zilvetti es una de las instructoras que se ha formado en el profesorado de la Asociación Internacional de Yoga Yoghismo, una organización con vocación educativa y cultural de carácter internacional que promueve actividades de investigación, educación, capacitación y divulgación del yoga. Esta organización abre la posibilidad de formar docentes en esta disciplina que tiene cada vez más adeptos.
El Hatha Yoga
Si bien el profesorado está abierto a todo tipo de personas, con y sin experiencia, siempre es bueno el acercarse lo más posible a la disciplina, mejor si es como practicante. “Uno tiene que empezar desde lo más básico de las clases de Hatha Yoga, que es el estilo que enseñamos”, cuenta Zilvetti. “Se empieza a trabajar primero la parte física para luego trabajar la parte emocional y mental. El yoga es una disciplina bastante completa, actúa sobre las glándulas endócrinas, que son las que controlan nuestras emociones. Además trabaja la parte emocional, con temas como la ansiedad, la depresión y el estrés. En la parte mental ayuda a mejorar la concentración y la memoria”.
En el área física, esta disciplina —que se fundamenta en su práctica en la India, desde tiempos remotos— fortalece todos los músculos, ayudando a flexibilizar el cuerpo, a mejorar la irrigación sanguínea y a prevenir males como la hipertensión arterial y la obesidad.
La profesionalización
Para ser instructor de yoga certificado se debe cursar un diplomado o profesorado de dos años. Un primer taller se realizará los días 2 y 3 de febrero, donde se comenzará con temas como la visión del yoguismo, las asanas (posiciones), los orígenes e historia de la disciplina, y anatomía y fisiología para ayudar a los instructores a manejar los riesgos de daños físicos en clases.
Habrá un seminario cada mes, un sábado y domingo, con un tema diferente. La certificación viene desde México, donde está la sede de la Asociación Internacional de Yoga Yoghismo, presente en más de 26 países. Estos profesores tienen una experiencia de más de 30 años.
Los requisitos: curiosidad y ganas de mejorar uno mismo. Por lo demás, no hay edad ni la necesidad de pertenecer a ninguna religión o ser vegetariano. Se trata de un conocimiento abierto para todos. “Enseñar yoga te ayuda a tener empatía con la gente. Es gratificante, tanto para el que escucha como para el que aprende”, invita Zilvetti.
Fuentes: Claudia Zilvetti (Instructora) e Instituto de Yoga “Casa del Sol”, calle Goytia 127 (2440928 – 79131060).