Saturday 18 May 2024 | Actualizado a 18:32 PM

¡Quiero entrar en mi VESTIDO!

Para no pasar calores dentro de un traje que te aprieta y es incómodo, apela a la belleza natural con una correcta alimentación.

/ 24 de octubre de 2013 / 04:00

Las ansias y los nervios de saber que la fecha de la boda se aproxima, a veces crea una predisposición a comer sin control, lo que hace que los kilos demás se acumulen en la cintura, la cadera y los brazos, haciendo que la talla inicial cambie considerablemente casi al filo del gran día.

Para evitar esto y para estar radiante en la ceremonia, someterse a una dieta estricta y sana es lo más recomendable, según el nutricionista Boris Calle. Eso sí, debe empezarse por lo menos cinco o seis meses antes de la boda. “Las dietas aceleradas de uno o dos meses son perjudiciales porque generan catabolismo (cuando el cuerpo no recibe alimento, acaba por nutrirse de sus propios tejidos, consumiendo de esta manera el músculo) y sólo se logra perder masa muscular en lugar de grasa”.

Si la novia o el novio tienen un objetivo determinado, deben trabajarlo en un tiempo establecido. “Cada régimen es personalizado, primero se debe evaluar la talla, el peso, la edad y, según los resultados, ver el trabajo físico que necesita, así como la cantidad calórica a consumir”.

Debe tomar en cuenta el aporte de proteínas, carbohidratos y lípidos, además de incluir micronutrientes, vitaminas y minerales. “Los mejores resultados implican un trabajo de más tiempo, evitando grasas por al menos cinco o seis meses, de tal manera que el vestido pueda ser confeccionado unas ocho semanas antes de la ceremonia, porque si la novia engorda o adelgaza en este tiempo, no habrá mucho cambio”, señala Calle.

Fibra, una aliada

Para obtener óptimos resultados, la nutricionista dietista Aideé Fernández recomienda consumir bastante fibra. “Es necesario el aporte de fibra porque mejora el tránsito intestinal al retener agua”. Esta aceleración del proceso de evacuación hace que se absorba menor cantidad de nutrientes —como azúcares o grasas— por lo que la ingesta calórica se verá disminuida, se explica en www.vitonica.com.

Fernández señala que los salvados de cereales (trigo, avena, germen de trigo, semillas de linaza y sésamo), las leguminosas (granos de soya, porotos, lentejas), las nueces, las almendras, las verduras y las frutas son excelentes fuentes de fibra.

Los cereales integrales también son ricos en fibra y beneficiosos para el correcto funcionamiento del intestino y el corazón. El consumo de éstos aportan además vitaminas del complejo B, vitamina E, hierro, magnesio, zinc, potasio, selenio, ácidos grasos esenciales. Es decir, no sólo te mantendrás en tu peso ideal, sino que contarás con los suficientes nutrientes para afrontar con éxito estos días de estrés.

No sólo es la comida 

La dieta no es lo único que ayuda a bajar de peso. El ejercicio es un factor determinante, por lo que se debe preparar una rutina efectiva para mantenerte en forma y desestresarte.

Si pese a ser disciplinada no consigues mantenerte en forma, existen alternativas como la yesoterapia, un tratamiento que moldea la parte del cuerpo sobre la que se aplican las vendas, por lo general: piernas, abdomen, glúteos. Aunque no adelgaza, al menos te hará perder tres o cuatro centímetros para ese día.

La estilista Elizabeth Mansilla recomienda el tratamiento reductor modelador, que se debe aplicar al menos dos meses antes de la boda. “Se lo hace en etapas y por sesiones de una hora y media. Son diez sesiones como mínimo, además dependerá del peso que se quiera perder y de las características de la persona”.

Para éste, se aplican masajes manuales y mecánicos, usando fajas térmicas y plataformas vibratorias por un tiempo determinado.

También está la presoterapia, que consiste en masajes programados que ayudan a comprimir los tejidos ejerciendo presión a través de un equipo especial.
Otro es el sistema Vacuum, un método de succión mecánica. “Gracias al procedimiento de succión, la celulitis, por ejemplo, se despega, pues  mueve la grasa localizada”, informa la especialista.
Y la electroterapia consiste en la aplicación de varios tipos de ondas y corrientes de intensidad, aumentando la temperatura y la circulación en la zona, mejorando el metabolismo de las grasas, reafirmando la piel y modelando los contornos del cuerpo.
Yesoterapia
Al aplicar las vendas de yeso lipolítico, este material aumenta de grosor y conserva el calor del cuerpo, logrando potenciar los principios de los compuestos de las vendas y consiguiendo la acción reductora y regeneradora de los mismos. Así se queman grasas localizadas.
Mucha agua
Beber bastante agua es saludable. Trata de tomar al menos dos litros de este líquido o infusiones en general. Además de ayudarte a adelgazar, sobre todo si bebes antes de las comidas te quitará el apetito, mejorará tu piel, haciéndola ver más hidratada y joven.

Fuentes:  Boris Calle y Aideé Fernández, Nutricionistas, Elizabeth Mansilla, estilista y especialista en belleza Con datos de:vitonica.com

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Ser un súper papá es posible

La terapeuta familiar Pilar Manríquez calma los ánimos, pues ella explica que el atender a los hijos en sus necesidades básicas es natural.

/ 10 de marzo de 2016 / 16:00

La práctica hace al maestro, reza un dicho popular que se aplica para señalar a quien no tuvo escuela, pero que aprendió bien una tarea. Así, con esfuerzo, voluntad, dedicación, constancia y amor puedes llegar a ser una buena guía para tus hijos. Pero ¿cómo ser el mejor papá si no existe un manual, ni reglas ni cursos para ello?

Además, ningún hijo es igual a otro, advierte la pedagoga Karina Daza, quien recalca que los niños no pueden ser tratados de la misma manera. “No porque al mayor lo dejamos criándose con la abuela, tenemos que hacer lo mismo con el menor”, ejemplifica.

En la actualidad hay cada vez más hogares en los que las mamás salen a trabajar mientras que los papás se ocupan de las labores de casa, lo que incluye el cuidado de los hijos. En ese escenario, muchos progenitores sienten temor al ser responsables de la crianza, alimentación, higiene y otras actividades para con sus niños, y el triple de miedo sienten si son papás jóvenes y primerizos.

La terapeuta familiar Pilar Manríquez calma los ánimos, pues ella explica que el atender a los hijos en sus necesidades básicas es natural. “Es algo instintivo que en la primera etapa de su vida está relacionado con los juegos. Cabe entender que es diferente llevar al niño a jugar que jugar con el niño”. Lo último es lo importante, ya que el papá puede involucrarse en el juego e ir enseñando y formando a través de lo lúdico. Si la hija quiere peinar y pintar al papá o quiere jugar a la pelota, él puede hacerlo. Igual, si el hijo quiere jugar con autitos o a dibujar, indica.

Momentos como esos, además de ser un espacio para compartir, representan una oportunidad para educar y orientar a los niños, por ejemplo, en cuanto a la higiene o las reglas. “Lo mejor es involucrarse con paciencia y hacerle sentir al pequeño que uno está disfrutando la experiencia”, sugiere.

Desde que nace y hasta los cinco años, aproximadamente, sin ser ésta una regla, el niño es dependiente de los adultos, sea para vestirse, comer, dormir o divertirse. Luego va aprendiendo a ser independiente y en algunos casos prefiere pasarla bien solo o con chicos de su edad.

Para ser un buen papá no necesitas más que tu amor y, con responsabilidad, dejar aflorar tu instinto paterno que te hará actuar y deducir lo que tu retoño necesita o siente. “Es inconsciente porque nadie te prepara para ello y solo nace; el contacto físico y el juego son el mejor camino para estrechar vínculos”, insiste  Manríquez.

Lo mismo piensa la psicóloga Mónica Soliz cuando asegura que el juego es la mejor terapia, puesto que crea la confianza que un hijo va a mostrar de adulto. “Se les debe enseñar cómo actuar ante cualquier eventualidad, cómo prepararse para la vida. Así, cuando les toque asistir al colegio o relacionarse con otras personas, no sentirán temor. Estarán seguros de lo que tienen y quieren”, dice.

“De esta manera, preparamos a los hijos para que tengan un mejor roce social con quienes los van a acompañar en cada etapa de su vida”, refuerza Manríquez.

Para que esta divertida experiencia tenga éxito hay que dar el primer paso y despojarse de las ideas erróneas que solo las mamás pueden criar a los niños. “Es importante dar la oportunidad a los hombres para que pasen momentos a solas con sus niños”, afirma la psicóloga, quien también enfatiza en dar buen ejemplo a los pequeños, siempre con cariño y respeto.

Manos a la obra:

  • Mirada fija

Háblale a tu hijo a su mismo nivel en lo físico. Para esto debes agacharte o levantar al niño para tener buen contacto visual. Ese gesto genera confianza.  

  • Demuéstrale que lo amas

Habla con él con mucho afecto. No le grites. El respeto es el inicio del vínculo de confianza entre ambos que durará siempre.

  • Dale tiempo

El juego padre e hijo es primordial. Sin complejos deja que te peine, pinte y hasta te disfrace. Asume el rol del personaje y diviértanse juntos.   

  • Trato diferenciado

Los papás de las niñas deben tratarlas como a unas damas. Así ellas no dejarán que nadie las maltrate.

  • Sé siempre su padre

Por más empatía con tu hijo, no olvides que tú eres el padre, el adulto, el maduro en esta relación.

Fuentes: Karina Daza, pedagoga, Pilar Manríquez, terapeuta familiar y Mónica Soliz, psicóloga.

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Ser un súper papá es posible

La terapeuta familiar Pilar Manríquez calma los ánimos, pues ella explica que el atender a los hijos en sus necesidades básicas es natural.

/ 10 de marzo de 2016 / 16:00

La práctica hace al maestro, reza un dicho popular que se aplica para señalar a quien no tuvo escuela, pero que aprendió bien una tarea. Así, con esfuerzo, voluntad, dedicación, constancia y amor puedes llegar a ser una buena guía para tus hijos. Pero ¿cómo ser el mejor papá si no existe un manual, ni reglas ni cursos para ello?

Además, ningún hijo es igual a otro, advierte la pedagoga Karina Daza, quien recalca que los niños no pueden ser tratados de la misma manera. “No porque al mayor lo dejamos criándose con la abuela, tenemos que hacer lo mismo con el menor”, ejemplifica.

En la actualidad hay cada vez más hogares en los que las mamás salen a trabajar mientras que los papás se ocupan de las labores de casa, lo que incluye el cuidado de los hijos. En ese escenario, muchos progenitores sienten temor al ser responsables de la crianza, alimentación, higiene y otras actividades para con sus niños, y el triple de miedo sienten si son papás jóvenes y primerizos.

La terapeuta familiar Pilar Manríquez calma los ánimos, pues ella explica que el atender a los hijos en sus necesidades básicas es natural. “Es algo instintivo que en la primera etapa de su vida está relacionado con los juegos. Cabe entender que es diferente llevar al niño a jugar que jugar con el niño”. Lo último es lo importante, ya que el papá puede involucrarse en el juego e ir enseñando y formando a través de lo lúdico. Si la hija quiere peinar y pintar al papá o quiere jugar a la pelota, él puede hacerlo. Igual, si el hijo quiere jugar con autitos o a dibujar, indica.

Momentos como esos, además de ser un espacio para compartir, representan una oportunidad para educar y orientar a los niños, por ejemplo, en cuanto a la higiene o las reglas. “Lo mejor es involucrarse con paciencia y hacerle sentir al pequeño que uno está disfrutando la experiencia”, sugiere.

Desde que nace y hasta los cinco años, aproximadamente, sin ser ésta una regla, el niño es dependiente de los adultos, sea para vestirse, comer, dormir o divertirse. Luego va aprendiendo a ser independiente y en algunos casos prefiere pasarla bien solo o con chicos de su edad.

Para ser un buen papá no necesitas más que tu amor y, con responsabilidad, dejar aflorar tu instinto paterno que te hará actuar y deducir lo que tu retoño necesita o siente. “Es inconsciente porque nadie te prepara para ello y solo nace; el contacto físico y el juego son el mejor camino para estrechar vínculos”, insiste  Manríquez.

Lo mismo piensa la psicóloga Mónica Soliz cuando asegura que el juego es la mejor terapia, puesto que crea la confianza que un hijo va a mostrar de adulto. “Se les debe enseñar cómo actuar ante cualquier eventualidad, cómo prepararse para la vida. Así, cuando les toque asistir al colegio o relacionarse con otras personas, no sentirán temor. Estarán seguros de lo que tienen y quieren”, dice.

“De esta manera, preparamos a los hijos para que tengan un mejor roce social con quienes los van a acompañar en cada etapa de su vida”, refuerza Manríquez.

Para que esta divertida experiencia tenga éxito hay que dar el primer paso y despojarse de las ideas erróneas que solo las mamás pueden criar a los niños. “Es importante dar la oportunidad a los hombres para que pasen momentos a solas con sus niños”, afirma la psicóloga, quien también enfatiza en dar buen ejemplo a los pequeños, siempre con cariño y respeto.

Manos a la obra:

  • Mirada fija

Háblale a tu hijo a su mismo nivel en lo físico. Para esto debes agacharte o levantar al niño para tener buen contacto visual. Ese gesto genera confianza.  

  • Demuéstrale que lo amas

Habla con él con mucho afecto. No le grites. El respeto es el inicio del vínculo de confianza entre ambos que durará siempre.

  • Dale tiempo

El juego padre e hijo es primordial. Sin complejos deja que te peine, pinte y hasta te disfrace. Asume el rol del personaje y diviértanse juntos.   

  • Trato diferenciado

Los papás de las niñas deben tratarlas como a unas damas. Así ellas no dejarán que nadie las maltrate.

  • Sé siempre su padre

Por más empatía con tu hijo, no olvides que tú eres el padre, el adulto, el maduro en esta relación.

Fuentes: Karina Daza, pedagoga, Pilar Manríquez, terapeuta familiar y Mónica Soliz, psicóloga.

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Resiliencia, una actitud para salir adelante

Es la capacidad de superar periodos de dolor emocionales y situaciones de crisis.

/ 18 de febrero de 2016 / 16:00

Eres de las personas que consigue reponerse ante cualquier adversidad y sabe cómo reaccionar ante eventos traumáticos y dolorosos de la vida? Seguramente tienes la decisión y la actitud para hacerlo. A esta fuerza se la denomina resiliencia.

Es la capacidad de superar periodos de dolor emocionales y situaciones de crisis. Se dice que los resilientes no solo pueden sobreponerse a contratiempos, sino que, incluso, resultan fortalecidos por éstos. En este punto coinciden los especialistas en desarrollo personal como Daniel MacLean, facilitador en

Constelaciones Familiares; el también couch personal asegura que no se trata de algo que se aprende desde niño o que los padres inculcan. “Se trata de actitud, de decisión y de tener la confianza de que puedes lograr lo que te propones”.

Cuenta que la resiliencia fue estudiada con niños procedentes de familias violentas, en las que los adultos no cuidaron ni protegieron a los menores. “Lo llamativo de la resiliencia es que en ésta, como en otras situaciones tan difíciles, de repente surge la capacidad de reponerse y recobrar la fortaleza para reencaminar la vida y construir una autoimagen positiva de sí mismo”.

La pregunta es ¿cómo estos niños se reconstruyeron después de los traumas sufridos? No existen datos que indiquen qué es lo que logra que las personas, chicas o grandes, sigan adelante y surjan. Pero parece que la voluntad lo puede todo.

La psicóloga clínica Marynés Salazar señala que la resiliencia, por lo general, se manifiesta en quienes identifican el aprendizaje en las experiencias vividas, por muy traumáticas que éstas sean. “Todas las personas somos resilientes. Sin embargo, existe gente que vive una experiencia negativa, la procesa y no deja que se haga un trauma. Por el contrario, se sobrepone a esta experiencia y toma el mejor aprendizaje de ella, y hace de éste su impulso”.

Para su colega Mónica Soliz, desarrollar la confianza en sí mismo es edificante. “Lo importante es tener la capacidad necesaria para resolver problemas y confiar en los instintos, esto ayudará a construir la resiliencia en la persona”.

Salazar dice que durante mucho tiempo se pensó que era una capacidad extraordinaria que algunos individuos tenían, hoy se sabe que todos pueden desarrollarla haciendo reflexiones sobre la experiencia en lugar de compadecerse de sí mismos.

“Cuando uno pasa por una situación dolorosa, vale la pena dejar fluir los sentimientos que el hecho genera: llorar, gritar, enojarse y volver a llorar hace bien. Pero luego de la crisis debería ser infalible preguntarse: ¿para qué me sirvió esto que pasé?, ¿qué aprendí de ello?, ¿cómo puedo evitar volver a pasar por algo así? Las respuestas desarrollan la resiliencia.

Soliz y MacLean dejan claro que ser resiliente no depende de los valores o de ejemplos de fortaleza, sino que de “algo que nace e impulsa”.

Entonces, la resiliencia es una cuestión de decisión, actitud y acción para apostar por la vida.

  • Relaciones  

La resiliencia se fortalece estableciendo buenas relaciones con familiares cercanos, amigos y personas importantes en tu vida. También aceptando ayuda y apoyo de quienes te quieren y escuchan.

  • Obstáculos  

Aunque no puedas evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, sí puedes cambiar la manera de interpretarlos y de reaccionar.

  • Cambios  

Como resultado de una situación adversa, puede que no alcances algunas metas. Aceptar las circunstancias que no puedes cambiar te ayuda a enfocarte en las que sí puedes modificar.

  • Metas  

En lugar de centrarte en tareas que parece que no puedes lograr, pon tu energía en las cosas que puedes concretar hoy y que te ayudan a caminar hacia donde quieres llegar.

  • Presente  

Deja ir el pasado y vive el presente como una oportunidad. No te aferres a lo que se fue.

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Resiliencia, una actitud para salir adelante

Es la capacidad de superar periodos de dolor emocionales y situaciones de crisis.

/ 18 de febrero de 2016 / 16:00

Eres de las personas que consigue reponerse ante cualquier adversidad y sabe cómo reaccionar ante eventos traumáticos y dolorosos de la vida? Seguramente tienes la decisión y la actitud para hacerlo. A esta fuerza se la denomina resiliencia.

Es la capacidad de superar periodos de dolor emocionales y situaciones de crisis. Se dice que los resilientes no solo pueden sobreponerse a contratiempos, sino que, incluso, resultan fortalecidos por éstos. En este punto coinciden los especialistas en desarrollo personal como Daniel MacLean, facilitador en

Constelaciones Familiares; el también couch personal asegura que no se trata de algo que se aprende desde niño o que los padres inculcan. “Se trata de actitud, de decisión y de tener la confianza de que puedes lograr lo que te propones”.

Cuenta que la resiliencia fue estudiada con niños procedentes de familias violentas, en las que los adultos no cuidaron ni protegieron a los menores. “Lo llamativo de la resiliencia es que en ésta, como en otras situaciones tan difíciles, de repente surge la capacidad de reponerse y recobrar la fortaleza para reencaminar la vida y construir una autoimagen positiva de sí mismo”.

La pregunta es ¿cómo estos niños se reconstruyeron después de los traumas sufridos? No existen datos que indiquen qué es lo que logra que las personas, chicas o grandes, sigan adelante y surjan. Pero parece que la voluntad lo puede todo.

La psicóloga clínica Marynés Salazar señala que la resiliencia, por lo general, se manifiesta en quienes identifican el aprendizaje en las experiencias vividas, por muy traumáticas que éstas sean. “Todas las personas somos resilientes. Sin embargo, existe gente que vive una experiencia negativa, la procesa y no deja que se haga un trauma. Por el contrario, se sobrepone a esta experiencia y toma el mejor aprendizaje de ella, y hace de éste su impulso”.

Para su colega Mónica Soliz, desarrollar la confianza en sí mismo es edificante. “Lo importante es tener la capacidad necesaria para resolver problemas y confiar en los instintos, esto ayudará a construir la resiliencia en la persona”.

Salazar dice que durante mucho tiempo se pensó que era una capacidad extraordinaria que algunos individuos tenían, hoy se sabe que todos pueden desarrollarla haciendo reflexiones sobre la experiencia en lugar de compadecerse de sí mismos.

“Cuando uno pasa por una situación dolorosa, vale la pena dejar fluir los sentimientos que el hecho genera: llorar, gritar, enojarse y volver a llorar hace bien. Pero luego de la crisis debería ser infalible preguntarse: ¿para qué me sirvió esto que pasé?, ¿qué aprendí de ello?, ¿cómo puedo evitar volver a pasar por algo así? Las respuestas desarrollan la resiliencia.

Soliz y MacLean dejan claro que ser resiliente no depende de los valores o de ejemplos de fortaleza, sino que de “algo que nace e impulsa”.

Entonces, la resiliencia es una cuestión de decisión, actitud y acción para apostar por la vida.

  • Relaciones  

La resiliencia se fortalece estableciendo buenas relaciones con familiares cercanos, amigos y personas importantes en tu vida. También aceptando ayuda y apoyo de quienes te quieren y escuchan.

  • Obstáculos  

Aunque no puedas evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, sí puedes cambiar la manera de interpretarlos y de reaccionar.

  • Cambios  

Como resultado de una situación adversa, puede que no alcances algunas metas. Aceptar las circunstancias que no puedes cambiar te ayuda a enfocarte en las que sí puedes modificar.

  • Metas  

En lugar de centrarte en tareas que parece que no puedes lograr, pon tu energía en las cosas que puedes concretar hoy y que te ayudan a caminar hacia donde quieres llegar.

  • Presente  

Deja ir el pasado y vive el presente como una oportunidad. No te aferres a lo que se fue.

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Lomo de cerdo en salsa de mostaza

Condimentar el lomo de cerdo con sal, pimienta, orégano, tomillo y perejil. Untar con mostaza y poner en una bandeja...

/ 24 de diciembre de 2015 / 17:00

Ingredientes: 

  • 1 kilo de lomo de cerdo
  • 1 cuchara de mantequilla (10 g)
  • 1 cuchara de mostaza (10 g)
  • 1 copa de vino tinto (150 ml)
  • 3 dientes de ajo (Repicados)
  • 4 cucharas de aceite de oliva
  • 2 cucharas de salsa soya (15 ml)
  • 1 cucharilla de tomillo (5 g)
  • 1 cucharilla de perejil
  • 1/2 cucharilla de orégano

Salsa

  • 1 cuchara de mantequilla
  • 1 cuchara de harina
  • 1 vaso de fondo de pollo
  • 1 cucharilla  de mostaza
  • 1/2 cucharilla de jugo de limón
  • 2 cucharas de crema de leche

Preparación:

Condimentar el lomo de cerdo con sal, pimienta, orégano, tomillo y perejil. Untar con mostaza y poner en una bandeja. Incorporar la copa de vino tinto, la mantequilla y el ajo.

Llevar al horno y dejar cocer el tiempo necesario.

Para la salsa: derretir la mantequilla en una sartén e incorporar la harina. Remover. Añadir un fondo de pollo (prepararlo con anticipación) y cocinar revolviendo continuamente hasta que hierva. Poner mostaza y salsa soya. Dejar que reduzca un poco para luego retirar del fuego. Finalmente, incorporar la crema y una pizca de sal.

Servir el preparado con arroz verde, gratín de papa y verduras cocidas. Acompañar con vino blanco.

Fuente: Willams Cruz Sirpa (Hotel Europa)

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