G8, dividido por Siria y unido contra la evasión
Las potencias buscan urgidas fondos para reducir su déficit fiscal
Los dirigentes del G8 de potencias industrializadas, divididos sobre Siria, mostraron ayer un frente unido para luchar contra el “flagelo” de la evasión fiscal, en el segundo y último día de su cumbre en Irlanda del Norte.
La “declaración de Lough Erne”, que lleva el nombre del lugar donde se celebró la reunión, debe servir para que “los que quieren evadir impuestos, no tengan ningún lugar donde ir”, declaró el primer ministro británico, David Cameron, al término de la cumbre. El Reino Unido, anfitrión de la reunión, quería dar un nuevo “impulso” a esta cuestión tras los avances espectaculares de los últimos meses.
Los países buscan desesperadamente ingresos para reducir sus déficits presupuestarios en un momento en que la evasión fiscal hace perder cada año un billón de euros a Europa y hasta 30 billones de dólares, según algunas estimaciones, a todo el planeta.
Estos avances relativos no lograron tapar los profundos desacuerdos sobre el conflicto sirio. Los dirigentes sólo lograron consensuar un mensaje mínimo sobre la necesidad de celebrar una conferencia de paz “lo antes posible” y conformar un fondo de ayuda.
Sobre este tema, que dominó las discusiones, la cumbre se jugó a “siete contra uno”. Los occidentales, que esperaban poder cambiar la posición de Moscú, se toparon con un presidente ruso férreamente determinado a sostener el régimen de Bashar al Asad.