EEUU retira a Cuba de la lista de países promotores de terrorismo
Oficial. Es la señal de acercamiento más importante que brinda la Casa Blanca
Estados Unidos retiró formalmente a Cuba de la lista del Departamento de Estado sobre países que promueven el terrorismo, en un paso más hacia la recomposición de relaciones diplomáticas luego de medio siglo de ruptura. “El plazo de 45 días de notificación al Congreso ha expirado, y el Secretario de Estado tomó la decisión final de rescindir la designación de Cuba como Estado Promotor del Terrorismo, que se torna efectiva ayer, 29 de mayo”, informó el vocero del Departamento de Estado, Jeff Rathke.
De acuerdo con el Departamento de Estado, Estados Unidos mantiene “significativas preocupaciones y divergencias” con Cuba en diversos asuntos, pero que están “fuera de los criterios relevantes a la rescisión” de su designación dentro de la polémica lista.
Remoción. La medida requerirá aún de su publicación en el diario oficial estadounidense, el Federal Register, pero la Cancillería en Washington dejó claro que la remoción de Cuba de ese listado se torna efectiva de inmediato.
En conferencia de prensa, Rathke insistió en que para el Departamento de Estado el proceso que removió a Cuba de esa lista no guarda relación con las negociaciones bilaterales para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. “Vemos esto como procesos separados, porque la revisión de la permanencia de Cuba en la lista no es objeto de negociación. Fue una instrucción del Presidente”, dijo el vocero.
Desde el histórico anuncio del 17 de diciembre de 2014 sobre el inicio de un proceso de reaproximación entre La Habana y Washington, la permanencia de Cuba en ese polémico listado se había tornado un obstáculo que era preciso remover para permitir avances mayores.
Durante una de las reuniones de alto nivel que se realizó en Washington, la delegación cubana dejó claro que no presentaba la salida de esa lista como una precondición pero sí como un paso esencial para otros acuerdos. La importancia que los cubanos atribuían al gesto de retirar al país de esa lista quedó patente hace dos semanas, cuando el presidente Raúl Castro dijo que los dos países podrían restablecer las relaciones después del 29 de mayo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, había notificado al Congreso el 14 de abril de su decisión de remover a Cuba de la lista, pero la normativa concedía al Congreso un plazo de 45 días para interponer un bloqueo mediante una resolución bicameral, plazo que se venció ayer.
Delegaciones de alto nivel de Cuba y de Estados Unidos mantuvieron una nueva ronda de conversaciones en Washington la semana pasada, y aunque la reunión terminó sin anuncios quedó en el aire la sensación de que el proceso se aproximaba a un paso decisivo.
Antecedentes. Cuba había sido incluida en esa lista en 1982, bajo el argumento de que servía de santuario a combatientes de la organización vasca ETA y ofrecía soporte a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En los últimos años, sin embargo, la permanencia de Cuba en la nómina se había tornado más y más difícil, ya que el país pasó a ser el principal agente y el escenario de las negociaciones de paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia.
Con la decisión implementada ayer, Cuba queda excluida de un paquete específico de sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), ligada al Departamento del Tesoro. Estas sanciones se aplican exclusivamente a los países que figuran en la lista y son implementadas por diversos departamentos, como los de Estado, Comercio, Defensa y Tesoro, y se refieren a comercio de armas, programas de ayuda y restricciones a relaciones comerciales.
Se aguardan ‘cambios monumentales’
Para el especialista Lawrence Ward, la decisión de sacar a Cuba de la lista de países promotores de terorismo “remueve un obstáculo significativo” en el proceso de recomposición de las relaciones entre Washington y La Habana. El embargo estadounidense a Cuba, codificado en diversas leyes, “permanecerá intacto pero esta remoción puede abrir la vía a otros cambios monumentales en las sanciones y restricciones”, dijo.
Ward también recordó que las entidades bancarias estadounidenses o con operaciones en Estados Unidos podrán ahora “adquirir tranquilidad” para establecer relaciones con la isla. La Sección de Intereses de Cuba en Washington (que volverá a ser la Embajada cubana en Estados Unidos) pasó más de un año sin disfrutar de servicios bancarios, ante los temores que las restricciones vigentes inspiraban en los bancos.
Desde el punto de vista económico, Jason Marczak, del grupo Atlantic Council, dijo que la permanencia de Cuba en esa lista era “una nube negra” sobre los esfuerzos de reaproximación entre los dos países.
“Éste es apenas un paso, pero un paso críticamente importante, en el forjado de una nueva relación bilateral”, señaló, para añadir que “es de interés de Estados Unidos impulsar el crecimiento de empresarios y el desarrollo de capital humano en Cuba”.
En medio de los aplausos a la decisión, la primera voz disonante surgió de un aliado político del presidente Obama, el senador cubano-estadounidense Robert Menéndez, un férreo opositor a cualquier tipo de entendimiento o aproximación a Cuba. “Esta política peligrosa y equivocada está causando que Estados Unidos comprometa valores fundamentales”, dijo Menéndez en una nota oficial. Agregó que la decisión era “terriblemente desconcertante”.