Calma y alta participación en los comicios de Guatemala
Incertidumbre. Ningún candidato logró capitalizar la indignación de la ciudadanía contra la corrupción
Los guatemaltecos acudieron ayer a las urnas de forma masiva y bajo una aparente calma para elegir a las autoridades que los gobernarán durante los próximos cuatro años, en unos comicios marcados por la crisis institucional que atraviesa el país derivada de varios casos de corrupción.
Los centros de votación cerraron a las 18.00 hora local (00.00 GMT) y según cifras preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), se superó el 50% de participación de los más de 7,5 millones de guatemaltecos habilitados para votar.
Las votaciones se celebraron bajo una tensa calma y no se reportaron grandes disturbios, a excepción de algunos bloqueos en los departamentos de Chimaltenango, Zacapa y El Progreso, o denuncias por el acarreo de votantes. El Instituto Centroamericano de Estudios para la Democracia (Demos) denunció “deficiencias” en el control electoral, y reportó actos de propaganda o acarreo de votos.
Dirigentes políticos y sociales, entre ellos la Premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, acudieron en la mañana a los centros electorales. Menchú, ataviada con una colorida indumentaria tradicional, hizo un llamamiento a los guatemaltecos a que acudan a las urnas y puedan ejercer su derecho a “expresar y participar”, a través de los mecanismos institucionales.
El presidente de Guatemala, Alejandro Maldonado, fue uno de los madrugadores, y tras emitir su voto instó a la ciudadanía a defender la democracia en su país, porque “el voto es un deber y un derecho para poder exigir”. Con apenas tres días en la presidencia, puesto en el que sustituyó al exgeneral Otto Pérez Molina, quien renunció y fue encarcelado provisionalmente por denuncias de corrupción en su contra, Maldonado auguró una jornada de paz, tranquilidad y conciliación.
Sondeos. La intención de voto la encabezó el comediante de derecha Jimmy Morales con el 25%, por encima del abogado derechista Manuel Baldizón (22,9%) y la ex primera dama Sandra Torres (18,4%), según la última encuesta publicada por la prensa local el jueves. Pero ninguno de los tres habría logrado el 50% de los votos necesarios para ganar en primera ronda, lo que anticipa una segunda vuelta el 25 de octubre. En total, en la carrera presidencial compiten 14 candidatos.
El futuro gobernante, que deberá asumir el 14 de enero, tendrá el desafío de devolver la esperanza a una Guatemala harta de los corruptos, agobiada por una pobreza que afecta al 54% de los 15,8 millones de pobladores, y una violencia generada por el narcotráfico y las pandillas que deja una tasa de 39 homicidios por cada 100.000 habitantes.
“Quien resulte electo debe tener claro que tendrá fiscalización de toda la población guatemalteca y, por supuesto, del Ministerio Público (Fiscalía), que investigará a quien corresponda, no importa si es el presidente, vicepresidente o cualquier funcionario”, dijo tras votar la fiscal general, Thelma Aldana. La fiscal fue parte de la investigación que reveló un esquema de corrupción que provocó la renuncia el jueves de Pérez y de su vicepresidenta, Roxana Baldetti, en mayo, ambos detenidos.
El TSE garantizó la transparencia de los comicios, que fueron observados por 2.000 expertos extranjeros y miles de guatemaltecos que integran misiones de verificación, además de 35.000 policías y 19.000 soldados.
Mitad de los electores votaron
Datos
Según cifras preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), se superó el 50% de participación de los más de 7,5 millones de guatemaltecos llamados a las urnas, para elegir al nuevo presidente, vicepresidente, 338 alcaldes, 158 diputados y 20 diputados al Parlamento Centroamericano. Las elecciones fueron controladas por 2.000 observadores extranjeros, 2.400 fiscales auxiliares.
El país puede propiciar un cambio en toda la región
El País
Valerie Julliand es la responsable de la ONU en Guatemala. De ella depende, en última instancia, el organismo de investigación que ha destapado los escándalos que han derribado al expresidente Otto Pérez Molina. Buena conocedora de la estructura institucional guatemalteca, defiende el movimiento de protesta y se muestra cauta ante el factor militar.
Para Julliand, lo que ha ocurrido en Guatemala, donde la sociedad civil, después de décadas de apatía y miedo, ha demostrado que puede organizarse y actuar contra el abuso del poder, puede ser el inicio de un cambio en toda la región, porque en esta época “en la que los movimientos se expanden rápidamente” los otros países se han dado cuenta de que también pueden luchar contra la corrupción.