La COP16 ‘se terminó’ hoy en la ciudad colombiana de Cali tras más de diez horas de negociaciones infructuosas sobre la financiación de la hoja de ruta para salvar la naturaleza de aquí a 2030, según confirmó a la AFP la presidenta de la cumbre Susana Muhamad.
«Se terminó (…) el gobierno colombiano hizo una gran movilización, el pueblo de Colombia puso todo, hubo un muy buen ambiente pero al final depende de las partes y del proceso de negociación», aseguró Muhamad, de rostro cansado y ojos acuosos.
Tras más de 10 horas de negociaciones que se extendieron hasta la madrugada, el quorum se rompió por la ausencia de delegados que partieron a sus hoteles o a tomar vuelos de regreso a sus países. Otros durmieron en la plenaria.
«Ahora tenemos que seguir adelante y trabajar con lo que tenemos», añadió Muhamad.
Los casi 200 países participantes no consiguieron el objetivo de aumentar hasta 200.000 millones de dólares anuales el gasto para implementar las metas fijadas en la COP15, entre ellas proteger el 30% del territorio y los mares del mundo.
Según el portavoz David Ainsworth, la COP16 solo fue ‘suspendida’ y se reanudará en una fecha aún por definir.
‘Incapaces’
La misión de la COP16, dos años después del acuerdo de Kunming-Montreal, era potenciar los tímidos esfuerzos del mundo por aplicar esta hoja de ruta diseñada para salvar el planeta y a los seres vivos de la deforestación, la sobreexplotación, el cambio climático y la contaminación, todos ellos causados por la actividad humana.
Pero luego de 12 días de negociaciones los países ricos, encabezados en Cali por la Unión Europea, Japón y Canadá no lograron ponerse de acuerdo con los del mundo en desarrollo, liderados por Brasil y el grupo africano.
Los primeros se rehusaron a crear un nuevo fondo para la naturaleza. Los segundos lo reclamaron enérgicamente, alegando que los fondos existentes son inaccesibles y poco equitativos
«Es una señal negativa que repercutirá en las demás negociaciones medioambientales de finales de año (clima, plásticos, desertificación), porque pone de manifiesto un profundo desacuerdo sobre la posibilidad política y técnica de realizar transferencias Norte-Sur», opinó Sébastien Treyer, del centro de investigación Iddri.
Sin embargo, la presidenta de la cumbre aplaudió dos decisiones alcanzadas a lo largo de la noche en vela en Cali: la aprobación de un fondo sobre beneficios derivados de datos genéticos de la naturaleza y la creación de un cuerpo para dar voz a los indígenas.
«Los gobiernos presentaron en Cali planes para proteger la naturaleza, pero fueron incapaces de movilizar el dinero para hacerlo realmente», explicó An Lambrechts, jefe de la delegación de Greenpeace en la COP16.
Con el lema de «Paz con la naturaleza», Colombia celebró la cumbre de biodiversidad más concurrida de la historia, con 23.000 delegados inscritos. También mantuvo al margen una guerrilla que amenazó la realización de la conferencia.
Lea:‘Plenaria de infarto’: tensión en la recta final de la COP16https://www.la-razon.com/mundo/2024/10/31/recta-final-de-infarto/
Dos victorias
En el mayor de sus logros, los delegados crearon un fondo para repartir los beneficios derivados de los datos de secuenciación genética (DSI) de animales y plantas con las comunidades de donde proceden.
Los datos se utilizan sobre todo en medicamentos y cosméticos y pueden generar ganancias de miles de millones a sus creadores.
Pero las comunidades que descubrieron la utilidad de una especie en primer lugar rara vez reciben beneficios.
El acuerdo sugiere que empresas de cierto tamaño que utilicen el DSI contribuyan con el 0,1% de sus ingresos o el 1% de sus utilidades a un fondo llamado «Fondo de Cali».
Con el puño en alto y vestidos con atuendos tradicionales los representantes de los pueblos originarios también festejaron la creación de un órgano que los reconoce como guardianes de la naturaleza.
«Es un momento sin precedentes en la historia de los acuerdos multilaterales sobre medioambiente», declaró Camila Romero, representante indígena de Chile.
Cita en Armenia
Los países desarrollados están comprometidos a aportar 30.000 millones de dólares anuales para la conservación de la naturaleza de aquí a 2030 (frente a unos 15.000 millones en 2022, según la OCDE).
Las negociaciones sobre como movilizar esos recursos resurgirán en la COP17, cuya sede acaba de ganar Armenia frente a su enemigo histórico Azerbaiyán.
El jefe de la ONU, Antonio Guterres, estuvo durante dos días en la cumbre con cinco jefes de Estado y decenas de ministros para dar un nuevo impulso a las conversaciones.
«El tiempo apremia. La supervivencia de la biodiversidad de nuestro planeta -y nuestra propia supervivencia- están en juego», dijo Guterres en un intento por «acelerar» la toma de decisiones.