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Después del éxito, las polémicas y tensiones socavan a la izquierda en Francia

La diputada del partido Europa Ecología-Los Verdes Sandrine Rousseau toma la palabra en una sesión en la Asamblea Nacional francesa, en París, el 2 de agosto de 2022.

Tres meses después de sus buenos resultados en las elecciones legislativas en Francia, el frente de izquierdas liderado por Jean-Luc Mélenchon se divide cada vez más, incluso sobre la cuestión de la violencia machista.

El presidente liberal Emmanuel Macron perdió en junio su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (cámara baja), en parte a causa del empuje de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), cuyos cuatro grupos parlamentarios suman 151 de 577 diputados.

La Nupes prometió una fuerte movilización con la reanudación de los debates parlamentarios en octubre, sobre todo contra la polémica reforma de las pensiones, pero esta alianza de comunistas, socialistas, ecologistas e izquierda radical no acaba de cuajar.

Este verano boreal, el líder de los comunistas, Fabien Roussel, y la diputada ecologista Sandrine Rousseau cruzaron públicamente una serie de reproches sobre diferentes temas como el consumo de carne o el valor emancipador del trabajo.

Según un sondeo reciente, un 63% de los simpatizantes de izquierdas consideran la Nupes como «una coalición electoral que podría en el futuro separarse e incluso desaparecer».

Y a dos semanas de la reanudación de los trabajos parlamentarios, uno de los posibles sucesores de Mélenchon al frente del principal partido de la Nupes -La Francia Insumisa- se encuentra sumido en un caso de violencia machista.

Su mentor enfrenta críticas además por apuntar a la policía, medios y redes sociales, cuando se reveló que la esposa de Adrien Quatennens señaló un caso de violencia doméstica, que terminó en la apertura de una investigación judicial.

Rápidamente, en un segundo tuit, reformuló su apoyo al diputado de 32 años: «Una bofetada es inaceptable en todos los casos. Adrien lo reconoce. Está bien».

Pero el tono del primer mensaje, sin tener en cuenta a la víctima, sembró la confusión en la izquierda y más allá.

«Es un gran malestar, pero es sobre todo la gestión de esta crisis lo que plantea un problema», afirma a la AFP Virginie Martin, politóloga y profesora de la Kedge Business School.

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Mélenchon «integró en teoría el Meetoo, pero no en la práctica», considera Martin, apuntando a las diferentes sensibilidades sobre estas cuestiones entre la generación del veterano político de 71 años y los jóvenes de su movimiento.

Capital político dilapidado

En una tribuna publicada por el diario Libération, 550 activistas feministas, algunas de ellas militantes de partidos de izquierda, cargaron contra «un sistema de protección de los agresores en política» y llamaron a un cambio feminista.

«Rechazamos militar con hombres autores de violencias, o con sus amigos cómplices», escriben, condenando con «la mayor firmeza la reacción de Jean-Luc Mélenchon y sus pares».

«Normalmente, tras el revuelo mediático, pasan algunas semanas, todo se acaba y las personas vuelven tranquilamente a sus puestos y ya no se habla más», indica Virginie Martin, quien duda que en esta ocasión ocurra así.

El caso salpicó de rebote a Julien Bayou, uno de los líderes de los ecologistas, después que su compañera de partido Rousseau hiciera públicas las acusaciones de violencia psicológica a su expareja.

Bayou, de 42 años, fue apartado de sus funciones como copresidente del grupo parlamentario ecologista, mientras se investiga el caso a nivel interno.

Durante las legislativas, «la Nupes dio una imagen renovada de la izquierda», pero ahora con todas las controversias parece que «es el relato de la izquierda dividida, inaudible», apunta Rémi Lefebvre, profesor de Ciencias Políticas.

La lucha contra la violencia machista es además una de las principales batallas de la izquierda, que meses atrás salió en tromba para criticar a Macron por nombrar como ministro a Damien Abad, acusado de violación. Duró 45 días en el cargo.

Las polémicas en la izquierda parecen mostrar que la Nupes «ya dilapidó» parte de su «capital político», según Lefebvre, quien no tiene claro que la coalición acabe estallando ya que ninguno de los partidos que la componen tiene «un plan B».