Votar y elegir
Con apego a nuestra tradición electoral, que haya una jornada de votación tranquila y ordenada.
Tras un calendario electoral de 120 días, las y los bolivianos volvemos hoy a las urnas. Esta vez para elegir gobernantes y representantes locales, regionales y departamentales. Con este proceso concluye el ciclo que nos ocupó varios años en medio de una fuerte crisis político-institucional. Se espera una jornada tranquila y participativa, con resultados aceptados por todos.
Postergados durante cerca de un año con prórroga de mandato de las autoridades electas el año 2015, los comicios subnacionales 2021 completan la conformación del tablero político-institucional en el país. Más de 7,1 millones de personas están habilitadas para votar este domingo. 122 organizaciones y alianzas políticas, nada menos, compiten por casi cinco mil cargos (entre titulares y suplentes) en todo el país. Se han impreso para ello 14 millones y medio de papeletas. Es la hora de la decisión ciudadana.
La elección directa de gobernadores, alcaldes, asambleístas departamentales, concejales municipales y algunas autoridades regionales es resultado de un doble proceso de democratización y distribución del poder. Por un lado, la ampliación de la democracia representativa, que más allá de la elección del binomio presidencial y de los representantes nacionales, ahora llega a los territorios. Por otro lado, el proceso autonómico en el marco del nuevo modelo de Estado asumido en la Constitución Política.
Los comicios de esta jornada, pues, son importantes por varias razones. Primero porque reafirman la voluntad ciudadana expresada en las urnas como fuente de legitimidad del ejercicio del poder político. Segundo, pues amplían el escenario de la representación política más allá de los partidos, con la inclusión de agrupaciones ciudadanas y organizaciones indígenas. Y tercero, entre otras cuestiones, porque configuran la división vertical del poder, en tanto contrapeso del nivel central del Estado.
¿Qué podemos esperar hoy? Con apego a nuestra tradición electoral, que haya una jornada de votación tranquila y ordenada. Es deseable también una amplia participación ciudadana, seguramente menor que la registrada el año pasado. En el actual contexto, se espera el cumplimiento de todas las medidas establecidas en el protocolo de bioseguridad implementado por el TSE. Al final del día, es necesario un cómputo transparente de los votos. Y, como principio democrático, que los resultados se respeten.
Hoy estamos convocados a las urnas. Más de 200 mil ciudadanas y ciudadanos como nosotros, seleccionados por sorteo, tendrán la responsabilidad de garantizar el proceso en las mesas de votación. Habrá observación electoral nacional (la “misión” de la deslegitimada OEA no cuenta). Y, lamentablemente, no tendremos un sistema oficial de resultados preliminares. Pensemos bien en los cinco votos que debemos emitir. Y cuidemos, entre todas y todos, la competitividad del proceso, que es cuidar la democracia.