El expresidente Jorge Tuto Quiroga considera que el narcotráfico es uno de los mayores retos para Latinoamérica, cuando la región vive un buen momento económico y se han fortalecido las democracias, con excepciones como Venezuela o su propio país.

   «La criminalidad, la inseguridad y ese matrimonio incestuoso con el narcotráfico es la mayor preocupación que tengo para una región que está en un buen momento económico, que ha fortalecido democracias con algunas excepciones, como los países Alba, que salió indemne de la crisis Lehman y ahora sigue en pie con la crisis euro», afirma Quiroga, en entrevista con Efe.

   El exmandatario, que participó en una sesión sobre América Latina en el Campus Faes 2012, señala que éste es «un tema urticante», con manifestaciones como los altísimos índices de criminalidad de Centroamérica, que «con una población sumada casi similar a la de España, tiene 45 veces más asesinatos».

   «El narcotráfico nunca podrá acabar con México, pero sí con países pequeños, como Guatemala o Honduras», advierte. Para Quiroga, que fue presidente de Bolivia entre 2001 y 2002, «existe una suerte de fusión corporativa entre carteles mexicanos, pandillas centroamericanas, productores de coca y droga andinos y mafias de distribución brasileras, que trabajan juntos, mientras que los gobiernos no se han integrado contra eso».

   Por ello, cree que tras las elecciones del pasado domingo en México y el triunfo del PRI «va a ser un tema dominante, porque es de interés para Estados Unidos, México, Europa y Brasil. A Brasil le vienen Olimpiadas, mundial de Fútbol, y no los puede llevar a adelante de una forma tranquila si no limpia las mafias de distribución de droga en Río y Sao Paulo», asegura.

   Todo ello en momentos en que la región vive «la bonanza china», una situación económica muy favorable debido, en gran parte, a los altos precios de las materias primas.

   Como en Bolivia, donde las exportaciones pasaron de unos 1.200 millones de dólares hace 8 años hasta alcanzar 9.000 millones el año pasado.

   Pese a la buena situación económica en Bolivia, la popularidad del presidente Evo Morales ha caído mucho, lo que Quiroga atribuye a «la dimensión política de lo que hace el Gobierno».

   Cree que «la persecución sistemática de todo el que piensa diferente», el acoso a la oposición y conflictos como el plan de construir una carretera en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), que ha llevado a fuertes protestas y represión, «ha causado un enorme desgaste del Gobierno».

   «Los indígenas amazónicos tienen una posición absolutamente racional y justificada, que se preserve un parque nacional que además es territorio indígena», afirma el exmandatario derechista.

   «Jamás en la historia alguien ha planteado hacer una carretera a través de un parque nacional, y que es además territorio indígena. Ni el político más proclive al desarrollo acelerado y contrario al medio ambiente lo plantearía. Ni lo haría en EEUU el republicano más rabioso», asegura.

   Respecto a las elecciones en Venezuela del próximo 7 de octubre, donde la oposición aspira a sacar del poder a Hugo Chávez, Quiroga las considera «críticas para los que queremos  democracia, libertad, respeto a la propiedad, y que no queremos que se dictamine quien gobierna un país de América Latina desde Venezuela gracias a su petróleo».

   «La oposición está ahora unida, pero nunca hay que subestimar al presidente de Venezuela, algo que se ha hecho durante mucho tiempo, sobre todo en las capitales sofisticadas, como en Europa, porque era fácil criticarlo como una suerte de Cantinflas tropical», afirma Quiroga.

   Pero añade que «los que le hemos conocido sabemos que es un hombre extremadamente talentoso, una mezcla comunicacional potente… una mezcla de CNN, con canales de música, de historia, de comedia, religioso».

   «Y cuando la gente ve que se pone a cantar, a contar cuentos, es fácil cantinflearlo, pero finalmente si habla cuatro horas y solo es discurso político, usted apagaría la televisión», subraya.

   El expresidente cree que la enorme influencia que tuvo Chávez por su enorme capacidad de financiar proyectos en el exterior ha mermado por los problemas internos.

   «En 2008, en voto secreto, real, efectivo, Venezuela tenía 22 de 34 votos en la OEA… Ahora tiene mayor grado de control pero sólo en cuatro países, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba y, en menor medida, Ecuador», concluye.