La adormecida campaña electoral se ha agitado en la última semana con los dimes y diretes de los opositores, las denuncias cruzadas de “guerra sucia” y las insistentes convocatorias del expresidente  Jorge Quiroga a un debate con el industrial cementero. El candidato del PDC aparece explícitamente aspirando a pelear el segundo lugar que Samuel Doria Medina ocupa en todas las encuestas de intención de voto publicadas entre julio y septiembre.

Ambos candidatos —más allá del resultado del 12 de octubre— se estarían jugando el liderazgo opositor de centro derecha y su posicionamiento con miras a las elecciones subnacionales de 2015 y, en ese sentido, lo que se estaría disputando es el perfil y la configuración de este importante sector de la oposición para los próximos cinco años.

ESCENARIOS. Parecería que el apuro de Quiroga y de sus apoyos en departamentos con gran caudal de voto opositor, como Santa Cruz, Beni o Tarija, tiene que ver con acumular las mejores condiciones para catapultar electoralmente a sus postulantes a gobernadores y alcaldes el próximo año.

Doria Medina, por su lado, además de la preocupación acerca de los escenarios de las elecciones subregionales, estaría viendo al exmandatario como una amenaza real en el más corto plazo, pues intuye que un eventual crecimiento del aspirante del PDC se daría a costa de los posibles votos que lo podrían consolidar como la principal alternativa a Evo Morales y que además le garantizarían un número importante de escaños a su partido y a sus aliados.

Dicho esto, los escenarios numéricos indican, en primer lugar, que el “efecto Navarro” ha existido, pero que ha sido módico, y sobre todo que no ha logrado ser capitalizado por Quiroga: la última medición disponible, que es la de Equipos Mori recolectada en la primera semana de septiembre, indica que el empresario cayó tres puntos desde agosto, mientras que el postulante del PDC subió solo uno, todo esto en una encuesta de +/-2,2% de error.

A la espera de nuevas mediciones, el tan comentado “crecimiento” de Jorge Quiroga se limita a tres o cuatro puntos porcentuales en dos meses, desempeño modesto aunque apreciable considerando la precariedad de sus recursos económicos y soportes territoriales.

Las posibilidades que tendría Quiroga de subir su nivel de apoyo a costa de Doria Medina se ven limitadas: la encuesta de Ipsos en agosto indicaba que solo 28% de quienes votarían por Doria Medina tenían como segunda opción a Quiroga; vale decir, que las posibilidades —de momento— de una migración masiva de estos votantes hacia el candidato del PDC serían bajas. Concomitantemente, según la misma medición, el 42% de quienes votarían por Quiroga tendrían como segunda opción a Doria Medina, es decir que el expresidente sería, al contrario de lo que se está comentando, el más vulnerable a una fuga de votantes.

El duelo de dos aspirantes de centro derecha por el segundo lugar tampoco es novedoso. En 2009, los protagonistas fueron Manfred Reyes Villa y Samuel Doria. A un mes del escrutinio de ese año las encuestas mostraban al líder del MAS, Evo Morales, con 55% de intención de voto, al exalcalde con 18%, a Doria Medina con 10% y 15% de indefinidos. El resultado final fue ilustrativo del comportamiento de los electores ante estos dilemas: 27% para el opositor cochabambino y 6% para el paceño. Es decir, existió una clara tendencia a votar “útil” que habría favorecido a Reyes Villa y de-sinflado a Samuel Doria Medina en el último trecho de la campaña. No debería extrañar, por tanto, que en estos días “los samuelistas” sean los más fervientes creyentes en los sondeos mientras éstos los ratifiquen en un cómodo segundo lugar, en tanto que los “tutistas” obviamente dirán no creer en estas mediciones, pues lo último que se pierde en la vida es la esperanza, quién sabe, en una de esas…